Hay una isla en Entrepeñas que está a punto de emerger
La bruma mañanera se posa sobre el Embalse de Entrepeñas como un velo tenue, dejando entrever perfiles que cambian con la luz. El agua, quieta y azul, refleja los cantiles rojizos que anuncian la llegada a Sacedón.
FOTOS: TURISMO SACEDÓN (Imagen de 2019)
En este paisaje, a finales de 2019, algunos vecinos comenzaron a notar algo extraño: una forma oscura bajo la lámina de agua, como si el embalse guardara un secreto a punto de revelarse. Este fenómeno, a priori extraño es, por desgracia, muy conocido por los vecinos del entorno cada vez que el embalse se ve sangrado por el trasvase al Segura.
Desde entonces, el nivel de Entrepeñas -uno de los dos embalses que forman la cabecera del Tajo junto a Buendía- ha fluctuado según las lluvias y las necesidades trasvasistas. Cada descenso de la cota deja históricamente entrever un poco más ese relieve sumergido.
Situación actual del púlpito, a punto de emerger, según la Oficina de Turismo de Sacedón.
Hoy, la historia vuelve a repetirse
Según los datos oficiales de la Confederación Hidrográfica del Tajo, esta misma semana Entrepeñas registra 531,71 hectómetros cúbicos, muy lejos de sus 813 hm³ máximos. El conjunto Entrepeñas-Buendía almacena 1.299,32 hm³, apenas el 51,6 % de su capacidad total.
Este retroceso, aunque habitual en años secos y en contextos de trasvase, tiene un efecto visible: el embalse revela paisajes que permanecían ocultos.
Y uno de ellos está muy cerca de volver a la luz.
El misterio del islote sumergido
En Sacedón, sobre todo entre quienes frecuentan las aguas para actividades náuticas, se habla desde hace décadas de un pequeño islote que es más visible según el pantano va bajando a niveles especialmente reducidos. Alrededor de 2020, la Oficina de Turismo de Sacedón publicaba fotografías donde podía verse un montículo de tierra sobresaliendo frente a un enclave geológico espectacular: la Boca del Infierno.
Con el ascenso de las aguas en temporadas posteriores, el islote volvió a desaparecer. Pero, como confirma la propia Oficina de Turismo de Sacedón, a día de hoy:
“Hace aproximadamente dos años que perdimos de vista el islote llamado El Púlpito, delante de la Boca del Infierno. Aunque todavía no es visible, apenas le quedan de 2 a 3 metros de agua para emerger del embalse.”
El mensaje continúa con una denuncia de la situación hídrica -amparada en sentencias del Tribunal Supremo sobre los límites de explotación del trasvase- y un aviso inquietante:
si la tendencia continúa, el islote podría reaparecer en poco más de un mes.

Avanzar en barco hacia una presencia que aún no se ve
En 2019 ya detalló que la altitud del pequeño montículo frente a la Isla del Castillejo rondaba los 701 metros, y que solo 2 metros lo separaban entonces de quedar sumergido por completo.
Ahora ocurre lo inverso: son los metros de agua los que faltan para que vuelva a mostrarse.
Navegar estas aguas ofrece la mejor perspectiva. Saliendo desde Sacedón, diversas empresas locales permiten llegar en barco a la zona donde reaparecería el islote. Aunque invisible bajo la superficie, su presencia modifica el color del fondo: un contraste más pálido que anticipa la tierra oculta. Irrumpe, así, la sensación de aproximarse a un enclave que parece suspendido entre dos mundos: el acuático y el terrestre.
Un regreso tan bello como agridulce
Que El Púlpito vuelva a emerger atraerá sin duda a amantes del turismo de naturaleza. La zona es parte fundamental del Mar de Castilla, con paredes calcáreas, aguas profundas y rutas que combinan historia, geología y deporte.
Pero su reaparición también es un signo visible del descenso del nivel de Entrepeñas.
Un descenso que, según asociaciones, vecinos y el propio Ayuntamiento en reiteradas ocasiones, responde a la combinación de escasas lluvias, sequía prolongada y un régimen de trasvase que castiga la cabecera del Tajo.
El embalse embellece -porque la naturaleza se reinventa incluso en los retrocesos-, pero revela una fragilidad que preocupa.