Javier Bardem hace historia y gana el primer Oscar para un actor español
01/10/2010 - 09:45
Por: ANGÉLICA MARTÍNEZ. COLPISA
Llegó como favorito y se consagró. Por primera vez en la historia de los Oscar, un actor español ha conseguido el prestigioso premio de la Academia de Hollywood. Javier Bardem levantó la pasada madrugada la estatuilla dorada que le acredita como mejor actor secundario por su interpretación del inquietante y aterrador asesino en serie Anton Chigurh de No es país para viejos, cinta de los hermanos Coen, la gran triunfadora la noche del domingo.
Era uno de los Oscar más seguros de la noche y la suerte no le dio la espalda. Javier Bardem ha hecho historia al convertirse en el primer actor español en ganar un premio de la Academia de Hollywood. Bardem se llevó la estatuilla como mejor actor de reparto por su magistral interpretación del despiadado asesino Anton Chigurh en No es país para viejos, la cinta de los hermanos Coen, que se convirtieron en los grandes triunfadores de la noche al hacerse también con los premios a mejor película, mejor dirección y mejor guión adaptado. Bardem dedicó el Oscar a los Coen, a todos sus compañeros de reparto, a toda España y, especialmente, a su madre y a su familia por engrandecer la profesión cuando "ser actor era una expresión de libertad y valentía". Pero la alegría no fue completa para el cine español, ya que el compositor donostiarra Alberto Iglesias volvió a quedarse a las puertas de la gloria y no pudo conseguir el Oscar a la mejor banda sonora.
El tío Oscar cumplía 80 años y Bardem fue uno de los invitados de honor en su fiesta. Haciendo buenos todos los pronósticos, el actor canario se alzó con el premio a la mejor interpretación de reparto. Un galardón que esperaba sentado en las primeras filas del patio de butacas del teatro Kodak de Los Angeles flanqueado por su madre, Pilar Bardem, y por el mítico Jack Nicholson, pertrechado tras sus sempiternas gafas de sol. Inmejorable compañía, que demuestra que en Hollywood nada se deja al azar.
La incertidumbre, si es que había alguna después de todos los premios y reconocimientos cosechados por el actor español, duró poco y a las 3.17 horas de la madrugada (hora española), Bardem pasó a formar parte del selecto grupo de los oscarizados. Fue Jennifer Hudson, que el año pasado se hizo con el Oscar a la mejor actriz de reparto por Dreamgirls, la que entregó la estatuilla a un exultante Bardem que comenzó su discurso agradeciendo el premio a los hermanos Coen, "por estar tan locos como para creen en mí y por hacerme el peor corte de pelo de la historia" y a todos sus compañeros de reparto.
"Y esto lo tengo que decir en español", continuó Bardem, y ya en castellano, y mirando a su madre que lloraba desde la primera fila, proclamó mientras empuñaba en alto su estatuilla: "Mamá, esto es para ti, para tus abuelos, para tus padres, Rafael y Matilde, esto es por los cómicos de España que han traído como tú la dignidad y el orgullo a nuestro oficio. Esto es para España y para todos vosotros".
Como mola mi pistola
Ya más tranquilo en un hotel en el que tras la gala atendió a los medios españoles, señaló que "en el caso de que sucediese el milagro", su intención con su discurso era, además de hacer llorar a su madre, "resaltar la importancia de la dinastía de los Bardem" cuando "ser actor era una expresión de libertad y valentía en el régimen de Franco" y ensalzar "la palabra cómico, una palabra que está siendo denostada y que entraña mucho orgullo". El actor también se refirió a su ilustre compañía, y confesó que "cuando me han sentado al lado de Jack Nicholson he dicho: 'como mola mi pistola'" y aseguró que recibir un Oscar es, en última instancia, una cuestión de "azar".
Bardem culminaba así su ascenso al Olimpo de las estrellas de Hollywood en un año en el que su interpretación del perturbado e inhumano asesino de No es país para viejos le ha valido 16 premios, entre ellos el Globo de Oro y el BAFTA británico. El actor español, que ya estuvo nominado al mejor actor protagonista en 2001 por Antes que anochezca, se impuso a Hal Holbrook por Hacia rutas salvajes; Casey Affleck por El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford; Philip Seymour Hoffman por La guerra de Charlie Wilson; y Tom Wilkinson por Michael Clayton.
La de Bardem fue una de las cuatro estatuillas que se llevó No es país para viejos que se hizo con la mitad de los ocho galardones a los que estaba nominada. El film de Joel y Ethan Coen se alzó con el premio al mejor guión adaptado, mejor dirección y mejor película imponiéndose a Michael Clayton, Juno, Pozos de ambición y Expiación. Los Coen se convirtieron así en los grandes triunfadores de una gala plana que, conducida de nuevo por el humorista Jon Stewart discurrió sin grandes sorpresas y con un ritmo algo encorsetado. Puede que el hecho de que el guión de la ceremonia se haya elaborado en apenas diez días, desde que los guionistas estadounidenses decidieron poner fin a la huelga, tuviera algo que ver.
Noche de actrices
Fuera de la expectación levantada por la candidatura de Bardem, la de los Oscar fue una noche de actrices. Jennifer Garner, esposa de Ben Affleck, fue la primera aparición estelar de la noche al entregar el premio al mejor vestuario. El triunfo de la Swinton tuvo algo de sorpresa porque enfrente tenía a Cate Blanchett, nominada por I'm Not There. Y más sorprendente fue el galardón concedido a la francesa Marion Cotillard por La vida en rosa, cuando la apuesta segura era la veterana Julie Chistie por Lejos de ella. A sus 32 años, muy emocionada y casi sin palabras", la Cotillard dijo que sí, es cierto que hay ángeles en esta ciudad. Ganar este Oscar es surrealista, esta película ha sido toda una gran aventuras y estoy agradecida por todo lo que me ha dado, siento que dentro de mí tengo fuegos artificiales estallando", añadió la actriz gala, la segunda que obtiene este trofeo por un filme de habla no inglesa tras Sofía Loren por Dos mujeres. Después, la premiada cantó una estrofa de la mítica canción Padam, padam y se ganó la ovación de la noche. Más actrices, aunque esta vez para entregar. Seria y espectacular, nuestra Penélope Cruz anunció el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, que fue a manos de la austriaca Los falsificadores. Es la primera vez que este país obtiene plaza en el exclusivo palmarés hollywoodiense.
El tío Oscar cumplía 80 años y Bardem fue uno de los invitados de honor en su fiesta. Haciendo buenos todos los pronósticos, el actor canario se alzó con el premio a la mejor interpretación de reparto. Un galardón que esperaba sentado en las primeras filas del patio de butacas del teatro Kodak de Los Angeles flanqueado por su madre, Pilar Bardem, y por el mítico Jack Nicholson, pertrechado tras sus sempiternas gafas de sol. Inmejorable compañía, que demuestra que en Hollywood nada se deja al azar.
La incertidumbre, si es que había alguna después de todos los premios y reconocimientos cosechados por el actor español, duró poco y a las 3.17 horas de la madrugada (hora española), Bardem pasó a formar parte del selecto grupo de los oscarizados. Fue Jennifer Hudson, que el año pasado se hizo con el Oscar a la mejor actriz de reparto por Dreamgirls, la que entregó la estatuilla a un exultante Bardem que comenzó su discurso agradeciendo el premio a los hermanos Coen, "por estar tan locos como para creen en mí y por hacerme el peor corte de pelo de la historia" y a todos sus compañeros de reparto.
"Y esto lo tengo que decir en español", continuó Bardem, y ya en castellano, y mirando a su madre que lloraba desde la primera fila, proclamó mientras empuñaba en alto su estatuilla: "Mamá, esto es para ti, para tus abuelos, para tus padres, Rafael y Matilde, esto es por los cómicos de España que han traído como tú la dignidad y el orgullo a nuestro oficio. Esto es para España y para todos vosotros".
Como mola mi pistola
Ya más tranquilo en un hotel en el que tras la gala atendió a los medios españoles, señaló que "en el caso de que sucediese el milagro", su intención con su discurso era, además de hacer llorar a su madre, "resaltar la importancia de la dinastía de los Bardem" cuando "ser actor era una expresión de libertad y valentía en el régimen de Franco" y ensalzar "la palabra cómico, una palabra que está siendo denostada y que entraña mucho orgullo". El actor también se refirió a su ilustre compañía, y confesó que "cuando me han sentado al lado de Jack Nicholson he dicho: 'como mola mi pistola'" y aseguró que recibir un Oscar es, en última instancia, una cuestión de "azar".
Bardem culminaba así su ascenso al Olimpo de las estrellas de Hollywood en un año en el que su interpretación del perturbado e inhumano asesino de No es país para viejos le ha valido 16 premios, entre ellos el Globo de Oro y el BAFTA británico. El actor español, que ya estuvo nominado al mejor actor protagonista en 2001 por Antes que anochezca, se impuso a Hal Holbrook por Hacia rutas salvajes; Casey Affleck por El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford; Philip Seymour Hoffman por La guerra de Charlie Wilson; y Tom Wilkinson por Michael Clayton.
La de Bardem fue una de las cuatro estatuillas que se llevó No es país para viejos que se hizo con la mitad de los ocho galardones a los que estaba nominada. El film de Joel y Ethan Coen se alzó con el premio al mejor guión adaptado, mejor dirección y mejor película imponiéndose a Michael Clayton, Juno, Pozos de ambición y Expiación. Los Coen se convirtieron así en los grandes triunfadores de una gala plana que, conducida de nuevo por el humorista Jon Stewart discurrió sin grandes sorpresas y con un ritmo algo encorsetado. Puede que el hecho de que el guión de la ceremonia se haya elaborado en apenas diez días, desde que los guionistas estadounidenses decidieron poner fin a la huelga, tuviera algo que ver.
Noche de actrices
Fuera de la expectación levantada por la candidatura de Bardem, la de los Oscar fue una noche de actrices. Jennifer Garner, esposa de Ben Affleck, fue la primera aparición estelar de la noche al entregar el premio al mejor vestuario. El triunfo de la Swinton tuvo algo de sorpresa porque enfrente tenía a Cate Blanchett, nominada por I'm Not There. Y más sorprendente fue el galardón concedido a la francesa Marion Cotillard por La vida en rosa, cuando la apuesta segura era la veterana Julie Chistie por Lejos de ella. A sus 32 años, muy emocionada y casi sin palabras", la Cotillard dijo que sí, es cierto que hay ángeles en esta ciudad. Ganar este Oscar es surrealista, esta película ha sido toda una gran aventuras y estoy agradecida por todo lo que me ha dado, siento que dentro de mí tengo fuegos artificiales estallando", añadió la actriz gala, la segunda que obtiene este trofeo por un filme de habla no inglesa tras Sofía Loren por Dos mujeres. Después, la premiada cantó una estrofa de la mítica canción Padam, padam y se ganó la ovación de la noche. Más actrices, aunque esta vez para entregar. Seria y espectacular, nuestra Penélope Cruz anunció el Oscar a la mejor película de habla no inglesa, que fue a manos de la austriaca Los falsificadores. Es la primera vez que este país obtiene plaza en el exclusivo palmarés hollywoodiense.