Jordi Gracia desmonta los tópicos del exilio cultural español en el ensayo 'A la intemperie'
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
El autor Jordi Gracia aborda en su nuevo ensayo, 'A la intemperie' (Anagrama), el exilio de los intelectuales españoles durante el Franquismo, desde una óptica que se aleja de referencias políticas y que, a través de la dimensión humana de sus protagonistas, le permite desmitificar algunas ideas muy generalizadas.
El nuevo libro de Gracia es "un ensayo ágil, sin notas, pero impregnado de erudición", según la definición de su editor, Jorge Herralde, y se estructura en varios capítulos que desgranan la situación del exilio durante los primeros años del Franquismo, evidenciando que no estuvo tan desconectado de la realidad española como se cree, rompe el "patrón trágico" con el que normalmente se identifica, y aborda la vuelta de unos escritores desubicados en la España de la Transición y la Democracia.
Gracia explicó hoy en la presentación del ensayo en Barcelona que uno de sus objetivos es "romper la idea de que el olvido y la desatención hacia el exilio estuvo presente durante todo el Franquismo", y aseguró que, aunque en los años 40 era "imposible", a partir de los 60 se tejió una "red" de canales privados por la que se distribuían los libros y que conectaba a los escritores exiliados con los que permanecieron en España.
El autor también quiso desmontar la imagen nostálgica y unitaria del exilio cultural, y en el segundo capítulo del ensayo se dedica a demostrar que, a pesar de que el exilio, "es un trauma desde el primer momento", hubo "una inmensa variedad de respuestas".
Gracia reivindica así la capacidad que tuvieron muchos intelectuales para rehacer su vida, "hasta el punto de que agradecieron el exilio como una forma de maduración personal", y citó los casos de Josep Lluís Sert, Luis Buñuel, y Francisco Ayala, que, "vivieron momentos de plenitud en el exilio", en su opinión. Para hacer estas consideraciones, Gracia se apoya en diarios y epistolarios privados, que no han visto la luz hasta que los protagonistas han fallecido.
El ensayo termina con un capítulo de título revelador, 'Democracia caníbal'. En él, el autor descarta que al llegar la Transición los escritores exiliados fueran relegados al olvido. En su opinión, se "escondieron" por una cuestión de supervivencia.
"El futuro democrático no se podía construir sobre rostros de la guerra", afirmó Gracia, que asumió que los políticos socialistas Felipe González y Alfonso Guerra sabían que el exilio no era "útil" para el futuro de la democracia, deseosa de savia nueva.
"No hubo un abandono. Simplemente, su tiempo había pasado", dijo, recordando que los jóvenes de los años 70 preferían leer a escritores como Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Manuel Vázquez Montalbán y Juan Marsé.
Tras publicar ensayos de temática similar, como 'La resistencia silenciosa' --Premio Anagrama de Ensayo en 2004--, y 'Estado y cultura. El despertar de una conciencia crítica bajo el franquismo', Gracia condensa en 'A la intemperie' una idea que se podría resumir en una frase que el propio autor consideró como una de sus favoritas: "El exilio vivió en vilo, pero también logró vivir de veras".
Gracia explicó hoy en la presentación del ensayo en Barcelona que uno de sus objetivos es "romper la idea de que el olvido y la desatención hacia el exilio estuvo presente durante todo el Franquismo", y aseguró que, aunque en los años 40 era "imposible", a partir de los 60 se tejió una "red" de canales privados por la que se distribuían los libros y que conectaba a los escritores exiliados con los que permanecieron en España.
El autor también quiso desmontar la imagen nostálgica y unitaria del exilio cultural, y en el segundo capítulo del ensayo se dedica a demostrar que, a pesar de que el exilio, "es un trauma desde el primer momento", hubo "una inmensa variedad de respuestas".
Gracia reivindica así la capacidad que tuvieron muchos intelectuales para rehacer su vida, "hasta el punto de que agradecieron el exilio como una forma de maduración personal", y citó los casos de Josep Lluís Sert, Luis Buñuel, y Francisco Ayala, que, "vivieron momentos de plenitud en el exilio", en su opinión. Para hacer estas consideraciones, Gracia se apoya en diarios y epistolarios privados, que no han visto la luz hasta que los protagonistas han fallecido.
El ensayo termina con un capítulo de título revelador, 'Democracia caníbal'. En él, el autor descarta que al llegar la Transición los escritores exiliados fueran relegados al olvido. En su opinión, se "escondieron" por una cuestión de supervivencia.
"El futuro democrático no se podía construir sobre rostros de la guerra", afirmó Gracia, que asumió que los políticos socialistas Felipe González y Alfonso Guerra sabían que el exilio no era "útil" para el futuro de la democracia, deseosa de savia nueva.
"No hubo un abandono. Simplemente, su tiempo había pasado", dijo, recordando que los jóvenes de los años 70 preferían leer a escritores como Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier, Manuel Vázquez Montalbán y Juan Marsé.
Tras publicar ensayos de temática similar, como 'La resistencia silenciosa' --Premio Anagrama de Ensayo en 2004--, y 'Estado y cultura. El despertar de una conciencia crítica bajo el franquismo', Gracia condensa en 'A la intemperie' una idea que se podría resumir en una frase que el propio autor consideró como una de sus favoritas: "El exilio vivió en vilo, pero también logró vivir de veras".