Jorge Guerricaechevarría: "30 Monedas bebe de muchas cosas que tienen que ver con el Día de la Bestia"

09/12/2020 - 14:04 J. Pastrana

Coguionista de la serie de fantasía y terror más apabullante que ha dado este país, sin Jorge Guerricaechevarría a su lado, la carrera de Álex de la Iglesia no sería la misma. No en vano, ha sido coautor de casi todos los guiones que ha rodado. Ahora nos habla, entre otras cosas, de su último proyecto juntos, estas 30 Monedas que llegan apadrinadas por HBO.

Fotografías: Manolo Pavón.

 

A lo mejor su nombre no les suena, pero ha sido la otra mitad del cerebro de Álex de la Iglesia desde su primer cortometraje, Mirindas Asesinas. Ha hecho con él un viaje de años y décadas, compartiendo intereses que permiten ligar 30 Monedas, la producción de terror que les ha unido con HBO, a la inolvidable El Día de la Bestia. Y compartiendo también temores que han llevado a convertir las alturas en un lugar recurrente de su cine. Además, este incansable guionista ha trabajado con otros grandes nombres del cine español, como Paco Plaza, Daniel Calparsoro y Daniel Monzón, entre otros. Hablamos con él sobre 30 Monedas y, básicamente, lo que surja. 
 

Felicidades por la repercusión y la buena acogida que está teniendo ‘30 monedas’.
Pues sí, estamos muy contentos. 

El primer capítulo va como un tiro. De hecho, va tan al grano que es como si se le hubieran eliminado las escenas de transición.  
Es un ritmo que nos gusta mantener. A mi no me gustan las series que están aguadas, esponjadas. Cuando veas el resto de los capítulos, verás que no pasa como en otras series, que tienen un piloto con un ritmo muy trepidante y luego la cosa se tranquiliza. No, en general todos los capítulos tienen un ritmo muy cinematográfico.   

 

La serie está dirigida por Álex de la Iglesia

Pues cuando uno ve ese primer capítulo, lo primero que piensa es “¿cómo van a hacer para mantener este ritmo?”.  
Es una cosa que nos ha dicho mucha gente, qué va a pasar después si ya ha pasado de todo, pero sí, pasarán muchas cosas. El formato serie permite una narración más prolongada, en la que pueda haber situaciones muy diferentes, y yo creo que la gente se sorprenderá.

Es inevitable pensar en El Día de la Bestia al ver la serie. 
La verdad es que hay paralelismos. Cuando empezamos a preparar el Día de la Bestia, nos documentamos en muchos temas que tienen que ver con los entresijos de la iglesia y de dónde vienen nuestras creencias, a qué se superponen. Aunque a lo largo de muchos años hemos dejado ese tema del demonio ahí aparcado, siempre nos ha interesado. Cuando hicimos El Día de la Bestia empezaban a introducirse los manuscritos del Mar Muerto. Empezaba a haber las primeras transcripciones y ahora hemos podido manejar el Evangelio de Judas y otros documentos que casi 30 años después están disponibles. Sí, bebe de muchas cosas que tienen que ver con el Día de la Bestia.  

Da la sensación de que es un proyecto con el que lleváis bastante tiempo en mente, pero que ha sido ahora cuando se han dado las condiciones para sacarlo adelante. 
Aciertas bastante. Llevamos igual 7 años con este proyecto en la cabeza y de hecho hemos tenido alguna oportunidad de llevarlo a la práctica, pero pensamos que no íbamos a poder hacer lo que queríamos. Era un momento en el que tenías que contar con las televisiones generalistas y la forma en que se hacían las series iba a devaluar mucho la idea, estar sometidos a las reglas de que sean para toda la familia y tengan tramas familiares... esas reglas ahora se han roto un poco con las plataformas. Se ha abierto una compuerta para que salgan ideas que antes no tenían cabida. Ahora hay más libertad para pesar en cómo plantear una serie.

 

Los protagonistas deberán hacer frente a situaciones demoníacas.

Es que, si 30 Monedas se hiciera a nivel nacional, sería para un público demasiado minoritario, sobre todo teniendo en cuenta el presupuesto que requiere, pero al acceder a una plataforma mundial como HBO, ese público minoritario se convierte en masivo.  
Tenemos casos reales en los que hemos visto cómo pasan estas cosas. La Casa de Papel se estreno en una cadena generalista, como una apuesta muy interesante por parte de este canal, pero no tuvo un resultado de audiencia muy espectacular y de hecho se canceló a la segunda temporada. Y cuando la retoma una de estas nuevas plataformas que no intenta que todo el público vea todo, sino que cada público tenga su tema, explota y se convierte en algo global que interesa igual aquí que en Brasil o en otros sitios. Esa posibilidad global es muy interesante. Además, las cadenas se han dado cuenta de que lo local puede ser muy universal. En los 90 se hacía el europudding, cosas que pudiera ver todo el mundo aquí o en Francia porque no tenían una identidad muy clara, pero eso no ha terminado de funcionar. Se han dado cuenta de que lo muy pegado a la tierra puede funcionar muy bien, porque a la gente le puede parecer exótico, la atmósfera... Vamos a ver qué ocurre, pero creo que este pueblo de Segovia puede interesar a todo el mundo. 

¿Tenéis pensado hacer más temporadas?      
Tenemos un arco con tres temporadas que no sabemos si lo haremos o no, pero en nuestro mente están esbozadas. De hecho, estamos ya con la segunda.  

Hablabas antes de libertad y está claro que es una apuesta muy radical, pero no tanto como la que para mí ha sido vuestra película más extrema, Acción Mutante. ¿Os veis algún día volviendo a algo de ese tono?
No sé (risas). Acción Mutante tiene algo que ver con la juventud y con un estado al que no es fácil volver cuando ya tienes cincuenta y tantos años. Igual es lo más radical que hemos hecho... Ojalá pudiéramos hacer Acción Mutante con lo que sabemos ahora,.tener ese espíritu y la experiencia que hemos ganado. Hace poco la vi y me sigue gustando mucho ese desparpajo y esa frescura que tiene, de no preocuparte por el qué dirán. Y luego, con el tiempo he descubierto que en Acción Mutante, quizás inconscientemente, tocamos una teclas que han llegado a mucha gente. Te pasan cosas como ir a hacer una promoción a Japón y encontrarte con un chico en silla de ruedas que te enseña el logo de la asociación a la que pertenece y resulta que es el de Acción Mutante.   

 

 Megan Montaner y Miguel Ángel Silvestre, dos de los protagonistas. 

Es una película en la que ya estaban esos personajes... no sé si casposos, porque suena negativo, pero sí castizos. 
Sí, siempre hemos buscado ese tipo de personajes. Cuando intentábamos vender El Día de la Bestia, la explicación que Álex daba era “esto es como el Exorcista, pero en Burgos”. Siempre hemos intentado que tuviera algo real. Cuanto más fantástico es lo que estás contando, mejor te funciona tener elementos reconocibles y cercanos a la realidad. Y a nosotros nos gusta esa mezcla. 

A veces es difícil encontrar el equilibrio entre lo que le gusta a uno y lo que le puede gustar al gran público. En Acción Mutante no os preocupaba lo que pensara el gran público. En 30 Monedas, ¿habéis pensado más en conectar con él?    
Evidentemente, queremos conectar con el gran público, pero a la hora de escribir nunca hemos pensado “vamos a hacer esto así porque nos puede hacer conectar con el gran público”. Quizás si lo hubiéramos pensado, las películas serían de otra forma, más ordenadas. Siempre nos hemos regido por intentar divertirnos o interesarnos el uno al otro cuando escribimos. Y pensamos, modestamente, que si conseguimos hacer algo que nos guste a nosotros, vamos a encontrar luego la complicidad de mucha gente a la que también le gustará, pero no sabemos cuánta. No hay una intento de hacer cosas para que lleguen a más gente. 

 

Eduard Fernández, un sacerdote aficionado al boxeo y ex convicto. 

En 30 Monedas nos encontramos esa casi obligada escena vuestra en las alturas ya en el primer capítulo. ¿Alguno de los dos tiene vértigo? 
(risas) A ninguno de los nos gustan las alturas. Nos dan mucho respeto. Pero no somos los únicos que han estado obsesionados con visualizar las cosas a través de las alturas o la posibilidad de que acabes cayendo desde lo más alto. Desde King Kong pasando por Hitchcock es algo que ha estado presente en el cine. Es una metáfora bastante evidente de muchas cosas. 

No has trabajado solo con Álex de la Iglesia. Has colaborado, por ejemplo, con Daniel Monzón, Paco Plaza y Calparsoro. ¿No es duro dejar siempre tus historias en manos de otros?
No. Para mí, cuando acabo el guión y llego al final, es como que ya he visto la película en todo sus términos. Luego viene todo ese proceso tan complejo en el que, si tienes suerte, los actores y el director hacen que las cosas crezcan. Yo he tenido la suerte de trabajar generalmente con directores que han hecho las cosas crecer. No me ha pasado como a otros compañeros, que cuentan que lo que se ve en pantalla es la mitad de lo que había escrito. A mí me pasa al contrario, que lo que se ve es casi el doble de lo que tenía previsto. Y como trabajo muy mano a mano con los directores, lo que veo después es lo que ya me esperaba. Yo no tendría la paciencia ni el carácter para ese proceso. Creo que me hartaría de las historias si tuviese que rodar y montar. Me parecería que ya no tiene sentido, que está todo mal.  

 

Jorge Guerricaechevarría en un momento del rodaje. 

Así que no te veremos detrás de la cámara. 

Creo que no. Antes solía decir “bueno, si veo que hay historias que no consigo sacar adelante o que el que las hace no saca lo que yo pienso que hay, pues igual me pongo a ello...” Pero ya, a estas alturas, veo que no, que encuentro cómplices con los que, lo que veo luego, me gusta. No es algo que tenga en mente. Y me lo han ofrecido muchas veces. No sé por qué. En cuanto no quieres dirigir, te lo ofrecen muchas veces.

¿Cómo se hace para mantener una relación tan larga como la que tienes con Álex sin cansaros uno del otro?
Quizás por eso, porque luego me voy a trabajar con otras personas, cambio un poco de intereses, de temas, y eso te renueva. Cuando vuelves a otra película con Álex estás otra vez con ganas de meterte ahí. Y sobre todo, también, mantener esa cosa de que no somos un matrimonio. Somos dos personas que coinciden en los proyectos y que estamos ahí porque queremos estar. No hay ninguna obligación económica ni afectiva, aunque nos queremos mucho como amigos. Es solamente porque de verdad nos apetece hacer esa historia. 

¿Qué otros proyectos tienes en marcha?
Vamos a estrenar, si todo va bien y el coronavirus no lo impide, Hasta el cielo, de Daniel Calparsoro, que es una historia de amor y de robos con aluniceros. Ha acabado el rodaje de otra película que he hecho con Daniel Monzó, Las leyes de la frontera, que es una adaptación de una novela de Cercas y que también tiene muy buena pinta. Y ahora estoy escribiendo una película para un director que se llama Gorje Coira, que es un thriller político con espías de por medio. Y más cosas, pero esas son las principales.