Juan Luis Galiardo presenta en Guadalajara 'EL AVARO', de Molière

22/03/2011 - 15:46 Redacción

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Estrenada el pasado 8 de abril de 2010 en el Teatro María Guerrero, el clásico de Molière, El Avaro, o La escuela de la mentira, dirigida por Jorge Lavelli, se ha convertido ya en el éxito de la temporada.
Con Juan Luis Galiardo como protagonista y productor del espectáculo , en colaboración con el EL AVARO recorre ahora los principales escenarios de toda España agotando las localidades en prácticamente todos los teatros. 
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un momento en que la crisis pone de máxima actualidad las miserias humanas y los miedos generados por la avaricia y la codicia, la pieza de Molière (inspirada a su vez en la “Comedia de la olla” de Plauto), se nos antoja más moderna que nunca...
Sin embargo, la idea de esta función ronda en la cabeza del actor desde hace ya tiempo, fraguándose definitivamente el pasado año durante los ensayos del “Edipo Rey”, función en la que Lavelli dirigió por vez primera a Galiardo. Según José Ramón Fernández, co-autor de la adaptación junto al propio Lavelli, “El teatro no busca actualidad, sino aquello de eterno que hay en nuestro paso por el mundo. Harpagón (el viejo avaro) nos interesa porque habla de nosotros, estén donde estén los índices de la Bolsa ”.
Es esta pues la esencia del espectáculo dirigido por Lavelli, fiel a su impecable trayectoria que le ha situado como uno de los creadores más innovadores de la historia reciente del teatro mundial. EL AVARO de Lavelli ofrece una visión contemporánea y atemporal a la vez, de este clásico del teatro barroco con una memorable interpretación, que algunos han calificado ya como magistral, que se impone en la vastísima carrera de Juan Luis Galiardo. Sin olvidar que el texto de Molière es una comedia, la puesta en escena es, en palabras del director: “ Un trabajo de relojería teatral que debe aparecer con la máxima simplicidad y sin ostentación”.
Una producción de dimensiones internacionales que cuenta con primeras figuras de la escena europea como responsables del vestuario (Francesco Zito), la música (Zygmunt Krauze), la escenografía (Ricardo Sánchez-Cuerda) y una iluminación recreada por el propio director junto al argentino-italiano Roberto Traferri.