La novela, escrita por Francisco Rodríguez Tejedor, nació en Sacecorbo, es una historia sorprendente de personajes al límite. Cuidada hasta el mínimo detalle, la obra está escrita con realismo pero, también, con ternura, incluso en los pasajes más intensos y crudos de la novela. Ofrece, a través de un caleidoscopio de personajes, casi siempre al límite, una visión profunda de la naturaleza humana y de sus grandes pasiones: el amor, el sexo, la vida y la muerte, que no han cambiado sustancialmente en el tiempo ni tampoco difieren, y no se debe a la globalización, en Tokio, Hongkong, Sevilla o Madrid. Una historia de amor, de amistad, de búsqueda, llena de sorpresas, en un escenario que lleva al lector por el Lejano Oriente. Solo la claridad del amor cruza como un rayo cegador tanta oscuridad. Ferdinand y Eva Sanlúcar pasean el suyo por los campos de Castilla y de Andalucía: Baeza, Sevilla, Toledo, Soria, Segovia, Sepúlveda, La Alcarria, El Escorial, escribiendo su tesis sobre el gran Antonio Machado y soñando con cambiar el mundo.
El autor se inició en la poesía y el relato, donde ha obtenido varios premios. En plena madurez, decidió abordar su primera novela:
El día que fuimos dioses, que le ha ocupado los últimos cuatro años.