La capital estrena un nuevo espacio para el arte en la calle Rufino Blanco
01/10/2010 - 09:45
Por: MAR GATO. MADRID
Su impulsor, Javier Orozco, inauguró el espacio con su propia obra
Con el objetivo de dar cabida a las expresiones artísticas de noveles o consagrados, abrió anoche sus puertas un nuevo espacio expositivo que se viene a sumar a los que ya salpican, y de manera aún más creciente, las calles de la capital.
La nueva sala, bautizada como Galería de Guadalajara y situada en la calle Rufino Blanco número 26, vendrá a vitalizar sobremanera el tejido cultural de Guadalajara, después de que abriera sus puertas tan sólo un puñado de meses atrás el Espacio de Arte Antonio Pérez en el Centro San José o la sala de exposiciones del teatro auditorio Buero Vallejo.
Enclave privilegiado a tan sólo unos metros de la calle Virgen del Amparo, la sala cuelga desde ayer en sus paredes las creativas obras del impulsor de estas instalaciones, Javier Orozco, quien despojado de sus labores constructivas descubre ante el público visitante sus habilidades más creativas; 24 obras esencialmente coloristas que no son más que 24 maneras distintas de entender la vida, bien sea desde un prisma figurativo o abstracto, pero que en su cómputo global no vienen a ser más que una retrospectiva armónica que nos desvela y descubre la evolución del artista a lo largo de 31 años. Su secreto en estas tres décadas es la tensión, una fuerza que le dispone a pintar siempre que tiene un rato libre, materializando la que ha sido siempre su gran aspiración: hacer cuadros sin retoques, aquellos considerados por el autor como sus obras perfectas.
La exposición de Orozco, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 28 de febrero, será la primera de las muchas muestras artísticas que se auguran pasarán por esta instalación de 65 metros cuadrados de extensión con dos espacios diferenciados, concebida como un espacio de arte no elitista además que un punto de encuentro que ofrecerá al espectador actividades paralelas como charlas artísticas o encuentros literarios.
Enclave privilegiado a tan sólo unos metros de la calle Virgen del Amparo, la sala cuelga desde ayer en sus paredes las creativas obras del impulsor de estas instalaciones, Javier Orozco, quien despojado de sus labores constructivas descubre ante el público visitante sus habilidades más creativas; 24 obras esencialmente coloristas que no son más que 24 maneras distintas de entender la vida, bien sea desde un prisma figurativo o abstracto, pero que en su cómputo global no vienen a ser más que una retrospectiva armónica que nos desvela y descubre la evolución del artista a lo largo de 31 años. Su secreto en estas tres décadas es la tensión, una fuerza que le dispone a pintar siempre que tiene un rato libre, materializando la que ha sido siempre su gran aspiración: hacer cuadros sin retoques, aquellos considerados por el autor como sus obras perfectas.
La exposición de Orozco, que permanecerá abierta al público hasta el próximo 28 de febrero, será la primera de las muchas muestras artísticas que se auguran pasarán por esta instalación de 65 metros cuadrados de extensión con dos espacios diferenciados, concebida como un espacio de arte no elitista además que un punto de encuentro que ofrecerá al espectador actividades paralelas como charlas artísticas o encuentros literarios.