La casa de Darwin volvió a acoger una gran velada musical tras dos siglos

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: MAR GATO. MADRID
La noche prometía magia y entretenimiento y no defraudó. Capitaneada por el conocido paletontólogo Juan Luis Arsuaga, el centro San José se vistió ayer de época para trasladarse 200 años atrás en el tiempo y en espacio. Reconvertido en una de las habitaciones de la casa de campo de Darwin, en el espacio hubo lugar para descubrir los episodios más importantes de la vida y obra del padre de la evolución de las especies, así como de su propia mujer, Emma, encarnada anoche al piano por la burgalesa Yolanda Alonso.
Con la excusada ausencia del presidente de la Fundación Siglo Futuro, Juan Garrido, convaleciente tras una lesión de última hora, Guadalajara materializó el homenaje a alguien que fue tan distinguido en vida como reconocido tras su muerte, Charles Darwin, un hombre adelantado a su época del que se cumplen ahora 200 años desde su nacimiento. Con motivo de esta efeméride, el salón de actos del Centro San José se transportó en el tiempo para adquirir a través de las nuevas tecnologías la ambientación de una de las habitaciones de la casa de campo de Darwin, el lugar en el que su esposa, Emma, acostumbraría a tocar algunas composiciones de grandes genios de la música al piano en las reuniones entre amigos. En este contexto, ideado por el palentógo Juan Luis Arsuaga, se sucedió la conferencia a cargo del historiador, un enamorado confeso de Guadalajara que quiso ofrecer en estas tierra un tributo “distinto” a este padre de la evolución de las especies, así como a su propia esposa, quien jugaría un papel esencial en la vida y obra de este personaje imprescindible para la ciencia.
, desplazando incluso el protagonismo de Darwin a su esposa, Emma, persona que tendría un gran peso en la vida y obra del creador de la evolución de las especies.
Tras descubrir algunas de las etapas y personalidades del investigador, la pianista burgalesa Yolanda Alonso se metió en la piel de la mujer de Darwin, Emma, para homenajear musicalmente al padre de la selección natural .Su repertorio estaría basado en los que la propia mujer de Darwin tocaba en las reuniones de amigos, y dividido en varias partes, en la que hubo lugar para la música de Haendel, Bethoveen o Chopin.
La velada musical en casa de los Darwin, tal y como anunciaba el acto, resultó ser a todas luces un espectáculo científico inolvidable, tal y como anunciaría previamente entre sus propósitos Arsuaga, quien haría realidad una de tantas ensoñaciones, entre las que se encuentra siempre acercar materias tan arduas y áridas como la antropología al conocimiento general por medio del entretenimiento. Algo que volvió a conseguir ayer.