La ciudad malagueña sigue su vida normal
01/10/2010 - 09:45
Fue más el ruido que la incidencia real de la explosión. Horas después de la deflagración, Torremolinos amaneció tranquilo, tan sólo con el murmullo y los comentarios de vecinos y turistas, y algún que otro curioso que se acercó a ver el cráter que había dejado la bomba de ETA.
Los veraneantes de la zona accedieron a la playa sin problemas y las piscinas de los hoteles presentaron un lleno similar al de días anteriores. Los puestos de artesanía que suelen ocupar la zona del paseo marítimo de La Carihuela también se instalaron con normalidad. Algunos comerciantes ni siquiera sabían lo ocurrido. Otros muchos, como Mari Carmen, escucharon el estruendo, pero pensaron que se trataba de un accidente de coche o de una bombona de gas que hubiese explotado.
El alcalde del municipio, Pedro Fernández Montes, confirmó que la playa no sufrió daño alguno porque el artefacto estaba en un arroyo entre Torremolinos y Benalmádena, con una cierta profundidad, siendo imposible que hiciera daño a terceros. Para el regidor, el objetivo del artefacto era crear alarma y atentar contra los intereses turísticos, algo que no han logrado.
La comisión que agrupa a representantes de los empresarios, hoteleros, sindicatos, ayuntamientos y agencias de viajes se reunió para redactar un comunicado y mostrar su repulsa por acciones de este tipo.
A juicio de los profesionales turísticos, hechos como el de la madrugada de ayer no conseguirán perturbar la tranquilidad de la provincia de Málaga, ni tampoco mermar el compromiso de empresarios y profesionales del turismo por ofrecer las mejores condiciones para su descanso a quienes eligen la Costa del Sol para sus vacaciones.
Entonces, las aspiraciones de los terrorista han quedado mermadas. Su objetivo principal con este tipo de acciones es hacer que las empresas que tienen intereses comerciales en las costas españolas debido al turismo pierdan beneficios por la menor afluencia de visitantes a causa del miedo que causan los atentados.
El alcalde del municipio, Pedro Fernández Montes, confirmó que la playa no sufrió daño alguno porque el artefacto estaba en un arroyo entre Torremolinos y Benalmádena, con una cierta profundidad, siendo imposible que hiciera daño a terceros. Para el regidor, el objetivo del artefacto era crear alarma y atentar contra los intereses turísticos, algo que no han logrado.
La comisión que agrupa a representantes de los empresarios, hoteleros, sindicatos, ayuntamientos y agencias de viajes se reunió para redactar un comunicado y mostrar su repulsa por acciones de este tipo.
A juicio de los profesionales turísticos, hechos como el de la madrugada de ayer no conseguirán perturbar la tranquilidad de la provincia de Málaga, ni tampoco mermar el compromiso de empresarios y profesionales del turismo por ofrecer las mejores condiciones para su descanso a quienes eligen la Costa del Sol para sus vacaciones.
Entonces, las aspiraciones de los terrorista han quedado mermadas. Su objetivo principal con este tipo de acciones es hacer que las empresas que tienen intereses comerciales en las costas españolas debido al turismo pierdan beneficios por la menor afluencia de visitantes a causa del miedo que causan los atentados.