La contaminación fertiliza los bosques tropicales
04/11/2011 - 11:41
Un equipo de científicos del Instituto Smithsonian ha descubierto cómo las actividades humanas perturban el ciclo del nitrógeno en los bosques tropicales, en este caso, cómo la contaminación ha favorecido a la fertilización de las zonas de vagetación tropical.
El estudio, publicado en 'Science', se ha realizado en Panamá y en Tailandia, en donde se han producido terremotos recientemente y en donde se han podido comprobar, por primera vez, las evidencias de los efectos a largo plazo de la contaminación por nitrógeno.
El científico Joseph Wright ha señalado que "la contaminación del aire fertiliza los bosques tropicales con uno de los nutrientes más importantes para el crecimiento". Así, ha explicado que "si se compara el nitrógeno en las hojas de especímenes secos recolectados en el año 1968, con el nitrógeno en las muestras de hojas nuevas recogidas en 2007, la concentración de nitrógeno foliar y la proporción de isótopos de nitrógeno han aumentado en los últimos 40 años, tal como lo hicieron en otro experimento, en el que se aplicó fertilizante".
El experto ha apuntado que, en condiciones normales, el nitrógeno es un gas incoloro e inodoro que no reacciona fácilmente con otras sustancias; por otro lado, el nitrógeno también juega un papel importante en la vida como componente esencial de las proteínas. Cuando el gas nitrógeno es alcanzado por un rayo, o absorbido por las bacterias del suelo llamadas 'fijadores de nitrógeno', se convierte en otro 'activo', que puede ser utilizado por animales y plantas.
Los seres humanos fijan el nitrógeno mediante el proceso de Haber, que convierte el gas nitrógeno en amoníaco, el principal ingrediente de los fertilizantes. En la actualidad, la fijación de nitrógeno llevada a cabo por los seres humanos ha duplicado la cantidad de nitrógeno reactivo emitido.
El nitrógeno se presenta en dos formas, o isótopos, 14N y 15N, aunque sólo uno de cada 300 átomos de nitrógeno es de la forma más pesada; el nitrógeno ligero se pierde por lixiviación de nitratos, como ocurre con gases como el N2 y diversas formas de óxidos de nitrógeno o n-óxidos, algunos de los cuales son importantes gases de efecto invernadero.
El investigador del Instituto de Botánica de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida en Viena (Austria), Peter Hietz, "los anillos de los árboles proporcionan una línea de tiempo útil para medir los cambios en el contenido de nitrógeno en la madera".
Según el investigador, "en el último siglo se ha producido un incremento de la forma más pesada de nitrógeno sobre la forma más ligera. También observamos el mismo resultado en un estudio anterior en las selvas de Brasil, por lo que parece que el nitrógeno fijado por los seres humanos afecta ahora a algunas de las zonas más remotas del mundo".
Por su parte, el científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, Ben Turner, ha señalado que "los resultados exponen una serie de consecuencias importantes" y ha añadido que "el más obvio ocurre en los árboles de la familia de las alubias, un importante grupo en los bosques tropicales que fija su propio nitrógeno a través de las bacterias del suelo".
"El aumento de nitrógeno exterior puede afectar a las ventajas competitivas de estos árboles, y provocar que sean menos comunes, cambiando la composición de las comunidades tropicales", ha apuntado. Según Turner "la mayoría de los modelos asumen que la presencia de nitrógeno es igual a un mayor crecimiento de las plantas, que eliminan el carbono de la atmósfera y compensan el calentamiento futuro. Sin embargo, no hay evidencia de que los árboles estén creciendo más rápido en Panamá, a pesar de los aumentos, a largo plazo, en la deposición de nitrógeno y dióxido de carbono en la atmósfera".
El científico Joseph Wright ha señalado que "la contaminación del aire fertiliza los bosques tropicales con uno de los nutrientes más importantes para el crecimiento". Así, ha explicado que "si se compara el nitrógeno en las hojas de especímenes secos recolectados en el año 1968, con el nitrógeno en las muestras de hojas nuevas recogidas en 2007, la concentración de nitrógeno foliar y la proporción de isótopos de nitrógeno han aumentado en los últimos 40 años, tal como lo hicieron en otro experimento, en el que se aplicó fertilizante".
El experto ha apuntado que, en condiciones normales, el nitrógeno es un gas incoloro e inodoro que no reacciona fácilmente con otras sustancias; por otro lado, el nitrógeno también juega un papel importante en la vida como componente esencial de las proteínas. Cuando el gas nitrógeno es alcanzado por un rayo, o absorbido por las bacterias del suelo llamadas 'fijadores de nitrógeno', se convierte en otro 'activo', que puede ser utilizado por animales y plantas.
Los seres humanos fijan el nitrógeno mediante el proceso de Haber, que convierte el gas nitrógeno en amoníaco, el principal ingrediente de los fertilizantes. En la actualidad, la fijación de nitrógeno llevada a cabo por los seres humanos ha duplicado la cantidad de nitrógeno reactivo emitido.
El nitrógeno se presenta en dos formas, o isótopos, 14N y 15N, aunque sólo uno de cada 300 átomos de nitrógeno es de la forma más pesada; el nitrógeno ligero se pierde por lixiviación de nitratos, como ocurre con gases como el N2 y diversas formas de óxidos de nitrógeno o n-óxidos, algunos de los cuales son importantes gases de efecto invernadero.
El investigador del Instituto de Botánica de la Universidad de Recursos Naturales y Ciencias de la Vida en Viena (Austria), Peter Hietz, "los anillos de los árboles proporcionan una línea de tiempo útil para medir los cambios en el contenido de nitrógeno en la madera".
Según el investigador, "en el último siglo se ha producido un incremento de la forma más pesada de nitrógeno sobre la forma más ligera. También observamos el mismo resultado en un estudio anterior en las selvas de Brasil, por lo que parece que el nitrógeno fijado por los seres humanos afecta ahora a algunas de las zonas más remotas del mundo".
Por su parte, el científico del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, Ben Turner, ha señalado que "los resultados exponen una serie de consecuencias importantes" y ha añadido que "el más obvio ocurre en los árboles de la familia de las alubias, un importante grupo en los bosques tropicales que fija su propio nitrógeno a través de las bacterias del suelo".
"El aumento de nitrógeno exterior puede afectar a las ventajas competitivas de estos árboles, y provocar que sean menos comunes, cambiando la composición de las comunidades tropicales", ha apuntado. Según Turner "la mayoría de los modelos asumen que la presencia de nitrógeno es igual a un mayor crecimiento de las plantas, que eliminan el carbono de la atmósfera y compensan el calentamiento futuro. Sin embargo, no hay evidencia de que los árboles estén creciendo más rápido en Panamá, a pesar de los aumentos, a largo plazo, en la deposición de nitrógeno y dióxido de carbono en la atmósfera".