La falta de sueño aumenta la aparición de diabetes y obesidad
La falta de sueño aumenta las probabilidades de desarrollar diabetes, obesidad y enfermedades cardiovasculares, sin embargo, "este hecho contrasta con la poca concienciación que en la actualidad persiste en España" en torno a esta cuestión, ha lamentado la doctora Teresa Sagalés, miembro de la SES durante la 'XXI Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño', que se celebra estos días en Burgos.
En concreto, un estudio reciente, realizado en adultos jóvenes sometidos a un periodo de privación de sueño de cuatro horas diarias, reveló que, al cabo de pocas semanas, estas personas experimentaron un aumento de las alteraciones hormonales en cortisol y en el metabolismo de la glucosa.
"A lo largo de los últimos años, estos hallazgos no han hecho más que afianzarse, mostrando una sólida relación entre privación de sueño, tolerancia a la glucosa, incidencia de diabetes y obesidad, además de alteración de dos hormonas encargadas de regular el apetito", ha precisado el presidente de la Sociedad Española de Sueño (SES), el doctor Diego García-Borreguero.
Los expertos también consideran que dormir menos horas de las que el organismo necesita incrementa la actividad nocturna del sistema nervioso simpático, por lo que hay una mayor proclividad a la hipertensión y a las enfermedades cardiovasculares.
"No se trata de 'obligar' a una persona a dormir un determinado número de horas, porque cada uno tiene sus propias necesidades y su organismo determina qué es lo que debe dormir", ha advertido el doctor.
Asimismo, durante el encuentro, la doctora Milagros Merino, neurofisióloga clínica y miembro de la Sociedad Española de Sueño, ha reconocido que "los niños que duermen menos de ocho horas al día tienen mayor riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad".
SÍNDROME DE APNEAS-HIPOPNEAS
Por otro lado, el síndrome de apneas-hipopneas durante el sueño (SAHS) en niños es un trastorno respiratorio del sueño, caracterizado por una obstrucción parcial prolongada de la vía aérea superior que interrumpe la ventilación normal durante el sueño y los patrones de sueño normal. El pico de máxima incidencia se sitúa entre los 2 y 6 años, ya que afecta a entre un 2 y un 4 por ciento de los niños en esta edad.
"Factores como la hipertrofia amigdalar y adenoidea (vegetaciones), las malformaciones craneofaciales, las enfermedades neuromusculares o la obesidad incrementan notablemente la aparición de SAHS", ha precisado la doctora María Luz Alonso, miembro de la SES.
Los expertos han reconocido que sin el diagnostico y el tratamiento "adecuado" del SAHS el niño tendrá "graves consecuencias" en la esfera neurocognitiva y cardiovascular, alteraciones metabólicas durante el desarrollo y bajo rendimiento escolar.
Por este motivo, Merino ha aconsejado que el pediatra de Atención Primaria es el que debe identificar los síntomas de este trastorno y derivar al pequeño a una unidad de sueño para hacer las pruebas necesarias y plantear un tratamiento individualizado.
En este sentido, los especialistas han subrayado la necesidad de formar al personal sanitario implicado en el abordaje de los trastornos respiratorios del sueño y han recomendado a los padres que presten atención a los síntomas nocturnos de sus hijos.
"En los niños con SAHS los síntomas clínicos diurnos ayudan muy poco al establecimiento de una sospecha diagnóstica, por lo que es fundamental controlar los síntomas nocturnos, para lo que es necesario valorar cómo duerme el niño por la noche o su respiración durante el sueño", ha precisado Alonso.
Por otra parte, en el encuentro se ha presentado el Primer Consenso Nacional sobre Apnea-hipopnea en el Sueño Pediátrico, avalado por cinco sociedades científicas, y que aborda el diagnóstico y tratamiento del SAHS en niños.
Esta publicación pretende ser una guía de pautas para el diagnóstico tanto para profesionales de Atención Primaria como especialistas en sueño. El consenso incorpora los actuales protocolos de tratamiento en función no solo de valores polisomnográficos, sino también teniendo en cuenta variables clínicas y de comorbilidad asociada a los trastornos respiratorios del sueño en los niños.