La lluvia acompañó la conquista de Don Juan

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

La lluvia no pudo con la tradicional representación.
La tradicional representación teatral itinerante volverá esta noche a las calles de la capital
Aunque la lluvia hizo intermitentes apariciones durante toda la noche, no logró aguar la gran fiesta cultural del Tenorio Mendocino, que pese a los malos augurios de la tarde, finalmente pudo salir a las calles de la capital una semana después de haber sido aplazado por la ola de frío y lluvia que asoló el fin de semana de Todos los Santos. Los nervios se quedaron en casa para representar un año más un pequeño retazo de la literatura española y la historia de Guadalajara de una manera magistral por sus actores, que han sabido sacar provecho a los ensayos de los últimos días. Frente a ellos, pocos cientos de personas, menos que en la anterior edición debido a la desapacible noche.
Cientos de ojos miraban al cielo en las horas previas a la representación del Tenorio Mendocino. No era para menos, una tímida lluvia hacía temer la suspensión de su puesta en escena tan sólo una semana después de su aplazamiento por la misma circunstancia, causa que sin embargo no impediría que todos los actores de la representación se dieran cita en torno a las 20.00 horas en su cuartel general, el convento de La Piedad, lugar de ensayos y en el día de ayer lugar para ataviarse de personaje de época. Pocos nervios entre los actores, quizás por la veteranía de casi todos ellos en esta representación; ya se sabe que es un grado. Incluso Felipe II mostraba su soberana paciencia ante su inminente boda con Isabel de Valois en la iglesia de Santa María, quien ansiaba el inicio de una obra que además de brindarle “una oportunidad para pasar un buen rato, revivimos aquellos buenos tiempos cuando dominábamos el mundo”.
El optimismo de los actores se vio fortalecido aún más si cabe por la presencia del presidente de Gentes de Guadalajara, Javier Borobia, quien manifestó que “por cuatro gotas no se iba a suspender la representación”. Dicho y hecho, tras coger las merecidas fuerzas con chatos de vino y embutidos de la tierra en la tasca improvisada de la plaza de Santa María, y adquirir algún que otro recuerdo de época en los puestos medievales apostados debajo de los soportales del templo, comenzó el previo de la representación teatral con la escena de la boda real entre Felipe II e Isabel de Valois, con el baile del hacha incluido –que se sucedió al son de un farol iluminado por una vela–, una puesta en escena innovadora en esta obra teatral que hizo revivir a los presentes uno de los acontecimientos que marcaron la vida de la capital arriacense en el siglo XVI. Público, por cierto, escaso para lo que suele congregar el Tenorio Mendocino, deslucido en parte por la intermitente lluvia que le acompañó durante toda la noche.
Tras el acontecimiento real comenzaría la puesta en escena del XVII Tenorio Mendocino, que con su itinerario tradicional, volvería a recorrer lugares tan emblemáticos de la ciudad como la plaza de Santa María, la fachada del Palacio de la Cotilla, el claustro del Convento de la Piedad, el Palacio del Infantado y la iglesia de los Remedios. Lugares que se vieron, por unos minutos, aderezados por un trocito más de historia que entremezcla la literatura del Tenorio de Zorilla con la historia propia de Guadalajara en tiempos de los Mendoza. Acompañando a la comitiva, además de unos pocos cientos de guadalajareños, no quisieron faltar a la cita anual con la historia del siglo XVI la consejera de Cultura, Marisol Herrero, la consejera de Administraciones Públicas y Justicia, Magdalena Valerio, la directora general de Turismo y Artesanía, Pilar Cuevas, el delegado de la Junta en Guadalajara, Luis Santiago Tierraseca, la delegada de Cultura en Guadalajara, Riánsares Serrano, la diputada de Cultura, María Jesús Lázaro y el alcalde de la ciudad, Antonio Román, entre otros.
Herrero dijo ser testigo de una noche mágica en la que se combina una obra de capa y espada con la historia de Guadalajara, y en la que la cultura y el turismo se dan la mano. Asimismo felicitó a Gentes de Guadalara por su esfuerzo, digno de admiración y respeto. Por su parte, Valerio quiso resaltar la tenacidad de un grupo que durante tantos años, contra viento y marea, están al pie del cañón. Un grupo en el que existe un hermanamiento entre personas de todas las edades, pero sobre todo gente joven, lo que asegura el futuro del Tenorio.