La policía de Kenia recibe la orden de disparar a matar
01/10/2010 - 09:45
Por: COLPISA
Contra pirómanos, ladrones, personas armadas o gente que construya barricadas
La policía de Kenia ha recibido la orden de tirar a matar contra pirómanos, ladrones, personas armadas o que bloqueen las calles, para poner fin a semanas de violentos disturbios postelectorales e interétnicos.
La orden, dada por segunda vez desde la controvertida reelección del presidente Mwai Kibaki el 27 de diciembre, se produce después de que comenzasen oficialmente las conversaciones entre Kibaki y el líder opositor Raila Odinga, que lo acusa de haberle robado la victoria.
La represión policial llega asimismo en un contexto de creciente inquietud internacional por la espiral de violencia que en un mes ha dejado casi mil muertos y más de 250.000 desplazados.
"Cuatro categorías de personas se toparán con la acción policial: quienes se dediquen al saqueo, quemen casas, lleven armas de ataque o erijan barricadas", dijo un comandante de la policía. "Tenemos orden de disparar a matar contra esas categorías de personas si son sorprendidos actuando". Las autoridades ya habían emitido una orden similar a principios de enero, cuando las bandas comenzaron a atacar a la policía.
Tras semanas de mediación infructuosa, el martes se iniciaron los contactos entre Kibaki y Odinga, organizados por un equipo de mediadores africanos encabezado por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan. Sin embargo, reinaba la incertidumbre sobre la continuidad del diálogo.
Odinga se negó a reconocer la legitimidad de la presidencia de Kibaki en tanto que su partido, el Movimiento Democrático Naranja (ODM), pide nuevos comicios. El gobierno rechaza esa posibilidad y llama al diálogo. El ODM anunció que pedirá a la cumbre de la Unión Africana (UA), que comienza el jueves en Adis Abeba, que no avale las elecciones kenianas.
Interviene el ejército
El ejército tuvo hasta ahora un papel secundario en la contención de la violencia, limitándose a desmantelar barricadas y a ayudar a imponer el toque de queda en la ciudad de Nakuru (oeste). Pero el miércoles, soldados armados con rifles de asalto patrullaban las calles de Naivasha, a unos 80 kilómetros al noroeste de Nairobi.
Unos 8.000 desplazados seguían refugiados en dependencias policiales de Naivasha, adonde habían acudido días antes cuando estalló la violencia que transformó esta conocida ciudad turística en un campo de batalla.
La represión policial llega asimismo en un contexto de creciente inquietud internacional por la espiral de violencia que en un mes ha dejado casi mil muertos y más de 250.000 desplazados.
"Cuatro categorías de personas se toparán con la acción policial: quienes se dediquen al saqueo, quemen casas, lleven armas de ataque o erijan barricadas", dijo un comandante de la policía. "Tenemos orden de disparar a matar contra esas categorías de personas si son sorprendidos actuando". Las autoridades ya habían emitido una orden similar a principios de enero, cuando las bandas comenzaron a atacar a la policía.
Tras semanas de mediación infructuosa, el martes se iniciaron los contactos entre Kibaki y Odinga, organizados por un equipo de mediadores africanos encabezado por el ex secretario general de la ONU Kofi Annan. Sin embargo, reinaba la incertidumbre sobre la continuidad del diálogo.
Odinga se negó a reconocer la legitimidad de la presidencia de Kibaki en tanto que su partido, el Movimiento Democrático Naranja (ODM), pide nuevos comicios. El gobierno rechaza esa posibilidad y llama al diálogo. El ODM anunció que pedirá a la cumbre de la Unión Africana (UA), que comienza el jueves en Adis Abeba, que no avale las elecciones kenianas.
Interviene el ejército
El ejército tuvo hasta ahora un papel secundario en la contención de la violencia, limitándose a desmantelar barricadas y a ayudar a imponer el toque de queda en la ciudad de Nakuru (oeste). Pero el miércoles, soldados armados con rifles de asalto patrullaban las calles de Naivasha, a unos 80 kilómetros al noroeste de Nairobi.
Unos 8.000 desplazados seguían refugiados en dependencias policiales de Naivasha, adonde habían acudido días antes cuando estalló la violencia que transformó esta conocida ciudad turística en un campo de batalla.