La puesta de largo de Emilio Fernández Galiano en Casa de Vacas

Tan sólo una primavera nos separa de aquella colección de pinturas que expusiera en la capitalina sala de arte de la Caja de Ahorros Provincial. Ahora, parte de las mismas se incluyen dentro de una exposición mucho más amplia que este descendiente de estirpe de la Ciudad del Doncel, y de nombre Emilio Fernández-Galiano, mostrará al público en la prestigiosa sala de arte Casa de Vacas de Madrid.

La tarde de hoy lunes será su puesta de largo junto con Euprepio Padula y Javier Herreros de Tejada, portadores de estilos tan dispares como un realismo moderno llevado al extremo y una abstracción cercana a la agresividad. Fernández-Galiano, por su parte, irradiará a través de su veintena de obras el carácter neo impresionista de su sello personal.

Junto a sus ya famosos retratos y paisajes mediterráneos, el artista apostará por sus no menos importantes escenas urbanas, entre las que augura un gran éxito una serie que rinde homenaje a la Gran Vía de Madrid, cumplidora en 2010 de su primer centenario de vida. De entre ellas, el artista resalta por su especial atractivo e impresionismo surrealista, aquella en la que se alza majestuoso el emblemático cine Capitol de la plaza de Callao, eregido sobre “una cabecera de tren” para dar forma a la metáfora de que este punto, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo “la locomotora de Madrid desde el punto de vista artístico y cultural”, explica Fernández-Galiano.

Sigüenza, también en Madrid

En este hito para el artista, Fernández-Galiano no se ha olvidado de la tierra a la que le unen lazos por parte paterna, Sigüenza, ciudad que ensalza a través de la panorámica de tres obras, dos de ellas ya familiares para los vecinos de Guadalajara, y una tercera que, pese a quedar finalista en el prestigioso Premio de Pintura Fermín Santos, nunca se ha exhibido ante el público. Este último, bajo el título ‘Café en la plaza’, supone un claro ejemplo de su apuesta por el estilo neo impresionista, a través del que se percibe la espontaneidad del trazo, además de la fuerza que transmiten la luz y el color.