La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando muestra el Seicento napolitano
01/10/2010 - 09:45
Por: TOMÁS GARCÍA YEBRA. COLPISA
Retratos, vanitas, bodegones, paisajes, temas sacros y mitológicos, escenas cotidianas (las menos) forman el grueso de una muestra cuyos 50 lienzos proceden de museos de la ciudad trasalpina, como el Capodimonte, pero también de colecciones privadas. Algunos de ellos no se habían visto nunca en España, dijo el comisario Nicola Spinosa.
Organizada con la colaboración de la embajada italiana y bajo el patrocinio de la Fundación Santander, la muestra, que estará abierta hasta el 13 de julio, no solo acoge a los creadores napolitanos más relevantes, como José Ribera (de origen español y afincado en el virreinato), o los napolitanos Gentileschi, Giordano o Caracciolo, sino a otros nombres más desconocidos para el público. Los encargos que les hacían a estos artistas cubren los gustos que imperaban en la corte española, en el virreinato de Nápoles y en el resto de cortes europeas.
La exposición arranca con un Ecce homo de Caracciolo y concluye con bodegones y naturalezas muertas de Giuseppe Recco y Andrea Belvedere. A lo largo del recorrido se puede apreciar la evolución del naturalismo hacia el barroco, apuntó el comisario. La mayoría de estos artistas tuvieron dos grandes influencias, en un primer lugar la de Michelangelo Caravaggio y posteriormente la de José Ribera. La impronta de Caravaggio, que estuvo en Nápoles a principios del siglo XVII, fue determinante; sus figuras, llenas de fuerza, y la técnica del claroscuro, revolucionaron el hasta entonces apacible arte napolitano, subrayó Spinosa. El Ecce homo de Caracciolo es una buena muestra de esta influencia.
Rivales
También la presencia del español José Ribera en la capital de virreinato fue importante. En un primer momento impulsó la corriente naturalista; posteriormente contribuyó la implantación del barroco más veneciano y mediterráneo. Ribera está representado por Susana y los viejos (cedida por un particular), y tres cuadros procedentes de Italia: Magdalena penitente, San Antonio Abad y Santa María Egipciaca.
A mediados del siglo XVII la pintura napolitana tuvo dos grandes rivales, Tiziano y Veronés, cuyas tendencias clasicistas y su rica variedad cromática fueron seguidas por los napolitanos Stanzione, Cavallino y Gargiulo. También la paleta de Poussin, con sus tonos suaves, fue notoria. En la segunda mitad del siglo se impuso el barroco, con representante como Mattia Preti, Lucca Giordano y Francesco Solimena.
Junto a los pintores que representaron las grandes tendencias del siglo de oro napolitano, hay que recordar a los pintores de paisajes, naturalezas muertas o flores (Recco, Ruoppolo o Belvedere), algunos de ellos con sorprendentes resultados caravaggescos, precisó Spinosa.
La exposición arranca con un Ecce homo de Caracciolo y concluye con bodegones y naturalezas muertas de Giuseppe Recco y Andrea Belvedere. A lo largo del recorrido se puede apreciar la evolución del naturalismo hacia el barroco, apuntó el comisario. La mayoría de estos artistas tuvieron dos grandes influencias, en un primer lugar la de Michelangelo Caravaggio y posteriormente la de José Ribera. La impronta de Caravaggio, que estuvo en Nápoles a principios del siglo XVII, fue determinante; sus figuras, llenas de fuerza, y la técnica del claroscuro, revolucionaron el hasta entonces apacible arte napolitano, subrayó Spinosa. El Ecce homo de Caracciolo es una buena muestra de esta influencia.
Rivales
También la presencia del español José Ribera en la capital de virreinato fue importante. En un primer momento impulsó la corriente naturalista; posteriormente contribuyó la implantación del barroco más veneciano y mediterráneo. Ribera está representado por Susana y los viejos (cedida por un particular), y tres cuadros procedentes de Italia: Magdalena penitente, San Antonio Abad y Santa María Egipciaca.
A mediados del siglo XVII la pintura napolitana tuvo dos grandes rivales, Tiziano y Veronés, cuyas tendencias clasicistas y su rica variedad cromática fueron seguidas por los napolitanos Stanzione, Cavallino y Gargiulo. También la paleta de Poussin, con sus tonos suaves, fue notoria. En la segunda mitad del siglo se impuso el barroco, con representante como Mattia Preti, Lucca Giordano y Francesco Solimena.
Junto a los pintores que representaron las grandes tendencias del siglo de oro napolitano, hay que recordar a los pintores de paisajes, naturalezas muertas o flores (Recco, Ruoppolo o Belvedere), algunos de ellos con sorprendentes resultados caravaggescos, precisó Spinosa.