La ruta de la cerveza y el Hangar-7 en Salzburgo

17/10/2011 - 11:33 Europa Press

Quizás por su proximidad a Baviera, Salzburgo puede presumir también de su cultura cervecera. Gracias a la herencia que dejaron sus monasterios, la "ciudad de Mozart" puede ser vista y degustada de otra manera en una "ruta clandestina" de la cerveza que podemos combinar con la oferta más moderna y más elitista en la bella ciudad austriaca: "Hangar-7", la tarjeta social y gastronómica del Imperio Red Bull,  para muchos el nuevo icono arquitectónico del Salzburgo del siglo XXI.

"Hopfen und malz Gott erhalt's" ("Dios guarde al lúpulo y la malta"). Cientos de placas como está reciben al viajero en el Monasterio Agustino de Mülln. La cervecería más antigua de Austria seduce en este local que rezuma en sus salones y mesas tradición, fiesta y tertulia en una curiosa convivencia de vecinos y turistas, deseosos de probar la cerveza en sus populares jarras de piedra. "Märzenbier", "Fastenbier" y "Bockbier" se llevan la palma entre las preferencias de los visitantes y con un precio ajustado: una jarra de media litro cuesta entre 2,80 y 3 euros. Hay otra ventaja, al menos de momento, los fumadores disponen de un salón para ellos sin tener que salir a su encantador jardín de castaños y, por otro lado, los que quieren acompañar la cerveza con algo sólido pueden hacerlo comprando las típicas delicias regionales, como el asado de cerdo o las clásicas salchichas y quesos, en el "Standlgang", una zona de puestos -antiguas celdas- situada en el interior del viejo monasterio.

Los monjes elaboraban esta cerveza de forma artesanal desde 1621. Lo hacían, primero, para consumirla durante la Cuaresma, pero con los siglos se convirtió en un acto social más de la ciudad. Hoy en este viejo monasterio de 5.000 metros cuadrados, con capacidad para más un millar de personas si se cuenta también con su coqueto jardín, aficionados y degustadores más profesionales siguen lavando sus jarras en una vieja fuente y utilizan un grifo de agua caliente para consumir la cerveza con su mejor sabor. Aunque, como dice Alejandro, nuestro guía en la ciudad barroca, "la cerveza es más buena, cuanto más sencilla sea", y así lo entienden aquí donde trabajan 37 empleados y se producen 10.500 hectolitros anuales con el mismo método y las mismas tinas y alambiques que funcionaban hace un siglo.

El que quiera tocar, ver, disfrutar del aroma, y degustar esta bebida tiene otra sugerente opción en la ciudad. No es otra que el Museo de la Cervecería Stiegl Brauwelt, el más grande de los que existen en Europa. Stiegl, probablemente la cerveza más popular en Austria, ha transformado sus antiguas salas de fermentación y producción para dar paso a una exposición muy interesante. Con el precio de la entrada (9 euros) se puede degustar el crujiente pan Brezen acompañado de una rica cerveza de barril en su encantador patio-jardín al aire libre con música en directo en los meses de verano. La cervecería se ha convertido así en un espacio muy popular que también acoge espectáculo de folklore tradicional, música jazz o cabaret.

La ruta cervecera puede continuar por otros muchos establecimientos distribuidos por toda la ciudad. Entre los clásicos figura "Stieglkeller", que destaca por sus magníficas vistas desde la parte alta del casco antiguo; "Fideler Affe" es otra propuesta llena de sabor tradicional pues su registro oficial data de 1407 y cuenta con una legendaria cerveza en su carta ("Trumer Weisse"); o "Die Weisse" (1901), situado en Rupertgasse, combina la tradición y el nuevo diseño contemporáneo. En cuanto a las apuestas nuevas conviene darse una vuelta por "Gusswerk", a las afueras de Salzburgo. Se trata de una cervecería muy de moda donde se produce una cerveza  biológica ya muy premiada en Europa y muy consumida entre los salzburgueses, pues el 80 por ciento de su producción, 2.000 hectolitros anuales, se vende a particulares (el pack de 6 botellas de 33 cl cuesta 7 euros).

Claro que si se quiere disfrutar de "lo último de lo último" en lo que se refiere a la oferta gastronómica en Salzburgo, la visita a Hangar-7 se hace imprescindible. Se trata de la última tarjeta de visita del imperio Red Bull con un chef de prestigio, Roland Trettl, al mando de los fogones. Su especialidad es la "smart food" ("comida inteligente"), con más de 130 recetas innovadoras servidas en vaso, aunque también se puede visitar el imponente edificio, mezcla de museo y galería de arte, para tomar una copa o, por qué no, una cerveza.

Situado en el aeropuerto de Salzburgo, como base para la colección de aviones históricos de los Flying Bulls y de los coches de carreras de Red Bull, Hangar-7 se ha convertido en un nuevo icono arquitectónico de la ciudad desde que fue inaugurado el 22 de agosto de 2003. Se trata de una generosa construcción monocasco de acero y cristal que da la impresión de dinamismo e ingravidez. Visto por fuera, el hangar parece un ala de un avión y en su interior llama la atención su asombrosa bóveda, multicolor en la oscuridad de la noche, que pesa más de 1.500 toneladas.