Las muñecas de Juan Ortega ante una inválida corrida de El Torero
El torero oriundo de Checa dio una vuelta al ruedo en su primero.
El frío viento que sacudió la Resurrección de la Semana Santa apenas invitaba a sentarse sobre el cemento de Las Ventas. El tiempo frenó la entrada, que no fue proporcional a la expectación generada por una terna de ilusionante concepto. Una inválida corrida del hierro de Salvador Domecq condicionó para mal el guion y tan sólo Juan Ortega brilló con luz propia. A la muerte de su primero dio una vuelta al ruedo que sirvió para consolidar el ambiente dejado en agosto. Pero más allá del resultado, quedó la sensación de encontrarnos ante un torero de exquisito poso. El quite a la verónica fue pura delicia por la manera de ofrecer la bamba del capote. Muñecas de seda en los lances y en el remate de la media a la cadera. Pronto puso Juan de acuerdo al público venteño desde la prestancia del saludo capotero y en la manera torera de llevar al toro al caballo. Los ayudados iniciales tuvieron sabor ante un toro tan flojo como noble. A media altura y al abrigo de las tablas, lo llevó el de Checa en muletazos preñados de torería. La manera de componer y de embarcar se mecían a ritmo procesional . De uno en uno - no admitía el toro la ligazón- rebañó el agua de un poco abocado a la sequía. Los tiempos entre series fueron claves. La espada cayó baja y el presidente no atendió la pañolada.
Devuelto el flojo quinto, saltó al ruedo un sobrero de Lagunajanda sumamente deslucido. Con la cara alta y un punto gazapón entre muletazos. Lo intentó Juan Ortega sobre ambas manos en una labor imposible. La larga faena y el desacierto con los aceros hicieron sonar los dos avisos.
Inédito quedó David Galván. Con su primero, de inconclusos finales, intentó hacer bien las cosas sin llegar a obtener mayores cotas. Su flojísimo segundo fue duramente protestado y la faena se desarrolló ante una oleada de recriminaciones al palco.
Tampoco Pablo Aguado corrió mayor fortuna ante el ensabanado tercero, al cual faenó por la mano zurda. Varias veces buscó al torero y llegó a levantarle los pies del suelo. Ante el que cerraba plaza, con cierto genio, Aguado hizo un esfuerzo.
Plaza de toros de Las Ventas. Corrida de Domingo de Resurrección (21 de abril de 2019). Más de un cuarto de entrada. Toros de El Torero: nobles y de escasa fuerza, especialmente el primero y el cuarto. El sobrero de Lagunajanda (5º bis) muy deslucido.
David Galván, de corinto y oro. Silencio en ambos toros de su lote.
Juan Ortega, de verde botella y azabache. Vuelta al ruedo tras petición de oreja. Silencio tras dos avisos en el quinto.
Pablo Aguado, de verde y oro. Silencio y silencio tras aviso en el sexto.