Llegan los primeros refugiados de la guerra de Ucrania a los hogares de Guadalajara
Dasha y su madre Liana son dos mujeres ucranianas que, gracias a la solidaridad de dos familias guadalajareñas, han podido escapar de su país y se han juntado en la capital alcarreña donde poco a poco van haciendo su nueva vida.
La primera en llegar fue Dasha, que lo ha hecho gracias a Raúl y Gema, dos vecinos de Guadalajara. Hace apenas unos días llegó su madre Liana a casa de Fernando y Resu, que viven en la capital guadalajareña: “Unos amigos el sábado por la tarde nos llamaron diciendo que ellos tenían a una niña de 18 años y que si queríamos acoger a la madre que ya venía de camino”, señala Resu.
Dicho y hecho: “Ante circunstancias tan complicadas soluciones rápidas no nos lo pensamos y rápidamente se lo comentamos a nuestros hijos y tomamos la decisión de acoger aquí a la mamá para que estuvieran ambas unidas”, comenta.
Tanto Raúl y Gema, como Fernando y Resu, no han dudado en ningún momento acoger a estas mujeres en sus casas para darlas un hogar y así poder escapar de la guerra. De esta forma se demuestra la solidaridad que hay en Guadalajara. “Si se quiere se puede, porque nosotros somos una familia numerosa de Guadalajara de toda la vida y Guadalajara es una ciudad muy solidaria; igual que nosotros hemos podido, cualquier persona de España, y cualquier familia de España, estoy segura que tiene un rinconcito para poder acoger a gente de Ucrania que, como nosotros, es normal y corriente, que procede de un país que lo tenemos aquí al ladito”, recalca.
Con el paso del tiempo tanto Liana, como Dasha, irán aprendiendo español y será más fácil la comunicación. Mientras, el inglés es el idioma predominante. Bien lo sabe el hijo mayor Rodrigo, que están sirviendo de traductor y comunicador para que la convivencia sea lo más agradable posible. “Nos comunicamos en inglés y, más o menos, nos entendemos, pero tiene muchísima inquietud por aprender el español y ya va soltando frases así que empezó bien, pero cada vez mejor”, señala Rodrigo.
El padre y el hijo todavía están en Ucrania, pero, gracias a la solidaridad de varios amigos, también han conseguido traer a una hermana de Liana y a una sobrina que acaban de llegar a Guadalajara.
Ambas familias de acogida no dudan que su actitud servirá de ejemplo para que cada vez más vecinos se sumen a la iniciativa.