Los acusados aseguran que el fuego se originó en un rastrojo

02/07/2012 - 14:37 M.T.A

Esta mañana ha comenzado en la Audiencia Provincial de Guadalajara el juicio por el incendio de Riba de Saelices, en julio de 2005, que arrasó 13.000 hectáreas y costó la vida de 11 retenes.
La sesión ha empezado con la declaración de los tres excursionistas acusados, M.H.S, J.J.J.C e I.K, que han coincidido en afirmar que las llamas se originaron en un rastrojo próximo, pero no en la barbacoa donde M.H.S se encontraba haciendo la comida. El primero en declarar ha sido M.H.S quien ha explicado que cuando estaba en la barbacoa oyó un ruido a su espalda “y ví un fuego redondo en medio del rastrojo”, según precisó, a unos 40 metros. A preguntas de la fiscal, que le recordó que según los informes periciales el fuego se originó en la barbacoa ha dicho que estos “están equivocados”. A preguntas de uno de los abogados de la acusación particular, ha referido que el origen de las llamas “pudo ser un cristal” y ha negado, según le ha planteado el letrado, que fuera un ascua: “absolutamente imposible porque yo estaba ahí”, ha respondido. Posteriormente, ha detallado, cogieron ramas y un cubo de basura para llenarlo de agua en una balsa próxima, mientras que otros fueron con el coche a avisar al pueblo. El acusado ha reconocido que con anterioridad a esto, al mover la parrilla que tenían en la barbacoa, cayeron unas brasas al suelo que prendieron al pie de la barbacoa, pero que las apagaron pisándolas y con agua, que según ha explicado, tenían en varias botellas sobre una mesa. M.H.S ha recordado que el guía de la Cueva de los Casares les dijo que tuvieran cuidado no fueran a prender la vega, pero que no lo consideraron una advertencia sino un consejo. “No creo que hubiera peligro”. Ha insistido en que cuando llegaron al pueblo hacía fresco y no notaron el calor hasta las dos de la tarde, aunque sabía que había llovido “poco” y que había hierbas secas en toda la vega. El acusado ha manifestado no saber si leyó el cartel que había en la zona que recomendaba el uso de carbón vegetal para encender la barbacoa. Él, según ha relatado, utilizó pastó, aliagas y leña de sabinas, que encendió con un mechero que le dejó J.J.J.C, y ha negado que usara papel.
A preguntas de su abogado, M.H.S ha afirmado que “no abandoné nunca la barbacoa” y “no me considero un imprudente”. A su juicio, todas las medidas que tomaron fueron las correctas, y ha insistido en que no preveía que podría originarse un incendio “ni lo provoqué”. Cree que las condiciones meteorológicas de aquel 16 de julio no eran distintas a las de la semana anterior. Ha dicho que pese a los informes, el viento venía del noroeste, que por eso hizo la barbacoa en el sur y no en el norte, y que era “flojo”. A su juicio, no tiene “ninguna” responsabilidad en el incendio, aunque se considera “responsable” de encender la barbacoa.

Los otros dos acusados tan sólo han respondido a las preguntas de la Fiscalía y de su letrado. J.J.J.C también ha insistido en que el fuego se originó en medio del rastrojo, pero “no ví ninguna conexión entre el rastrojo y la barbacoa”. Entonces, según ha relatado, junto a I.K cogieron un cubo de basura que estaba vacío, lo llenaron en la charca, lo llevaron hasta el camino y lo volcaron. El acusado ha insistido en que M.H.S era el encargado de vigilar la barbacoa y que “ninguna otra persona” lo controló. Ha recordado que el guía de la cueva les advirtió de la misma forma que puede hacerlo un padre a un hijo “pero no insistió más”. Respecto a las condiciones meteorológicas ha asegurado que “era un día de verano agradable” y que desconocía que en esos días había una ola de calor. “No me parecieron circunstancias especialmente graves”. I.K, por su parte, que ha precisado de una traductora para hacer su declaración, ha insistido en que fue M.H.S quien se encargó de preparar, encender y controlar la barbacoa y “nunca” la abandonó. El acusado ha explicado que él sólo ayudó a sacar las cosas del coche y que estuvo jugando con un perro, y que no era consciente de que existía riesgo de incendio.

Tras la declaración de los acusados han pasado por la sala los testigos. El primero ha sido el guía de la Cueva de los Casares. Este ha insistido en varias ocasiones que advirtió a los excursionistas del riesgo existente para hacer fuego dadas las altas temperaturas existentes, el viento y la existencia de un rastrojo próximo. Según el guía, cuando él se marchó del lugar, tras terminar la visita a la Cueva de los Casares, no vio sobre la mesa botellas de agua “ni nada”. Por la Audiencia Provincial ha pasado también un vecino de Selas, la mujer del guía de la Cueva, la esposa de M.H.S, dos amigos de estos que también estuvieron ese día allí, y el testimonio de un Guardia Civil del puesto de Torremocha del Campo, entre otros. En total, entre hoy y mañana, pasarán por la sala 26 testigos más los peritos. El juicio se prolongará hasta el miércoles.