Los Bribones de Laviana, del embalse de Entrepeñas a buscar yacimientos perdidos en Jordania

19/10/2021 - 11:54 J.Pastrana

Pocos investigadores se parecen tanto a la imagen romántica que tenemos de los arqueólogos como los Bribones de Laviana. Su última aventura les ha llevado a realizar complejos trabajos verticales en Jordania. Aunque antes de viajar han tenido que preparlos concienzudamente... en el entorno de Sacedón y Auñón. 

En Jordania, a 50 kilómetros de la archiconocida ciudad de Petra, existe un enclave arqueológico que está considerado algo así como su hermano pequeño: el yacimiento de Sela. Ocupa 42 hectáreas y tiene un perímetro de unos 11 kilómetros. “Es tan abrupto, que para recorrerlo completamente hacen falta 13 horas, un buen físico y un completo equipo de escalada”, asegura el programa que National Geographic le ha dedicado a los investigadores que están tratando de desvelar sus secretos.

Entre ellos hay arqueólogos y expertos en lenguas antiguas, claro, pero también un grupo de expertos escaladores, el Grupo de Investigación Histórico Los Bribones de Laviana. ¿Por qué? Porque algunas de las inscripciones que deben descifrar se encuentran a 90 metros de altura. Un reto añadido que complicaba el trabajo de personas como la asiriologa  Rocío Da Riva, la directora de la excavación, que debía mantenerse suspendida a esos 90 metros “como si fuera un títere”, ya que debía reservar sus manos para hacer fotografías y estudiar las escrituras del lugar.

 

Investigadores durante los trabajos verticales realizados en el yacimiento de Sela.
 

Por eso, al conocer las complejidades de su investigación, Los Bribones, con más de 100 hallazgos arqueológicos a sus espaldas y numerosas colaboraciones con otros investigadores y administraciones, se sumaron sin pensarlo a la aventura. Al frente de ellos se encuentra Arcadio Noriega, quien pudo sentir en primera persona la magnificencia del yacimiento. “Es un sitio que te hace ser muy pequeñito”, señala consciente del reto físico y técnico que suponía “bajar a una especialista científica que nunca había tocado unas cuerdas para que hiciera su trabajo mientras estaba colgada en el vacío”.

El proyecto era tan delicado que dedicaron un año y medio a preparar los trabajos verticales que deberían acometer en Jordania. “Comprobamos las condiciones físicas y mentales de Rocío (…) Éramos consciente de que le iba a impresionar mucho porque además iba a salir desde un trípode, balanceándose en el vacío. Había que ponerla un poco a prueba, ver que no tuviera vértigo, que confiara en nosotros y que la comunicación funcionara, porque luego en altura todo es más complejo. ”.

 

El entorno de Sacedón y Auñón se convirtió en el campo de pruebas perfecto para las técnicas a emplear en Jordania.
 

Uno de los lugares que cobró protagonismo durante ese año y medio de prácticas fueron el entorno de Sacedón y en Auñón, donde se encontraba la pared en la que hicieron las prácticas de escalada. “Pudimos practicar técnicas de escalada de manera fidedigna en una cantera abandonada con una pared vertical de 70 u 80 metros”, lo que aproximaba sus recreaciones a la realidad que encontrarían en el yacimiento de Sela.  El resultado no pudo ser más positivo, ya que además de prepararlo todo descubrieron la fuerte personalidad de la directora de la excavación. “Nos sorprendió muchísima. Es una especialista y una científica extremadamente echada para adelante. No hubo ningún problema”.

Aunque el grupo de Los Bribones es originario de Asturias, donde centra su actividad, los miembros que se enrolaron en esta aventura y la propia Rocío da Riva viven en torno al centro de la península. “Buscamos algo que pudiera asemejar a lo que nos íbamos a encontrar en Jordania, esas alturas y capacidades pétreas. Hicimos un rastreo y encontramos esa pared en el entorno de Sacedón, una antigua cantera, en la que recreamos el plan A, B y C”.

 

Los trabajos verticales implican un gran riesgo.
 

Dado que no podían hacer un estudio previo del yacimiento de Sela sobre el terreno, querían tener varios planes de actuación previstos por lo que pudiera ocurrir. “Fuimos con tres planes de trabajo distintos. Teníamos que descolgarla por la pared, pero sin que  tocara la inscripción y con espacio para que hiciera su fotometría y su estudio”.

Además, durante dos días aprovecharon para recrear lo más fielmente posible las condiciones de vida en Jordania. “Teníamos que probar un poco la forma de vida que tendríamos allí. Íbamos a dormir a la intemperie y había que ver cosas de logística, material y vestuario. Todo lo pusimos a prueba en Guadalajara, aunque esta claro que luego la situación iba a ser mucho más precaria, lejos de cobertura sanitaria, con serpientes y hasta hostilidad”.

 

La preparación no se limitaba a los trabajos verticales. También había que bajar a pozos que eran antiguos almacenes y perimetrar el yacimiento de Sela, “algo en lo que tardamos entre 9 y 11 horas. Fuimos el primer grupo del mundo en hacer el perímetro entero”. Para ello, aunque todos los bribones colaboraban en todas las tareas, se optó por especializar a cada uno de los integrantes del grupo en una misión, para que luego ejerciera como jefe de equipo, aunque Noriega fuera quien los coordinaba a todos. Así, David González era el jefe de equipo a la hora de realizar los trabajos verticales con la incripción, Raúl Mejía quien asumió el mando a la hora de investigar los pozos, y Alejandro López ejerció de líder durante la perimetración del yacimiento.

Además, en Sacedón conocieron a otros dos miembros del equipo, un especialista alemán y Mohammad Najjar, descubridor de las auténticas Minas del Rey Salomón, a las que Los Bribones también viajaron. “Vamos a volver a Jordania”, asegura Noriega. “Y tenemos otras expediciones por el mundo. Había otra en Afganistan, pero con la pandemia y esto que ha pasado ahora…”. Serán viajes que también resultará necesario preparar y, además de Asturias, ya han fichado Sacedón y la provincia de Guadalajara como escenario de entrenamientos. “Es una tierra que a nosotros nos facilita mucho la ambientación en las expediciones, con calor intenso en verano y también frío intenso en invierno”.  

 

Foto de familia del equipo desplazado hasta Jordania. 
  

Aventureros de la arqueología

Pocos investigadores encajan mejor con la imagen romántica de los arqueólogos a lo Indiana Jones que Los Bribones de Laviana. La mayor parte de ellos vienen del campo militar, de las líneas de trabajo en altura, pero pasión por la investigación despertó hace mucho tiempo.

La historia arranca en el año 97 del pasado siglo, cuando un grupo de amigos del pueblo de Laviana empezaron a reunirse para investigar cuevas, hacer escalada y montañismo. “Nos hacíamos llamar La Brigadilla de Boinas Negras”, recuerda Noriega, y de hecho “íbamos con unas boinas negras de esas de pueblo”. Pasaron los años, los trabajos y algunos tuvieron que salir de Laviana, pero la pasión había dejado su huella y en 2015 volvieron a juntarse, ya con una formación más fuerte. “Recuperamos el nombre de Bribones, como la forma abreviada de Brigadilla de Boinas Negras y empezamos a apostar por el patrimonio y a colaborar con arqueólogos y etnógrafos para darlo a conocer”. Poco a poco se fueron profesionalizando y ahora el grupo está formado por tres grandes pilares: la arqueología, la etnografía y la mitología, “pero siempre sobre una base de aventura que es lo que nos atrajo”.

 

 

Poco a poco su prestigio ha ido creciendo y en estos momentos ya es internacional. Además del trabajo en Sela y su paso por National Geographic, han salido en el Times y tienen pendiente ese trabajo en Afganistán, en la Cueva de los Leones, y el rastreo del buque San Telmo en la Antártida. “También vamos a hacer un estudio en la zona de Turín” y ruedan Adventum, un documental que une investigaciones arqueológicas y etnografía en aventuras por tierra, mar y aire.