Los ‘diablos’ siembran el pánico en un pueblo de la Serranía del Ducado

10/02/2024 - 19:29 Redacción

Hoy se está celebrando la singular fiesta carnavalera protagonizada por los diablos de Luzón. Los mozos ya están por sus calles, con la piel protegida con cremas, se embadurnan los brazos, manos, cara y cuello con una mezcla de aceite y hollín molido que les da un color negro muy brillante y que contrasta con el blanco de los dientes hechos a base de trozos de remolacha.  

 

Corren entre las mascaritas tratando de asustar a las mujeres y dar miedo con su estruendo y tiznando aquí y allá con su oscuro ungüento, sobre todo a las mozas. Una vez calmada la euforia, los diablos disfrazados recorren las frías calles en una extraña e indefinible procesión que sólo se da en alguna pesadilla.

Se visten con negras vestiduras hasta los pies, una blusa muy ancha sin mangas y un faldón; en la cabeza unos enormes cuernos de toro o de buey con almohadilla que se atados a los hombros y la frente, todo ello tapado por un pañuelo negro hasta la nuca. A los pies trozos de saco liados con simples cuerdas y como remate, unos enormes cencerros  a la cintura llamados “trucos y cañones” rompen el silencio de la tarde cuando los diablos bajan corriendo al caserío mordiendo un trozo de patata que les sirve para refrescarse.