Los fumadores tienen tres veces más riesgo de sufrir periodontitis avanzada
18/11/2010 - 16:30
Los fumadores no sólo tienen tres veces más riesgo de sufrir periodontitis y de que ésta progrese más rápidamente, sino que en estas personas se suele retrasar mucho más el diagnóstico y, por lo tanto, la puesta en marcha del tratamiento más oportuno para esta enfermedad. Ésta es una de las principales conclusiones que se extraen del documento que presenta hoy la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración (SEPA), que se enmarca dentro de su campaña Cuida tus encías.
La cavidad bucal es una de las localizaciones donde más claramente se manifiestan los efectos del tabaco, ya que constituye su puerta de entrada obligada en el organismo y al efecto de los productos tóxicos se une el efecto físico (térmico). El humo de los cigarrillos está compuesto por unos 4.000 constituyentes que son farmacológicamente tóxicos, mutagénicos y carcinogénicos. Los fumadores tienen mayores niveles de bacterias patógenas en el periodonto y presentan una disminución de las defensas de la encía frente al ataque bacteriano, lo que se asocia con un importante aumento en la susceptibilidad a sufrir una infección periodontal.
Bajo el título Cuida tus encías especialmente si fumas, la SEPA resume en un documento la prevalencia, la etiopatogenia, los signos de alarma, la evolución y el tratamiento de la enfermedad periodontal en los fumadores. Los encargados de realizar este documento son los doctores David Herrera, Vicepresidente de SEPA, Rafael Magán, Vocal de la Junta Directiva de SEPA, e Isabel Santa Cruz, investigadora de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid, que califican al tabaco como uno de los más importantes factores de riesgo ambientales y modificables de padecer enfermedad periodontal y pérdida dentaria.
Profundizando en las causas
En este documento, disponible en su versión más divulgativa en la web de SEPA (www.cuidatusencias.com/index.php?option=com_content&view=article&id=153&Itemid=2), se llama la atención sobre los diferentes factores que pueden explicar el mayor riesgo de sufrir periodontitis y la mayor velocidad de progresión de la enfermedad en los fumadores. Una mayor presencia de patógenos bucales, una menor cantidad de células del sistema inmune (que, además, presentan alteraciones en sus funciones), la existencia de alteraciones en los fibroblastos (responsables de la síntesis de colágeno) y una menor vascularización de la encía son algunos de los hallazgos etiopatogénicos más relevantes.
Tal y como explica el Dr. Rafael Magán, la encía del fumador recibe un menor aporte sanguíneo y de oxígeno, a la vez que disminuyen sus mecanismos defensivos contra las bacterias de la placa bacteriana. Ésto justifica que estas bacterias dañinas produzcan una mayor destrucción del conjunto de elementos de sujeción del diente. Numerosos trabajos apuntan a que los fumadores podrían tener un mayor número de patógenos periodontales en comparación con los no fumadores.
También se ha observado un efecto perjudicial del tabaco sobre los fibroblastos (reduciéndolos), lo que puede tener impacto en el proceso destructivo, y en la respuesta de curación, asegura el Dr. David Herrera. Igualmente, algunos estudios sugieren que el tabaco afecta a las células del sistema inmune más importantes en la encía: a los leucocitos polimorfonucleares (reduciendo su cantidad y alterando su funcionamiento) y a los linfocitos B (alterando la producción de anticuerpos).
Respecto a la vascularización de la encía, los estudios demuestran que la densidad vascular no está afectada por el consumo de tabaco en la encía sana; sin embargo, cuando los tejidos están inflamados sí existen diferencias, documentándose un número de vasos sanguíneos significativamente menor en las localizaciones inflamadas de fumadores en comparación con localizaciones inflamadas de no fumadores.
En este sentido, los autores del documento aluden a un problema adicional que existe habitualmente en el abordaje de la enfermedad periodontal en los fumadores. No sólo se diagnostica más tarde, sino que esto conlleva un retraso significativo en la puesta en marcha de las necesarias medidas terapéuticas, afirma el Dr. Rafael Magán. Y es que, según el Dr. David Herrera, la respuesta inflamatoria en los fumadores podría estar alterada debido a los efectos del tabaco en la vascularización, lo que podría a su vez explicar la reducción de signos inflamatorios y un menor sangrado en las encías de los fumadores.
Por lo tanto, en estas personas es más común que se enmascare la enfermedad, al ser menos frecuente y patente uno de los principales signos de alarma que llevan a muchas personas a consultar a su odontólogo, como es el sangrado de las encías. El mensaje es claro: si se es fumador, no hay que confiarse en que las encías están sanas aunque no sangren, recalca la Dra. Santa Cruz.
Importantes consecuencias
Las encías de los fumadores presentan, por norma general, varias alteraciones importantes. Así, habitualmente, se trata de una encía fibrótica, con menor sangrado gingival, con bolsas periodontales más profundas, las encías están descarnadas (recesión gingival), es más frecuente la acumulación de sarro dental y tinciones dentales oscuras y la progresión de la periodontitis es más rápida.
También resulta más común entre los fumadores la recurrencia de la enfermedad periodontal y el desarrollo de otros trastornos asociados: es más habitual la aparición de leucoplasias en las encías (las lesiones blancas premalignas son hasta 6 veces más frecuentes en fumadores).
Pero, además, la respuesta a las medidas terapéuticas es menor: se aprecia una menor reducción de bolsas tras el raspado y alisado radicular, y tras cirugía periodontal hay mayor probabilidad de reaparición de las bolsas periodontales y es más frecuente que haya resistencia al tratamiento periodontal convencional. Como sintetiza la Dra. Santa Cruz, después del tratamiento inicial, que incluye la mejora de las medidas de higiene bucal por parte del paciente y el raspado y alisado radicular, los resultados de los estudios de investigación indican que la respuesta es peor en los fumadores; además, los resultados obtenidos con la terapia quirúrgica son menos favorables en estas personas.
El tabaco hace que la respuesta al tratamiento periodontal básico (raspado y alisado radicular) y avanzado (cirugía periodontal) sea mucho peor, siendo hasta un 50% menor la mejora en algunas aspectos clínicos. Además, se ha observado que la mayor parte de los pacientes que no responden adecuadamente a los tratamientos periodontales son fumadores (86-90%).
La respuesta a tratamientos periodontales más específicos también baja considerablemente entre los fumadores: los resultados de la cirugía mucogingival empeoran en un 25% en los fumadores; en los tratamientos regenerativos los fumadores alcanzan una tasa de respuesta que es prácticamente la mitad que la lograda por los no fumadores; y la tasa de fracaso de los implantes dentales es dos veces superior entre la población fumadora (mayores dificultades para que el implante se una al hueso).
Recomendaciones
Ante este panorama, los autores del documento de la SEPA ofrecen algunos consejos prácticos.
El principal reto y objetivo es conseguir que el fumador abandone este hábito y, en este sentido, la SEPA respalda y subscribe las medidas anti-tabaco que se pondrán en marcha en nuestro país a partir del próximo año. Los beneficios que se derivan del abandono de este hábito son inmediatos a nivel de las encías; según destaca el Dr. David Herrera, si se deja de fumar, en tan sólo 4-6 semanas empieza a recuperarse la revascularización de la encía, mejora la respuesta al tratamiento periodontal y se reducen progresivamente todos los riesgos y problemas asociados.
Ya para el fumador que mantiene su adicción al tabaco, el documento de la SEPA insiste en dos ideas clave: 1) esta persona debe hacerse una revisión más frecuente de sus encías; 2) al ser más susceptible al fracaso del tratamiento periodontal, se debe informar adecuadamente y de forma insistente a los fumadores sobre estos riesgos y limitaciones de la terapia.
Bajo el título Cuida tus encías especialmente si fumas, la SEPA resume en un documento la prevalencia, la etiopatogenia, los signos de alarma, la evolución y el tratamiento de la enfermedad periodontal en los fumadores. Los encargados de realizar este documento son los doctores David Herrera, Vicepresidente de SEPA, Rafael Magán, Vocal de la Junta Directiva de SEPA, e Isabel Santa Cruz, investigadora de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid, que califican al tabaco como uno de los más importantes factores de riesgo ambientales y modificables de padecer enfermedad periodontal y pérdida dentaria.
Profundizando en las causas
En este documento, disponible en su versión más divulgativa en la web de SEPA (www.cuidatusencias.com/index.php?option=com_content&view=article&id=153&Itemid=2), se llama la atención sobre los diferentes factores que pueden explicar el mayor riesgo de sufrir periodontitis y la mayor velocidad de progresión de la enfermedad en los fumadores. Una mayor presencia de patógenos bucales, una menor cantidad de células del sistema inmune (que, además, presentan alteraciones en sus funciones), la existencia de alteraciones en los fibroblastos (responsables de la síntesis de colágeno) y una menor vascularización de la encía son algunos de los hallazgos etiopatogénicos más relevantes.
Tal y como explica el Dr. Rafael Magán, la encía del fumador recibe un menor aporte sanguíneo y de oxígeno, a la vez que disminuyen sus mecanismos defensivos contra las bacterias de la placa bacteriana. Ésto justifica que estas bacterias dañinas produzcan una mayor destrucción del conjunto de elementos de sujeción del diente. Numerosos trabajos apuntan a que los fumadores podrían tener un mayor número de patógenos periodontales en comparación con los no fumadores.
También se ha observado un efecto perjudicial del tabaco sobre los fibroblastos (reduciéndolos), lo que puede tener impacto en el proceso destructivo, y en la respuesta de curación, asegura el Dr. David Herrera. Igualmente, algunos estudios sugieren que el tabaco afecta a las células del sistema inmune más importantes en la encía: a los leucocitos polimorfonucleares (reduciendo su cantidad y alterando su funcionamiento) y a los linfocitos B (alterando la producción de anticuerpos).
Respecto a la vascularización de la encía, los estudios demuestran que la densidad vascular no está afectada por el consumo de tabaco en la encía sana; sin embargo, cuando los tejidos están inflamados sí existen diferencias, documentándose un número de vasos sanguíneos significativamente menor en las localizaciones inflamadas de fumadores en comparación con localizaciones inflamadas de no fumadores.
En este sentido, los autores del documento aluden a un problema adicional que existe habitualmente en el abordaje de la enfermedad periodontal en los fumadores. No sólo se diagnostica más tarde, sino que esto conlleva un retraso significativo en la puesta en marcha de las necesarias medidas terapéuticas, afirma el Dr. Rafael Magán. Y es que, según el Dr. David Herrera, la respuesta inflamatoria en los fumadores podría estar alterada debido a los efectos del tabaco en la vascularización, lo que podría a su vez explicar la reducción de signos inflamatorios y un menor sangrado en las encías de los fumadores.
Por lo tanto, en estas personas es más común que se enmascare la enfermedad, al ser menos frecuente y patente uno de los principales signos de alarma que llevan a muchas personas a consultar a su odontólogo, como es el sangrado de las encías. El mensaje es claro: si se es fumador, no hay que confiarse en que las encías están sanas aunque no sangren, recalca la Dra. Santa Cruz.
Importantes consecuencias
Las encías de los fumadores presentan, por norma general, varias alteraciones importantes. Así, habitualmente, se trata de una encía fibrótica, con menor sangrado gingival, con bolsas periodontales más profundas, las encías están descarnadas (recesión gingival), es más frecuente la acumulación de sarro dental y tinciones dentales oscuras y la progresión de la periodontitis es más rápida.
También resulta más común entre los fumadores la recurrencia de la enfermedad periodontal y el desarrollo de otros trastornos asociados: es más habitual la aparición de leucoplasias en las encías (las lesiones blancas premalignas son hasta 6 veces más frecuentes en fumadores).
Pero, además, la respuesta a las medidas terapéuticas es menor: se aprecia una menor reducción de bolsas tras el raspado y alisado radicular, y tras cirugía periodontal hay mayor probabilidad de reaparición de las bolsas periodontales y es más frecuente que haya resistencia al tratamiento periodontal convencional. Como sintetiza la Dra. Santa Cruz, después del tratamiento inicial, que incluye la mejora de las medidas de higiene bucal por parte del paciente y el raspado y alisado radicular, los resultados de los estudios de investigación indican que la respuesta es peor en los fumadores; además, los resultados obtenidos con la terapia quirúrgica son menos favorables en estas personas.
El tabaco hace que la respuesta al tratamiento periodontal básico (raspado y alisado radicular) y avanzado (cirugía periodontal) sea mucho peor, siendo hasta un 50% menor la mejora en algunas aspectos clínicos. Además, se ha observado que la mayor parte de los pacientes que no responden adecuadamente a los tratamientos periodontales son fumadores (86-90%).
La respuesta a tratamientos periodontales más específicos también baja considerablemente entre los fumadores: los resultados de la cirugía mucogingival empeoran en un 25% en los fumadores; en los tratamientos regenerativos los fumadores alcanzan una tasa de respuesta que es prácticamente la mitad que la lograda por los no fumadores; y la tasa de fracaso de los implantes dentales es dos veces superior entre la población fumadora (mayores dificultades para que el implante se una al hueso).
Recomendaciones
Ante este panorama, los autores del documento de la SEPA ofrecen algunos consejos prácticos.
El principal reto y objetivo es conseguir que el fumador abandone este hábito y, en este sentido, la SEPA respalda y subscribe las medidas anti-tabaco que se pondrán en marcha en nuestro país a partir del próximo año. Los beneficios que se derivan del abandono de este hábito son inmediatos a nivel de las encías; según destaca el Dr. David Herrera, si se deja de fumar, en tan sólo 4-6 semanas empieza a recuperarse la revascularización de la encía, mejora la respuesta al tratamiento periodontal y se reducen progresivamente todos los riesgos y problemas asociados.
Ya para el fumador que mantiene su adicción al tabaco, el documento de la SEPA insiste en dos ideas clave: 1) esta persona debe hacerse una revisión más frecuente de sus encías; 2) al ser más susceptible al fracaso del tratamiento periodontal, se debe informar adecuadamente y de forma insistente a los fumadores sobre estos riesgos y limitaciones de la terapia.