Los kioscos y la tienda de golosinas de Aprodisfigu han cerrado sus puertas

08/02/2012 - 13:16 M.M.

Los vecinos acostumbrados a comprar la prensa en alguno de los cinco kioscos que gestionaba Aprodisfigu (Asociación de Disminuidos Físicos de Guadalajara) deberán buscar otro punto de venta puesto que en los últimos días han ido cerrando sus puertas debido al expediente de extinción de empleo presentado por la asociación. También ha echado ya el cierre la tienda de golosinas de la estación de autobuses, sumándose así a los numerosos locales que permanecen vacíos en esta terminal.
    Estas son las consecuencias más visibles para el ciudadano que ha tenido el expediente de empleo. Sin embargo, la más grave es que 63 personas que hasta ahora tenían un trabajo se han quedado sin él. La mayor parte eran empleados del centro de manipulado del polígono industrial de Cabanillas, que también ha cerrado.
    Aprodisfigu también deja de prestar el servicio de cafetería que venía desarrollando en algunos centros sociales, como en la sede de la Asociación de Vecinos Castilla, y la limpieza de algunos edificios.
    Todos estos trabajadores formaban parte del Centro Especial de Empleo de Aprodisfigu, que prácticamente desaparece. Tan solo sobreviven al expediente de extinción dos personas que trabajan en el edificio de Servicios Múltiples, en información, y otras tres que continuarán en el servicio de limpieza del aparcamiento de Dávalos.
    Se pone fin de esta forma a una etapa muy importante en la historia de Aprodisfigu y que ha dado trabajo en su mejor época a un gran número de personas con algún tipo de discapacidad. Quizás por eso precisamente, por la cantidad de puestos de trabajo que ha creado en un colectivo que tiene, además, más difícil su incorporación al mundo laboral, el Centro Especial de Empleo ha sido la faceta más conocida del trabajo de esta asociación, pero no es la única.
    Por eso, la desaparición de éste no supone el cierre de la asociación, que continuará con otra parte importante de su actividad, la labor social y asistencial.
    Las condiciones de extinción de los contratos aseguraban 35 días por año trabajado más una cláusula de mejora que podría llegar hasta los 45 días, si la liquidación del patrimonio lo permite.