Los secretos de Otto Dix, al descubierto en el Thyssen

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: EUROPA PRESS
El Museo Thyssen-Bornemisza plantea el “encuentro predestinado y fatal” entre fotografía y pintura en el artista alemán Otto Dix (1891-1969), en una exposición que permanecerá abierta desde hoy hasta el próximo 18 de mayo. El retrato del fotógrafo ‘Hugo Erfurth con perro’ abre esta muestra que, además de hacer un recorrido por la forma de trabajo de este pintor “realista acerado”.
Otto Dix. Retrato de Hugo Erfurth. Técnicas y secretos se enmarca dentro de las exposiciones Contextos de la Colección Permanente del Thyssen, y parte de una pieza de los fondos de la pinacoteca: el retrato de Erfurth con Ajax, su pastor alemán, realizado en 1926 por Dix.
Este proyecto, como explicó hoy el director del Thyssen, Guillermo Solana, es un trabajo conjunto entre los departamentos de Pintura Moderna y Restauración del Museo, bajo la dirección de Paloma Alarcó, conservadora de Pintura Moderna, y de Ubaldo Sedano, restaurador jefe.
La muestra, estudia, por un lado, el estilo realista de Dix y analiza la relación del pintor con su amigo Hugo Erfurth, afamado fotógrafo de retratos, además de profundizar en un capítulo fundamental del debate artístico de esos años: la equiparación de la pintura y la fotografía.
La exposición, asimismo, pretende descubrir al público los secretos de la particular técnica que Otto Dix utilizaba en sus obras y, en concreto, el retrato ya mencionado.

Grandes maestros
La pintura de Dix se caracteriza por su interés en recuperar las técnicas de los grandes maestros del Renacimiento alemán, como Durero o Cranach. Y es que Dix se enmarca dentro del denominado 'movimiento nueva objetividad', que como recordó Solana, se dio en el periodo de entre guerras, sobre todo en Alemania, y estaba opuesto al expresionismo y a las vanguardias.
Dix estaría dentro, entonces, de un "realismo acerado y clínico", dijo Solana, sobre un artista que aspiraba a ser "preciso, minucioso y neutro" en su obra, y que utilizó técnicas clásicas como la tabla y los bocetos a tamaño real para después trabajarlos a solas en su estudio.
Alarcó, por su parte, recordó que tras algunos experimentos expresionistas, futuristas e, incluso, dadaístas, Dix se decantó finalmente por un lenguaje realista propio que le permitía mostrar de manera crítica su repulsa por la sociedad que le rodeaba. Y destacó como "fundamental" en la obra del alemán el retrato de Erfurth con su perro, "una pintura realista imposible de conseguir en fotografía".