Los tapices de Pastrana regresan al palacio del Infantado 350 años después de su marcha

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: MAR GATO. MADRID
Después de un largo año de restauración en Bélgica, y tras su paso por el Museo del Cincuentenario de Bruselas, los paños de la Colegiata de Pastrana regresaron ayer a Guadalajara para ser exhibidos en las Salas del Duque del palacio del Infantado bajo el título ‘Las hazañas de un rey. Tapices flamencos del siglo XV en la Colegiata de Pastrana’. La exposición fue inaugurada por el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, quien se acompañó para tal evento por los embajadores en España de Bélgica y Portugal, Johan Swinner y Álvaro Mendoça, así como la directora de la Fundación Carlos de Amberes, Catherine Geens, entre otros.
Con un guiño a la tierra en la que residen y al palacio que algún día tiempo atrás se encargó de albergarlos durante varios siglos, los cuatro tapices de Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Pastrana ya están de vuelta de Bruselas, lugar donde han sido sometidos a trabajos de restauración gracias a la colaboración de la Fundación Carlos de Amberes. Con el esplendor de antaño recuperado, los tapices reaparecieron ayer bajo el título Las hazañas de un rey. Tapices flamencos del siglo XV en la Colegiata de Pastrana en las Salas del Duque del Museo provincial, convirtiendo a Guadalajara, tras Bruselas, en la segunda parada de una exposición que emprenderá, tras una permanencia de dos meses en la capital, un periplo itinerante que le llevará a Lisboa, Madrid y Toledo antes de su vuelta definitiva a Pastrana.
La inauguración y posterior apertura al público de esta magna muestra contó con un anfitrión de excepción, el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda. El responsable regional estuvo acompañado en tan importante acontecimiento por un nutrido grupo de autoridades, entre las que se encontraban los embajadores de Bélgica en España, Johan Swinner, y de Portugal, Álvaro Medoça; la presidenta de la Diputación provincial, María Antonia Pérez León; el párroco de la Colegiata de Pastrana, Emilio Esteban; el alcalde de Pastrana, Pablo Sánchez Sánchez-Seco, y la directora de la Fundación Carlos de Amberes, Catherine Geens, quien en su rol de comisaria de la exposición, fue la encargada de guiar a las autoridades a través de las dos salas –la de Escipión y Las Batallas– que albergan los tapices.
Tras la visita se sucedieron las impresiones de unos y otros. El primero en hacerlas públicas fue el propio presidente regional, quien destacó la excepcionalidad de los tapices, a los que auguró un exitoso en sus próximas citas en Madrid y Toledo, a la vez que un pronto regreso a Pastrana, “el lugar en el que tienen que estar”, y para el que “vamos a acometer una reforma del espacio que los alberga”.
“Estamos ante una joya que no podíamos consentir que se siguiera devaluando”, indicó Barreda al tiempo que significó la dimensión europea de los tapices así como del propio encuentro, escenificada con la presencia de los embajadores de Portugal y Bélgica en España.
Por su parte, el alcalde de Pastrana, Juan Pablo Sánchez, ensalzó el valor de los paños, a los que encumbró como “el orgullo de Pastrana”, a la vez como un “acicate para promover y fomentar el turismo, la cultura, la riqueza de nuestra tierra y, especialmente el medio rural, ahora que estamos en pleno proceso de desmantelamiento de la central nuclear de Zorita”. Con ese fin de seguir aportando vida al municipio, es que Sánchez destacó como prioritaria la creación de un gran museo de los tapices de Pastrana.

Viaje de ida y vuelta
Los tapices de la Colegiata de Pastrana viajaron con billete de ida y vuelta a Bruselas, lugar en el que estos hilos históricos fueron confeccionados y 434 años más tarde han sido objeto de un necesario y laborioso proceso de restauración por la Real Manufactura de Wit, que los ha liberado de las polillas y les ha devuelto la solemnidad de antaño. Los gastos de esta intervención han sido sufragados por la Fundación InBev-Baillet Latour del Rey Balduino de Bélgica, que ha aportado el 50 por ciento, mientras el resto ha corrido a cargo del Gobierno regional, con una aportación de 140.000 euros, además de la Diputación provincial de Guadalajara y la Fundación Caja Madrid.
Con la recuperación de los paños se cumplía la primera de las condiciones requeridas por la Colegiata de Pastrana a la Fundación Carlos de Amberes –que preside el escritor y periodista español Miguel Ángel Aguilar– para que los paños viajaran hasta Bruselas. La segunda condición sería el regreso de los tapices tras consumarse el motivo real del viaje de los mismos: su exhibición en el Museo del Cincuentenario de Bruselas, lugar en el que han permanecido durante dos meses cosechando más de 21.000 visitas. Con su presencia en la capital belga, los paños imprimieron un sabor alcarreño a la primera exposición cultural celebrada en el marco de la presidencia española en la Unión Europea, hito que propició el viaje de una comitiva española encabezada por la consejera de Cultura, Turismo y Artesanía, Soledad Herrero; la presidenta de la Diputación provincial, María Antonia Pérez León; el alcalde de Pastrana, Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco; y el párroco de la Colegiata de Pastrana, Emilio Esteban.
Al compromiso de recuperar estos cuatro paños se une ahora el de su conservación y promoción. Para ello la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara, a tenor del convenio firmado con la Fundación Carlos de Amberes, acometerá en breve una reforma en la Colegiata de Pastrana que permitirá adecentar las salas que cobijan estos tapices. El proyecto cuenta con el apoyo de la Junta de Comunidades y la Diputación provincial.

Esencia histórica
Los cuatro tapices de la Colegiata de Pastrana que desde ayer cuelgan en las Salas del Duque del Palacio del Infantado datan del siglo XV (1471 a 1475) y narran escenas de las conquistas de Alfonso V de Portugal –también conocido como El africano por su hazañas en tierras de este continente– de los puertos de Arzila y Tánger, ambos en Marruecos. La excepcionalidad de los paños radica, esencialmente, en su calidad técnica, su procedencia y en las dimensiones, que alcanzan los 11 metros de ancho por cuatro de largo, unas medidas que lleva implícita una gran laboriosidad, además que una evidente limitación para ser expuestos en salas museísticos. Asimismo estos tapices resultan excepcionales porque son de los escasos ejemplos que existen en tapicería que narran hechos contemporáneos concebidos para exaltar el poder y la gloria del rey como conquistador y defensor de la fe.
Avalado como documento histórico de gran valía, largas leyendas en la parte superior de los tapices explican las escenas, a excepción del cuarto, que ha perdido esta franja. El resto da cabida a la narración de los hechos, que no sólo facilitan información sobre los personajes representados, sino que proporcionan también datos de interés relativos a los uniformes y lar armas de los portugueses y su flota. En las imágenes se reconoce claramente al rey Alfonso V y a su hijo Don Juan, y muestran escenas bélicas donde aparecen soldados, armas, estandartes, combates, embarcaciones, ciudades y escudos.
Con motivo de la exposición, se ha editado una monografía sobre los tapices patrocinada por la Fundación Juan Entrecanales, una publicación que no hace sino darle un valor añadido a la muestra.

Joyas de tapicería
La Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Pastrana posee una colección de nueve tapices flamencos, seis de los cuales narran las conquistas del rey Alfonso V de Portugal. Hoy constituyen uno de los conjuntos más valiosos del último cuarto del siglo XV, y una de las joyas de la tapicería de los siglos XV y XVI.
Aunque no existen documentos que demuestren su origen, se cree con seguridad que estos paños fueron realizados en el Flandes de entonces, en el prestigio taller de Passchier Grenier en Tournai, por encargo del propio monarca Alfonso V. Las similitudes con otros tapices procedentes de este taller avalan esta teoría.
Por su parte, y aunque es incierta la forma en la que llegaron los paños a la España, existen varias hipótesis al respecto, siendo una de las más sólidas la que la posiciona como uno de los artículos que formaron parte del botín español en la batalla de Toro de 1 de marzo de 1476, y que enfrentó a Isabel la Católica y Alfonso V. No obstante, antes de asentarse en la que es hoy su morada actual, permanecieron al menos desde el año 1532 en el palacio del Infantado. Ya en el siglo XVII, la que fuera la octava duquesa del Infantado, casada con el duque de Pastrana, lo dona a la Colegiata.