Lugano, el aroma italiano de Suiza

11/08/2011 - 09:42 Europa Press

Lugano, la capital financiera del cantón de Tesino, desprende por todos sus poros un original aroma italiano, visible en su cultura, la lengua y su gastronomía, pero estamos en Suiza y sus habitantes se enorgullecen de ello. A las orillas de su famoso lago, todos disfrutan de su potencial económico, con más de 70 instituciones bancarias diferentes, y de su excepcional calidad de vida.  

El puente levantado en 1847 entre Melide y Bissone que unía las dos orillas del lago de Lugano, también llamado de Ceresio, y la apertura del túnel de San Gotardo en 1882, en el centro geográfico de Suiza, acabaron con el aislamiento de esta ciudad, la más poblada de Tesino, y su posterior florecimiento económico. Mucho antes este cantón había sido anexionado al Imperio Romano, gobernado en la Edad Media por los duques de Milán, que construyeron aquí las más impresionantes fortalezas y acabaron "importando" junto a las familias lombardas más ricas palmeras y otras exóticas plantas que hoy embellecen los más preciosos rincones del cantón, sobre todo en Lugano, dando un aspecto subtropical y mediterráneo a este delicioso lugar. Finalmente, Tesino fue conquistado en el siglo XV por la Confederación Helvética declarándose miembro pleno en 1803 tras la invasión de Napoleón Bonaparte. En la actualidad, Lugano ocupa el tercer puesto entre los centros financieros más importantes de Suiza tras Zurich y Ginebra.

La Piazza della Reforma es el corazón palpitante de Lugano y el escenario del famoso festival de jazz que se celebra todos los veranos. En esta histórica plaza destaca su Ayuntamiento neoclásico y algunas de las viejas casas de pescadores convertidas hoy en restaurantes y trattorias. A solo unos metros se encuentra "Lungolago" que recorre toda la bahía hasta Paradiso. Se trata de un largo paseo salpicado de embarcaderos, tilos con excelentes sombras para caminar y una vía urbana de tres kilómetros y medio que se convierte en todo un espectáculo por los numerosos coches deportivos de lujo que circulan por ella. Los luganeses comparan esta "media luna" con la de Río de Janeiro, sobre todo si se divisa por la noche desde el mirador del Monte Brè (925 m.) con una fantástica vista -vale la pena subirse al funicular para disfrutar de ella- de todo Lugano y el Monte Salvatore, el "Pan de Azúcar" de la ciudad con sus 912 metros de altura.