Manuel Gutiérrez Aragón: “El final de ETA será negociado”

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: CH. L MONJAS. COLPISA
Una película “testimonial” sobre lo que está pasando en el País Vasco. Manuel Gutiérrez Aragón insiste en que su propósito con ‘Todos estamos invitados’ ha sido contar una historia de cine “y huir del apelativo político”. Amenazas, miedos y memoria son los mimbres del último trabajo del veterano director cántabro, que confió en Jose Coronado y Oscar Jaenada esta producción sobre un profesor amenazado por ETA y un joven etarra que resulta herido mientras comete un atentado y pierde la memoria.
La italiana Vanessa Incontrada completa el reparto de esta cinta que el próximo 4 de abril abrirá el Festival de Málaga 2008 y una semana después, el 11 de abril llegará a las salas. Gutiérrez Aragón insiste en que su trabajo no tiene nada que ver con las posiciones de los partidos políticos en el tema terrorista y, de estar en su mano, hubiera estrenado el filme cuando estaba previsto, el pasado febrero. “Pienso que hubiera enriquecido el debate. Los productores no querían que se utilizara políticamente y decidieron presentarla después de las elecciones”, declara.
¿Cómo se verá su película después del asesinato de Isaías Carrasco?
El asesinato de Carrasco es como una vuelta a los atentados personalizados. De aquí al estreno pueden pasar cosas, buenas o malas. Esta película se va a ver según lo que haya pasado, dependerá del momento.
‘Todos estamos invitados’ retrata a los que ‘miran hacia otro lado’.
Ahora hay muchos demócratas de nuevo cuño que en el franquismo también miraban para otro lado. En el franquismo, la iglesia, los jueces... miraron para otro lado. Lo que pasa hoy en el País Vasco me recuerda lo que yo viví en el franquismo.

La película se desarrolla en el 2000, en San Sebastián.
Pero es en los pueblos, donde filmé ‘Visionarios’, donde la vida es mucho más terrible y se nota más el control nazi de un grupo violento sobre la ciudadanía desarmada.

Uno de los dos protagonistas del filme es un etarra ¿le preocupan las reacciones ante este personaje?
Lo que se exponen son las razones del personaje, no las mías. Además, no sale para equilibrar esta historia. No he hecho el filme según una opción política.

No es el único cineasta que, recientemente, habla sobre ETA
Siempre se nos ha reprochado que no hacíamos películas sobre ETA. La explicación es que ETA viene de unos años del franquismo en que ellos eran unos luchadores antifranquistas más. Con el tiempo se ha ido cambiando el juicio hasta considerarles asesinos, pero eso no pasó de un día para otro. Se convirtieron en enemigos cuando empezaron a matar a representantes democráticos. Ha habido una evolución, y los que hacemos cine también hemos sufrido la misma evolución respecto a la consideración que se tiene de ETA.

En ‘Todos estamos invitados’ hay una posición.
He intentado meterme en todos los charcos que no debía. Los políticos son los que tienen que ser correctos, yo tenía que decir todo lo que los políticos no pueden decir. Los políticos no pueden reprochar a la sociedad vasca que mire para otro lado, pero a mí no se me puede pedir que la película sea lo que los políticos desean que se diga.
‘Todos estamos invitados’ se rodó cuando existía una tregua.
La negociación ha sido mal llevada, porque se le dejaba el protagonismo mediático a ETA, se esperaba a saber qué había decidido la banda. Estuvo mal llevada. Lo que es inconcebible es que ahora un partido exija al Gobierno que firme que no negociará con ETA. Aunque la otra negociación fuese muy mala, el final será negociado.
¿Pasó miedo durante el rodaje?
No. Hubo técnicos y actores que se negaron a hacer la película por miedo, porque vivían allí. He querido rendir homenaje a los que viviendo allí han hecho el filme.