Mariano Rajoy quiere recuperar para el nuevo PP a los que perdieron el Congreso

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

La dirección que salió del cónclave de este fin de semana estrenó despacho en la sede de la calle Génova ayer, pero también cumplió con uno de los mandatos que les transmitió su jefe de filas para que salgan a la calle y mejoren su comunicación con los ciudadanos.
Todos los dirigentes hablaron en distintos medios de comunicación con mensajes coincidentes en busca de la paz interna.
Con la misma intención de cerrar las brechas y curar las heridas abiertas en los últimos meses, lo primero que hizo la secretaria general, María Dolores de Cospedal, fue llamar a la presidenta saliente del PP Vasco, María San Gil, una asignatura pendiente de la cúpula ‘popular’. Poco después, en una entrevista Telecinco, dijo que San Gil es “magnifica” y “admirada”, “una mujer del PP” y “una amiga”. “A María la llevo en el corazón”, añadió, y se comprometió a poner todo de su parte para que la dirigente vasca “se sienta a gusto con nosotros”.
Antes de despachar con Rajoy y también con los tres vicesecretarios, Cospedal mantuvo una “intensa” reunión con su predecesor para el traspaso de documentos. La relación de la nueva ‘número dos’ y Ángel Acebes es muy estrecha pues el entonces secretario general fue decisivo para que la presidenta del PP de Castilla-La Mancha dejara la Consejería de Transportes del Gobierno de Madrid para convertirse en candidata a la Junta en las últimas elecciones autonómicas.

Cambio
En declaraciones a Onda Cero, el líder del PP envió un mensaje conciliador a sus correligionarios y se comprometió a “trabajar” para recuperar la confianza de ese 16,26 por ciento del partido que no le dio su voto en el congreso de Valencia. La sima abierta entre su posición y la de José María Aznar es la primera que debe corregir si quiere dar ejemplo de unidad. Pero no resultará tarea fácil porque la bronca que le propinó el ex presidente del Gobierno adquirió tal relevancia en el cónclave que resulta difícil de disimular.
Disuelta la asamblea de Valencia, el reelegido presidente explicó que “la vida va cambiando” y dijo que “estamos en otro momento de la historia” del PP, distinto al que protagonizó su predecesor en el que ha nacido un nuevo partido. Aznar volvió a recuperar su mutismo y Rajoy insistió en que el ex presidente del Gobierno ya no está en la política activa por voluntad propia.
Laminados los ‘azanaristas’ y sus afines como Gabriel Elorriaga, Carlos Aragonés o Juan Costa, el primer problema interno que se le presenta al nuevo equipo dirigente del PP es la organización de Madrid. Esperanza Aguirre preside un partido y un gobierno con un peso significativo del que Rajoy no puede prescindir. Por eso, ahora que ya demostró su poder al ganarle el congreso de calle, el líder ‘popular’ quiere firmar con ella un armisticio para una convivencia pacífica.
Las palabras de Rajoy, las de Cospedal y también las del portavoz y vicesecretario del partido, Esteban González-Pons, estuvieron dirigidas a la dirigente madrileña para intentar que se sienta más cómoda en el nuevo equipo, del que forma parte como miembro nato del Comité Ejecutivo.
La voluntad de reconciliación es mutua, pues la presidenta de Madrid abandonó la posición despechada que adoptó en los instantes posteriores al triunfo de Rajoy en el congreso y pasó a declarar su fidelidad al reelegido presidente del partido.
Ayer, Aguirre ya no se sintió un “verso suelto” del poema, como se definió el domingo parafraseando a su adversario interno, Alberto Ruiz-Gallardón. Por el contrario, dijo que tal comentario fue “una broma” porque ella no se siente perdedora del cónclave de Valencia, ya que no presentó candidatura alternativa a la de Rajoy. Prefirió situarse al lado de la nueva dirección nacional y prometió prestar todo su apoyo al equipo recién nombrado.
A diferencia de lo que advirtió el domingo, cuando aseguró que la tarea principal de los ganadores del congreso será integrar a los críticos, Aguirre dijo ayer que el objetivo de la nueva etapa será “trabajar para todos los españoles y configurar una alternativa al Gobierno que sea atractiva para un número cada vez mayor de ciudadanos”.
La reunión de FAES será una buena ocasión para recuperar la imagen de unidad porque, además de Aznar y Rajoy, Aguirre forma parte del patronato, así como Gabriel Elorriaga, Carlos Aragonés y los nuevos dirigentes del partido que lo son en función de su cargo: María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría, Jorge Moragas y José Antonio Bermúdez.