Marisa Paredes regresa al teatro con Sonata de otoño
01/10/2010 - 09:45
Por: Redacción
Marisa Paredes mantiene intacta su curiosidad por trabajar con profesionales, noveles o veteranos, que tengan un mundo propio. Acostumbrada a los retos, la veterana actriz no quiso perderse el desafío de ser la cabeza de cartel de Sonata de otoño, obra basada en la película que Ingmar Bergman dirigió a finales de los setenta que, desde la pasada primavera, lleva testando con éxito por varias ciudades españolas.
He vuelto porque el trabajo en un escenario te pone las pilas. Es el medio en el que demuestras lo que puedes dar y comunicar al público. En el cine tienes más posibilidades de salvarte, pero aquí no se puedes escapar, sólo tienes el texto y a tus compañeros, expone esta conocida intérprete en el madrileño teatro Bellas Artes, donde desde el 5 de septiembre hasta el 26 de octubre representará esta función a las órdenes de José Carlos Plaza y acompañada por Nuria Gallardo, Pilar Gil y Chema Muñoz.
Como sus colegas Aitana Sánchez Gijón y Maribel Verdú, entre otras, Paredes ha aparcado la cámara y se ha subido a las tablas, medio en el que empezó y al que regresó en el 2006 como la madre de Hamlet, tragicomedia con la que rompió catorce años de inactividad teatral. La propuesta de Hamletme dio miedo, pero como no era la protagonista, ese tú a tú con el público fue relajado. Ahora, la responsabilidad es mayor, pero no quería perderme este texto, un auténtico lujo con todos los elementos para que uno no pretenda, ni por un momento, hacer un trabajo personal. Aquí, el texto manda, apostilla.
El gusanillo de las tablas siempre estuvo ahí y, tras atender la llamada del cine, donde he tenido muy buenos papeles, entiende que en estos momentos los mejores personajes están en el teatro. Y en este apartado incluye a Charlotte, brillante pianista volcada en su carrera que hace siete años que no ha visto a su hija, Eva, que acaba de perder a su único hijo. Un reencuentro que se convierte en un tenso duelo provocado por la falta de comunicación, el rencor, el dolor, los reproches...
Película light
Para Paredes, revisitar a Ingmar Bergman es mirar dentro del ser humano y mostrar con toda crudeza las cosas estupendas que tiene y también las terribles. Es uno de los trabajos más hermosos y curiosos que he hecho, señala la conocida intérprete, que ha visto dos veces la cinta protagonizada por Ingrid Bergman y Liv Ullmann.
Así, la petición de José Carlos Plaza al elenco le pidió que no vieran el filme porque entendió que no era interesante tener esa influencia ya que ellos iban a hacer su propia versión- llegó tarde para Paredes.
De todas formas apunta-, la técnica de los dos medios es tan distinta que hubiera sido una tontería seguir la misma línea. No quiero copiar a Ingrid Bergman, a la que hizo Casablanca todavía, pero en Sonata de otoño no dio lo mejor de ella misma porque se representaba como la víctima de una situación, mientras que en la versión teatral queda muy claro que todos tenemos la posibilidad de ser fatales para el otro. Los que hayan visto la película, que en mi opinión era más light, y vengan a la obra se van a sentir de otra manera. Eso sí, ninguno se irá de vacío, asegura.
En el que es su primer trabajo con José Carlos Plaza, que nos ha hecho ver los personajes de una manera inteligente. Es que los actores tendemos a mostrar las cosas de una manera excesiva, vuelve a meterse en el papel de madre, rol que ha encarnado en numerosas ocasiones. De hecho, tuvo su sonata de otoño particular en la cinta de Almodóvar Tacones lejanos. Todas las madres que he hecho pueden ser una parte de Charlotte, una pianista valorada y reconocida. No hay un guión para ser madre, aunque todos se creen que lo pueden hacer, destaca.
Inmersa en el intenso, profundo e inteligente universo del maestro sueco, Paredes, que hasta finales de año seguirá representando esta pieza por distintas plazas, asiente ante las palabras de Plaza, para quien Bergman hizo una película realista cuando quería hacer un poema. Esta versión teatral es una biopsia del alma. No es un función cómoda, es profundamente incomoda, reconoce.
Como sus colegas Aitana Sánchez Gijón y Maribel Verdú, entre otras, Paredes ha aparcado la cámara y se ha subido a las tablas, medio en el que empezó y al que regresó en el 2006 como la madre de Hamlet, tragicomedia con la que rompió catorce años de inactividad teatral. La propuesta de Hamletme dio miedo, pero como no era la protagonista, ese tú a tú con el público fue relajado. Ahora, la responsabilidad es mayor, pero no quería perderme este texto, un auténtico lujo con todos los elementos para que uno no pretenda, ni por un momento, hacer un trabajo personal. Aquí, el texto manda, apostilla.
El gusanillo de las tablas siempre estuvo ahí y, tras atender la llamada del cine, donde he tenido muy buenos papeles, entiende que en estos momentos los mejores personajes están en el teatro. Y en este apartado incluye a Charlotte, brillante pianista volcada en su carrera que hace siete años que no ha visto a su hija, Eva, que acaba de perder a su único hijo. Un reencuentro que se convierte en un tenso duelo provocado por la falta de comunicación, el rencor, el dolor, los reproches...
Película light
Para Paredes, revisitar a Ingmar Bergman es mirar dentro del ser humano y mostrar con toda crudeza las cosas estupendas que tiene y también las terribles. Es uno de los trabajos más hermosos y curiosos que he hecho, señala la conocida intérprete, que ha visto dos veces la cinta protagonizada por Ingrid Bergman y Liv Ullmann.
Así, la petición de José Carlos Plaza al elenco le pidió que no vieran el filme porque entendió que no era interesante tener esa influencia ya que ellos iban a hacer su propia versión- llegó tarde para Paredes.
De todas formas apunta-, la técnica de los dos medios es tan distinta que hubiera sido una tontería seguir la misma línea. No quiero copiar a Ingrid Bergman, a la que hizo Casablanca todavía, pero en Sonata de otoño no dio lo mejor de ella misma porque se representaba como la víctima de una situación, mientras que en la versión teatral queda muy claro que todos tenemos la posibilidad de ser fatales para el otro. Los que hayan visto la película, que en mi opinión era más light, y vengan a la obra se van a sentir de otra manera. Eso sí, ninguno se irá de vacío, asegura.
En el que es su primer trabajo con José Carlos Plaza, que nos ha hecho ver los personajes de una manera inteligente. Es que los actores tendemos a mostrar las cosas de una manera excesiva, vuelve a meterse en el papel de madre, rol que ha encarnado en numerosas ocasiones. De hecho, tuvo su sonata de otoño particular en la cinta de Almodóvar Tacones lejanos. Todas las madres que he hecho pueden ser una parte de Charlotte, una pianista valorada y reconocida. No hay un guión para ser madre, aunque todos se creen que lo pueden hacer, destaca.
Inmersa en el intenso, profundo e inteligente universo del maestro sueco, Paredes, que hasta finales de año seguirá representando esta pieza por distintas plazas, asiente ante las palabras de Plaza, para quien Bergman hizo una película realista cuando quería hacer un poema. Esta versión teatral es una biopsia del alma. No es un función cómoda, es profundamente incomoda, reconoce.