Matías Tejela: "Antonio González fue para mi un segundo padre"
Diferentes personalidades del mundo taurino recuerdan al ganadero de Cantinuevo, Antonio González
El torero Matías Tejela estuvo siempre estrechamente vinculado a Antonio González. “Me acogió en su casa cuando yo tenía 16 años y me estuvo viendo cuando maté mi primer becerro. Para mi se ha muerto mi segundo padre”, afirma un afectado Matías Tejela. “Empecé a ir a entrenar a su finca. Tenía mucha experiencia en la vida y me ha ayudado en muchas decisiones profesionales y personales. Nos queríamos mucho. Empezó con la ganadería en Fuentelencina poco a poco y fue un sueño hecho realidad”.
Tejela recuerda su último encuentro con él en estos términos: “Estuve con él hace menos de un mes y estaba bien. Fuimos a la ganadería de un amigo a ver unas vacas y quería comprar un par de sementales nuevos. Tenía buen ánimo y buena actitud”. Durante la etapa de Tejela en activo, Cantinuevo fue su segunda casa: “Yo tenía allí un apartamento con mi ropa y mis cosas. Luego ya me vine a vivir a Sevilla, pero cada vez que iba a Madrid siempre iba a verle, de la misma manera que iba a ver a mi familia. Son muchos los recuerdos que tengo porque hicimos la finca poco a poco y paso a paso: las cuadras, las naves. Era un hombre duro con mucho carácter porque le gustaban las cosas muy bien hechas. Todas las semanas hablábamos y me contaba todo lo que iba ocurriendo en la finca”. Continúa Tejela: “Me ha ayudado más cuando dejé de torear que cuando estaba en activo. Antonio ha sido un hombre que ha vivido mucho y muy valiente para los negocios. La pena es que no he podido despedirme de él como hubiera querido”, declara consternado Matías Tejela.
Manuel López, alma máter del foro Cocido Taurino y amigo de Antonio González, relata: “Tenía un fuerte carácter, pero un gran corazón. Siempre que he subido me ha abierto las puertas de su casa y me he sentido como en mi propia casa. Hemos pasado ratos muy agradables alrededor del toro bravo, que es nuestra pasión. Hablábamos mucho y teníamos un vínculo especial, quizá porque a los dos nos unía el hecho de haber perdido a un hijo”.
Pedro Alonso, director del CITAR de Fuentelencina le define como: “Un hombre de una personalidad extraordinaria y una generosidad desmedida. Piedra por fuera, pero mantequilla por dentro. Muy claro en su posicionamiento, pero muy servicial y coherente en su vida. Siempre ha ayudado a nuestros chicos con una gran generosidad y hemos formado parte de su vida. La noticia me ha roto por dentro y es muy triste no poder despedirle”.
El diestro de Alcalá de Henares Luis Miguel Encabo ha sido profesor del CITAR en los últimos años: “Le estaré siempre muy agradecido por la generosidad que ha tenido conmigo y con todos los que le rodeábamos. Estamos profundamente apenados. Le recuerdo con mucho cariño y siempre activo haciendo cosas en la finca. De hecho, en los últimos años he pasado con él mucho más tiempo que con muchos familiares”.
José Antonio Cid, director de la Escuela Taurina, le recuerda del siguiente modo: “Estuve comiendo con él hace un mes en Meco, aunque le costaba mucho salir de casa. Era un tipo muy peculiar marcado por la vida, al que nadie regaló nada y se lo tuvo que trabajar. Se lo tragaba todo hacia dentro, aunque la herida de la pérdida de su hijo nunca llegó a cerrar. Tengo grandes anécdotas a su lado de muy buenos momentos compartidos”