Miles de personas acuden a la feria más artesana
01/10/2010 - 09:45
Por: J. PASTRANA. GUADALAJARA
VI FIESTA DE LA HISTORIA DE TORIJA
Unas seis mil personas acudieron durante el día de ayer a la Fiesta de la Historia de Torija, una cita que, como muchas de la provincia, pone el énfasis en la inspiración medieval, pero que trata de distinguirse por la calidad de los artesanos que exponen en él. De hecho, la organizadora de esta parte de la feria, Marisa Villar, reconoce que es algo que les permite competir con otros mercados en los que hay más cantidad. Del resto de la jornada, como las actividades y espectáculos, se encarga el propio Ayuntamiento, desde donde se volvió a recordar la fuete implicación que tienen los vecinos con esta cita, que ya va por su sexto año de vida.
Torija celebró ayer su sexta Fiesta de la Historia. Cobijados a la sombras del castillo de la localidad, los artesanos volvieron a montar uno de los mercados medievales de la provincia en los que más se cuida la calidad. En cantidad no podemos competir con lo que tienen en otros municipios de la provincia, reconoce la ideóloga de esta cita, Marisa Villar, por eso intentamos poner el acento en la calidad.
Pocos minutos después de las once de la mañana, los miembros de la compañía Tragaleguas se hacían con el Ayuntamiento de la localidad. Entre música y risas ellos mismos daban por inaugurada la sexta edición de esta fiesta. Que cesen las actividades del campo y los trabajos del campo, vociferó uno de ellos. Que no cierren las tabernas. Todavía con demasiado sol y calor en las calles como para que hubiese una llegada masiva de visitantes, parecía pronto para hacer una petición que una doce horas después estaría justificada, con el grupo gallego Alann-Bique y su música celta protagonizando el fin de fiesta.
El alcalde del municipio, Juan Manuel Barriopedro, confiaba en que el buen tiempo sirviera para atraer, como mínimo, el mismo número de visitantes que en la edición anterior. Entonces, entre 5.000 y 6.000 personas acudieron hasta Torija para participar en los festejos observar las piezas de artesanía. Por la mañana suele venir poca gente. Será por la tarde, entre las seis y media y las siete, cuando empiecen a llegar más, señala Villar. Por su parte, el alcalde se mostraba incapaz de escoger el mejor momento de la velada. Hoy es un día ideal para estar aquí tranquilamente, desde la mañana hasta la queimada, broche de oro de la jornada.
Aunque uno de los principales atractivos de la Fiesta de la Historia es precisamente ese mercado medieval, la cita cuenta con un importante número de actividades paralelas y atractivos adicionales. Uno de los más llamativos es el remodelado castillo de Torija, ahora convertido en Centro de Interpretación Turística de Guadalajara (Citug). Es una lástima que no se pueda visitar entero porque unos problemillas hayan impedido que terminar las obras a tiempo, explica Barriopedro. Aunque la planta baja de las instalaciones podía recorrerse sin ningún problema, no ocurría lo mismo con las superiores, donde todavía se están ejecutando los trabajos de acondicionamiento para montar el contenido expositivo. El año pasado ya se notó que la apertura del castillo jugaba un papel importante. También se montaron talleres artesanos de hilado de lana, vidrio y herrería, entre otras cosas, además de un tiovivo. Hay mucha gente del pueblo y de fuera que viene con sus hijos, así que hay que prestar atención a los niños.
Una feria artesana
La Fiesta de la Historia tiene una particularidad, una completa división de funciones. Marisa Villar, creadora de la Asociación de Artesanos Medina Almeida, que reune a 98 artesanos, mayoritariamente de la provincia. Ayer, en la plaza de Torija, se dieron cita ebanistas, forjadores, pasteleros artesanales, encajeras de bolillos y trabajadores del vidrio, entre otro. Se procura que hay variedad, explica Villar. De hecho, el de Torija es un mercado que tiene buena fama entre los artesanos. Primero, porque se vende. Al hacerse sólo en un día, la gente que viene siempre suele llevarse algo, sobre todo por la tarde. Segundo, por el trato que se dispensa a los participantes, a quienes no se cobra nada por participar, se les invita a comer e incluso se les habilita un espacio en polideportivo municipal, para aquellos que lo necesiten. De todas formas, reconoce que la crisis siempre se nota.
Un año más, la Fiesta de la Historia de Torija consiguió, además, involucrar a todos los vecinos de la localidad en ella. Los pendones, todos hechos por los propios vecinos, asegura el alcalde, volvieron a colgar de balcones y ventanas. Tampoco faltaron los disfraces de época, que permitieron cohabitar a caballeros templarios con exóticas bailarines y simples plebeyos que recorrían las calles. Antes del concierto de Alann-Bique, los asistentes a la fiesta pudieron disfrutar de espectáculos como una lucha medieval entre caballeros, una boda también de la época o contemplar cómo forjaba un artesano las espadas empleadas por los guerreros.
Pocos minutos después de las once de la mañana, los miembros de la compañía Tragaleguas se hacían con el Ayuntamiento de la localidad. Entre música y risas ellos mismos daban por inaugurada la sexta edición de esta fiesta. Que cesen las actividades del campo y los trabajos del campo, vociferó uno de ellos. Que no cierren las tabernas. Todavía con demasiado sol y calor en las calles como para que hubiese una llegada masiva de visitantes, parecía pronto para hacer una petición que una doce horas después estaría justificada, con el grupo gallego Alann-Bique y su música celta protagonizando el fin de fiesta.
El alcalde del municipio, Juan Manuel Barriopedro, confiaba en que el buen tiempo sirviera para atraer, como mínimo, el mismo número de visitantes que en la edición anterior. Entonces, entre 5.000 y 6.000 personas acudieron hasta Torija para participar en los festejos observar las piezas de artesanía. Por la mañana suele venir poca gente. Será por la tarde, entre las seis y media y las siete, cuando empiecen a llegar más, señala Villar. Por su parte, el alcalde se mostraba incapaz de escoger el mejor momento de la velada. Hoy es un día ideal para estar aquí tranquilamente, desde la mañana hasta la queimada, broche de oro de la jornada.
Aunque uno de los principales atractivos de la Fiesta de la Historia es precisamente ese mercado medieval, la cita cuenta con un importante número de actividades paralelas y atractivos adicionales. Uno de los más llamativos es el remodelado castillo de Torija, ahora convertido en Centro de Interpretación Turística de Guadalajara (Citug). Es una lástima que no se pueda visitar entero porque unos problemillas hayan impedido que terminar las obras a tiempo, explica Barriopedro. Aunque la planta baja de las instalaciones podía recorrerse sin ningún problema, no ocurría lo mismo con las superiores, donde todavía se están ejecutando los trabajos de acondicionamiento para montar el contenido expositivo. El año pasado ya se notó que la apertura del castillo jugaba un papel importante. También se montaron talleres artesanos de hilado de lana, vidrio y herrería, entre otras cosas, además de un tiovivo. Hay mucha gente del pueblo y de fuera que viene con sus hijos, así que hay que prestar atención a los niños.
Una feria artesana
La Fiesta de la Historia tiene una particularidad, una completa división de funciones. Marisa Villar, creadora de la Asociación de Artesanos Medina Almeida, que reune a 98 artesanos, mayoritariamente de la provincia. Ayer, en la plaza de Torija, se dieron cita ebanistas, forjadores, pasteleros artesanales, encajeras de bolillos y trabajadores del vidrio, entre otro. Se procura que hay variedad, explica Villar. De hecho, el de Torija es un mercado que tiene buena fama entre los artesanos. Primero, porque se vende. Al hacerse sólo en un día, la gente que viene siempre suele llevarse algo, sobre todo por la tarde. Segundo, por el trato que se dispensa a los participantes, a quienes no se cobra nada por participar, se les invita a comer e incluso se les habilita un espacio en polideportivo municipal, para aquellos que lo necesiten. De todas formas, reconoce que la crisis siempre se nota.
Un año más, la Fiesta de la Historia de Torija consiguió, además, involucrar a todos los vecinos de la localidad en ella. Los pendones, todos hechos por los propios vecinos, asegura el alcalde, volvieron a colgar de balcones y ventanas. Tampoco faltaron los disfraces de época, que permitieron cohabitar a caballeros templarios con exóticas bailarines y simples plebeyos que recorrían las calles. Antes del concierto de Alann-Bique, los asistentes a la fiesta pudieron disfrutar de espectáculos como una lucha medieval entre caballeros, una boda también de la época o contemplar cómo forjaba un artesano las espadas empleadas por los guerreros.