Obama intenta recuperarse en los caucus de Wyoming
01/10/2010 - 09:45
Por: COLPISA
Desde que Bill Clinton hiciera una breve parada en un hangar del aeropuerto durante su campaña de 1992, ningún candidato presidencial había visitado Wyoming. Este estado despoblado donde en algunos condados hay diez republicanos por cada demócrata es donde Barack Obama intentó ayer recuperar su momento, después de que Hillary Clinton remontase el martes. De fondo, las Montañas Rocosas. La capital del estado se llama Cheyenne, en honor a la tribu india que poblaron esas tierras inhóspitas de temperaturas extremas.
Casi la mitad de la geografía de Wyoming pertenece al gobierno, acorde con que la ciudad más poblada, Cheyenne, tenga sólo 55.000 habitantes.
No se espera por tanto que se repita el caos de los caucus de Texas, donde ayer, tres días después de celebrarse, el escrutinio todavía iba por la mitad. Allí la avalancha de votantes desbordó el primitivo sistema de los caucus, forzando la intervención de la policía en varios casos, y provocando colas que duraron hasta las 3 de la madrugada. Muchos recibieron instrucciones contradictorias, como apuntar su nombre en una lista y marcharse a casa, para descubrir después que sus votos no se contarían por no haberse quedado.
Con todo, el resultado seguía el patrón de otros caucus en el resto del país, donde Obama se ha beneficiado de este formato que requiere votantes más dedicados que los que se limitan a depositar su voto en una urna. El último informe del Partido Demócrata indicaba que, con el 41% del escrutinio, Obama sobrepasaba a Clinton 56-44 en la competición por los 61 delegados que adjudicaban esos caucus. Un resultado inverso al que habían arrojado las primarias de Texas ese mismo día, donde se adjudicaban los otros dos tercios de los delgados estatales.
Matemáticamente, los candidatos deberían estar más interesados en conocer el paradero de esos 61 delegados pendientes que de los 12 que se decidirán mañana en Wyoming, pero si bien la nominación es cosa de números, la campaña es una cuestión de percepción psicológica. El candidato de color sólo disminuyó su ventaja el martes en cinco delegados según la cuenta del New York Times, y aún sobrepasa a la ex primera dama por más de cien. Pero Clinton se benefició de las bajas expectativas creadas por quienes la daban por acabada. El hecho de que obtuviese mayor número de votos en tres de los cuatro estados en liza la convirtió automáticamente en la ganadora de la noche, lo que dejó la falsa impresión de que había desbancado a Obama.
La euforia desatada por esa sorpresa le había reportado ayer cinco millones de dólares en donaciones. Una cantidad muy necesitada por su campaña, que durante el mes de febrero recaudó «sólo» 35 millones de dólares, en comparación a los 55 de Obama. Su ventaja son sus ocho años como primera dama y siete como senadora. De hecho ha encabezado por 12 años consecutivos la encuesta nacional de Gallup de las mujeres más admiradas del país, por encima de Oprah Winfrey.
No se espera por tanto que se repita el caos de los caucus de Texas, donde ayer, tres días después de celebrarse, el escrutinio todavía iba por la mitad. Allí la avalancha de votantes desbordó el primitivo sistema de los caucus, forzando la intervención de la policía en varios casos, y provocando colas que duraron hasta las 3 de la madrugada. Muchos recibieron instrucciones contradictorias, como apuntar su nombre en una lista y marcharse a casa, para descubrir después que sus votos no se contarían por no haberse quedado.
Con todo, el resultado seguía el patrón de otros caucus en el resto del país, donde Obama se ha beneficiado de este formato que requiere votantes más dedicados que los que se limitan a depositar su voto en una urna. El último informe del Partido Demócrata indicaba que, con el 41% del escrutinio, Obama sobrepasaba a Clinton 56-44 en la competición por los 61 delegados que adjudicaban esos caucus. Un resultado inverso al que habían arrojado las primarias de Texas ese mismo día, donde se adjudicaban los otros dos tercios de los delgados estatales.
Matemáticamente, los candidatos deberían estar más interesados en conocer el paradero de esos 61 delegados pendientes que de los 12 que se decidirán mañana en Wyoming, pero si bien la nominación es cosa de números, la campaña es una cuestión de percepción psicológica. El candidato de color sólo disminuyó su ventaja el martes en cinco delegados según la cuenta del New York Times, y aún sobrepasa a la ex primera dama por más de cien. Pero Clinton se benefició de las bajas expectativas creadas por quienes la daban por acabada. El hecho de que obtuviese mayor número de votos en tres de los cuatro estados en liza la convirtió automáticamente en la ganadora de la noche, lo que dejó la falsa impresión de que había desbancado a Obama.
La euforia desatada por esa sorpresa le había reportado ayer cinco millones de dólares en donaciones. Una cantidad muy necesitada por su campaña, que durante el mes de febrero recaudó «sólo» 35 millones de dólares, en comparación a los 55 de Obama. Su ventaja son sus ocho años como primera dama y siete como senadora. De hecho ha encabezado por 12 años consecutivos la encuesta nacional de Gallup de las mujeres más admiradas del país, por encima de Oprah Winfrey.