Oppenheimer: Cuando el CINE pide cine

10/08/2023 - 16:22 J. Pastrana

Me noto últimamente entusiasta, quizás excesivamente, con el cine. Creo que me han gustado todos los taquillazos del verano, desde Indiana Jones hasta Misión Imposible pasando por Barbie y sobre todo esta Oppenheimer, y eso, para un cinéfilo serio y reputado, siempre es un problema... Menos mal que no soy serio, reputado ni mucho menos cinéfilo, sino cinéfago. 

Debo reconocer que sí he ido a ver Oppenheimer no ha sido para nada por su trama, sino por su director: Christopher Nolan... Sir Christoper Nolan me aventuraré a decir sin indagar tan si quiera si tiene título nobiliario... o si tan siquiera es inglés (lo es, ¿no?). 

Un servidor ya conocía y había visto Creadores de Sombras, la película de Roland Joffé con Paul Newman que venía a contar la historia de cómo se creó la bomba atómica allí en Los Álamos bajo la dirección de un Oppenheimer interpretado con bastante eficacia por Dwight Schultz (el alocado Murdock del Equipo A... para que luego hablen de cambios de registro).

Así que ahora Nolan nos vuelve a contar esa historia sumándole los evidentes dilemas morales y sentimientos de culpa del bueno de Oppi, como le llamaban sus allegado. Un Oppi que gana en presencia y magnetismo al encarnarse en el tipo más inquietante del panorama cinematográfico actual: Cillian Murphy.

¿Y qué hace Nolan para que una historia cuyo final conocemos, eminentemente discursiva y reflexiva sea interesante? Pues básicamente demostrar que es un genio del séptimo arte, ya desde la elaboración del guión, en el que emplea mil y una artimañas para que la trama siempre nos tenga atrapados, ya sea por la personalidad del propio Oppenheimer, por momentos cercana a la psicopatía; por el desarrollo de la bomba; o por lo tejemanejes que intuimos en los dos juicios paralelos, aunque ninguno de los dos lo sea, que se desarrollan a lo largo del film.

Thriller, ciencia, drama y hasta algo de erotismo se dan la mano en una película que además cuenta con un reparto sensacional. A Murphy le acompañan una impresionante Emily Blunt, un Matt Damon al que solo ensombrece el ser inevitablemente comparado con Paul Newman, un Casey Aflleck pesadillesco, el honorable Josh Hartnett, la quizás demasiado excesiva en esta ocasión Florence Pugh, el ganador del Oscar Rami Malek en un papel pequeño pero fundamental, Kenneth Branagh... Y así durante un largo rato. 

Nolan se rodea de los mejores y ofrece lo mejor de sí mismo, una fusión de sonido, música e imagen apabullantes que transportan al espectador a lo largo de todo el metraje, no con la concatenación de miles de imágenes, sino con el inexorable desarrollo de una historia repleta de pasadizos y pensamientos complejos, a veces insinuados y otras evidentes.

Una joya de esas que deben verse en un cine a lo largo de perder la esencia real de la película. Recuerden lo que sintieron todos aquellos que se tiraron de los pelos por no haber visto Babylon en una sala grande y no repitan ahora el error. Es CINE para ver en un cine. CINE que quienes critican a Nolan desde hace tiempo, negándole el reconocimiento que en su día se negó a Spielberg, probablemente vuelvan a criticar hoy, pero CINE que solo hacen los genios. 

He hablado.