Paisajes, toros y bodegones, unidos por Amador Álvarez en Molina de Aragón
01/10/2010 - 09:45
Especial homenaje el que se rinde estos días a Molina de Aragón con las pinturas de todo un genio y figura de la pintura en Guadalajara, Amador Álvarez, quien para esta nueva andadura expositiva en la provincia ha escogido una treintena de cuadros de los que en su mayoría, y más concretamente 22, recogen rincones del Señorío y algunos de los cientos de paisajes que caracterizan el enclave del Alto Tajo.
Como excepción a ellas, y rompiendo en cierta manera el ritmo o línea pictórica de la exposición, explica que ha introducido otros ocho cuadros, cuatro correspondientes a escenas taurinas y otros cuatro a bodegones, temáticas de profunzo cariz tradicional en toda la geografía española de las que se autodefine como un apasionado, y absolutamente compatibles con la colección paisajística que ahora expone en Molina de Aragón.
Y es que el paisaje, el bodegón y la figura son sus tres grandes temas, de los que dice dominar a la perfección, aunque sin intención de resultar pretencioso por manifestarlo. Su vinculación con las artes creativas, primero en publicidad y posteriormente como diseñador en la Real Fábrica de Cerámicas de Brihuega plaza que le permitió viajar en varias ocasiones a Italia, la por él considerada madre del arte le catapultó a meterse de lleno en una profesión que ejerce desde tiempo inmemorial no como un trabajo, sino como un placer, y como tal lo practico. Sólo tres motivos podrían apartarle de su querida pintura, ser manco, ciego o la muerte, sentencia.
Su pequeño estudio en la calle Constitución en la capital arriacense de algo más de 50 metros cuadrados y repletos de caballetes, cuadros y apuntes es fiel testigo de su incesante labor creativa, de la que dice no darse ni siquiera cuenta hasta que comienzan a dolerle las piernas o empieza a sentir hambre. Es en este su querido espacio donde Álvarez es capaz de viajar por el cuadro, apartándose y acercándose a él tantas veces sea necesario, creando y viendo todas las perspectivas, paseando a su alrededor , algo necesario para cualquier pintor que se dedique en serio a la pintura.
Es aquí también donde da rienda suelta a su creatividad, utilizando para ello las más variadas técnicas, adecuadas siempre a la temática que vaya abordar en cada momento. Sin embargo, la espátula es su fiel compañera en el género paisajístico, puesto que es el elemento que le permite hacer un buen efecto. Para el resto, el óleo, el acrílico o la acuarela juegan papeles importantes en los más que diversos soportes, porque, como dice Álvarez, se puede pintar sobre cualquier superficie.
Fruto de todo este trabajo de imaginación, técnica y buen pulso son sus obras de extrema exquisitez, de riqueza cromática extraordinaria e incesante que responde a su manera de ser, extrovertida, abierta y alegre. Eso es precisamente lo que inculca a sus alumnos de pintura: la creación de un estilo acorde con su personalidad. En su caso propio, sus obras transmiten belleza, serenidad, gozo, una ventana abierta a los sinsabores de esta vida que nos ha tocado vivir, un respiro a los disgustos cotidianos.
Esta exposición de sensaciones podrá visitarse en la sala de arte de Caja Guadalajara en Molina de Aragón hasta el próximo sábado 19 de julio con un horario de visitas de 19.00 a 21.00 horas.
Un homenaje a las costumbres españolas
Los paisajes, junto con los toros y los bodegones, han sido siempre temas recurridos en la pintura española. Son las denominadas escenas costumbristas, aquellas que han formado y forman parte de la vida sociocultural de nuestro país, de su tradición.
Son estas composiciones las que se exponen durante estos días en la sala de arte de Caja de Guadalajara de Molina de Aragón. Acompañando a los paisajes del Señorío y Alto Tajo, se aventuran pinturas homenaje a toreros de reconocida trayectoria, como el que dibuja a un perfilado José Tomás estudiando al toro que le ha tocado en suerte, o a otros dos con capote y a otro con muleta. Toda una muestra del poder folclorístico que aún reina en las provincias españolas.
Y es que el paisaje, el bodegón y la figura son sus tres grandes temas, de los que dice dominar a la perfección, aunque sin intención de resultar pretencioso por manifestarlo. Su vinculación con las artes creativas, primero en publicidad y posteriormente como diseñador en la Real Fábrica de Cerámicas de Brihuega plaza que le permitió viajar en varias ocasiones a Italia, la por él considerada madre del arte le catapultó a meterse de lleno en una profesión que ejerce desde tiempo inmemorial no como un trabajo, sino como un placer, y como tal lo practico. Sólo tres motivos podrían apartarle de su querida pintura, ser manco, ciego o la muerte, sentencia.
Su pequeño estudio en la calle Constitución en la capital arriacense de algo más de 50 metros cuadrados y repletos de caballetes, cuadros y apuntes es fiel testigo de su incesante labor creativa, de la que dice no darse ni siquiera cuenta hasta que comienzan a dolerle las piernas o empieza a sentir hambre. Es en este su querido espacio donde Álvarez es capaz de viajar por el cuadro, apartándose y acercándose a él tantas veces sea necesario, creando y viendo todas las perspectivas, paseando a su alrededor , algo necesario para cualquier pintor que se dedique en serio a la pintura.
Es aquí también donde da rienda suelta a su creatividad, utilizando para ello las más variadas técnicas, adecuadas siempre a la temática que vaya abordar en cada momento. Sin embargo, la espátula es su fiel compañera en el género paisajístico, puesto que es el elemento que le permite hacer un buen efecto. Para el resto, el óleo, el acrílico o la acuarela juegan papeles importantes en los más que diversos soportes, porque, como dice Álvarez, se puede pintar sobre cualquier superficie.
Fruto de todo este trabajo de imaginación, técnica y buen pulso son sus obras de extrema exquisitez, de riqueza cromática extraordinaria e incesante que responde a su manera de ser, extrovertida, abierta y alegre. Eso es precisamente lo que inculca a sus alumnos de pintura: la creación de un estilo acorde con su personalidad. En su caso propio, sus obras transmiten belleza, serenidad, gozo, una ventana abierta a los sinsabores de esta vida que nos ha tocado vivir, un respiro a los disgustos cotidianos.
Esta exposición de sensaciones podrá visitarse en la sala de arte de Caja Guadalajara en Molina de Aragón hasta el próximo sábado 19 de julio con un horario de visitas de 19.00 a 21.00 horas.
Un homenaje a las costumbres españolas
Los paisajes, junto con los toros y los bodegones, han sido siempre temas recurridos en la pintura española. Son las denominadas escenas costumbristas, aquellas que han formado y forman parte de la vida sociocultural de nuestro país, de su tradición.
Son estas composiciones las que se exponen durante estos días en la sala de arte de Caja de Guadalajara de Molina de Aragón. Acompañando a los paisajes del Señorío y Alto Tajo, se aventuran pinturas homenaje a toreros de reconocida trayectoria, como el que dibuja a un perfilado José Tomás estudiando al toro que le ha tocado en suerte, o a otros dos con capote y a otro con muleta. Toda una muestra del poder folclorístico que aún reina en las provincias españolas.