Piano, dulzainas, guitarra y bailes regionales cierran el curso de las Escuelas de La Cotilla

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: Redacción
El teatro Buero Vallejo acogió en la tarde de ayer la segunda de las actuaciones con las que las Escuelas municipales del Palacio de la Cotilla han puesto fin al curso 2009/2010. El turno fue en este caso para las Escuelas de Piano, Dulzaina y Tambor, Pulso y Púa y Guitarra Clásica y Bailes regionales, que llenaron de folclore, canciones populares, jotas, movimiento y colorido el escenario del Buero. Abajo, en el patio de butacas, cientos de padres, madres y familiares siguieron el espectáculo, con el que los alumnos mostraron todo lo aprendido.
Después de acoger a Peter Pan y a sus niños perdidos, el pasado martes, el teatro Buero Vallejo vivió en la tarde de ayer una nueva jornada de despedida en la que se sucedieron la dulzura del piano, la tradición de la dulzaina y el tambor o el folclore popular de los bailes regionales. Las Escuelas municipales del Palacio de la Cotilla de cada una de estas especialidades –las de Piano, Dulzaina y Tambor, Pulso y Púa y Guitarra Clásica y Bailes regionales– celebraron el fin de curso con las actuaciones de cada uno de los grupos de alumnos. El patio de butacas del Buero se llenó de orgullosos padres y familiares que siguieron cada una de las interpretaciones y aplaudieron a los alumnos en reconocimiento a todo lo que han aprendido durante el curso que acaba de terminar.
Los primeros en ocupar el escenario fueron los alumnos de la Escuela de Piano. El tema más conocido y coreado fue el conocidísimo Yesterday, de John Lennon y Paul McCartney. Temas populares de la provincia, llegados de Ruguilla, Piqueras o Tortuera fueron los elegidos por los alumnos de la Escuela de Dulzaina y Tambor. Por su parte, los de Púa y Guitarra Clásica escogieron temas como Canción de Primavera, de Mozart, o Andante, de Schumann. Por último, cerrando el espectáculo, la Escuela de Bailes Regionales puso el colorido y el movimiento sobre el escenario con varias jotas –entre ellas las de Torija o Pastrana–, que arrancaron los aplausos enfervorecidos del público.