Plácido Domingo: “Aún tengo la rabia del novillero”

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: MIGUEL LORENCI. COLPISA
Acaba de ser designado como “el mejor tenor de la historia” pero Plácido Domingo (Madrid,1941) asegura que aún mantiene “la ilusión, la rabia y el miedo del novillero”. Un empuje que le ha llevado a aceptar un insospechado desafío y a ponerse a prueba a sí mismo e incorporar el papel número 127 de su apabullante repertorio.
Y es que, tras casi medio sigo de una carrera que le ha permitido instalarse en la cima de la lírica, Domingo se enfrenta casi por primera vez a desafío de la ópera barroca en su primer Händel. Encarna al sultán turco Bajazet en Tamerlano, la ópera de George Friedrich Händel (1685-1759) que concedió por primera vez rango protagonista al registro del tenor. Desde su estreno en el King's Theatre de Londres en 1724 no se había representado en España, una carencia que suple el Teatro Real que la acoge a partir de este miércoles en una producción del Maggio Musicale Florentino con un doble reparto y que ofrecerá doce representaciones.
Domingo será cabeza de cartel en seis de ellas y reconoce que se ha tenido que “poner las pilas” y estudiar “a modo” para afrontar con garantías este reto que nadie más que él le exigía. El propio Domingo había programado este Tamerlano en la ópera de Washington de la que es director, pero cuando supo que Antonio Moral quería programarla en el Real “me puse en contacto con él y le pedí que ajustara fechas para que pudiéramos estrenarla aquí”, explica el tenor que, aparte del Mesías de Händel, apenas había cantado repertorio barroco desde los inicios de su carrera en los sesenta. “Sólo conté un Hyppolite et Aricie de Rameau, pero derivar después hacia Puccini, Verdi o Wagner”.

Exigente
“Es un papel muy exigente tanto en lo vocal como en lo dramático. Era totalmente nuevo para mí y he tenido que estudiar muy duro para ponerme a la altura del resto del reparto, que ya lo había cantado” explica Plácido Domingo horas después e haber pasado con éxito la prueba de fuego del ensayo general y cuando la cuenta atrás para el estreno, el próximo miércoles, ya está en marcha.
Bajazet, papel clave de las casi cuatro horas que dura Tamerlano, obliga a Plácido Domingo a cantar 55 minutos y mantenerse en escena durante casi dos horas, con siete arias “que parecen nueve” y unos recitativos “extenuantes” que son a su juicio “los que construyen un drama que en algunos momentos alcanza la intensidad de Otello”. ‘Tamerlano’ no es menos exigente con el resto del reparto, en especial con las sopranos, a las que Händel coloca al límite se su posibilidades. “Estamos en una tesitura endiablada, en una posición muy expuesta, cantando con el diapasón más alto que de costumbre, en unos agudos que, si te descuidas, te hacen parecer un gato” explica gráficamente la española Blanca del Rey, que encarnara a Asteria, hija de Bajazet, en el segundo reparto.
Su colega, la mezzo Ann Hallenberg que encarna a Tamerlano, rompe por su parte una lanza en favor del barroco. “Es hora de desmentir que se trata de una época aburrida; la prueba está este ópera en al que encontraremos amor, sexo y violencia en estado puro” aventura la cantante sueca.
El estreno tiene “nervioso” a Plácido Domingo quien a pesar de su magisterio y su veteranía admite tener “mariposas en el estómago”. “Estoy nervioso, no lo negaré; pero son nervios de los buenos, de esos que tiene cualquier profesional antes de que se levante el telón” dice un Plácido Domingo encantado de estar de vuelta a su ciudad – “sin Madrid no se pude estar”- pero que desde que aterrizara a principios de mes ha estado “encerrado en el Teatro ensayando sin parar”.
“Con este papel comienza algo nuevo en la historia de la ópera: empiezan los problemas del tenor y una etapa nueva para el desarrollo de un registro vocal que hasta Händel no existía y que cantaban mujeres y castrati” explica Domingo para dar cuenta de la dificultad de su desafío.

Tres vidas
“Tengo la gran alegría de haber dado con este personaje tras casi cincuenta años de carrera, lo que me obliga a trabajar a tope vocal y dramáticamente” se felicita Domingo. “Necesitaría tres vidas para interpretar toda la música que me gusta, pero aún así en los últimos diez años he hecho descubrimientos como el Cyrano de Begerac o la Dama de Picas” dice el tenor. “No dejo de buscar personajes de fuerza dramática y es obvio que este Bajazet la tiene. Me enfrento a él con la pasión, el ansia y la rabia del novillero; con ese mismo miedo que no me ha faltado un solo día en mi carrera y que espero no perder hasta el final. Es esa alegría por hallar algo nuevo y el esfuerzo para afrontarlo con garantías lo que me mantiene fresco” reconoce el genial cantante.
Y garantiza Domingo que, como siempre, se entregará al cien por cien y que estará bien. “Si no se está bien no se debe cantar, por mucho que al público le duela una renuncia o una caída de cartel” sentencia.

Fuerza dramática
Se enfrenta Domingo a una de las óperas de Händel que atesoran mayor fuerza dramática y en la que los papeles masculinos son cantados por sopranos. Domingo compartirá así tablas con Mónica Bacelli en el papel de Tamerlano e Ingela Bohlin, como Asteria, la hija de Bajazet. A la batuta, uno de los grande especialistas mundiales en música barroca, el británico Paul McCreesh que debuta en el Real y como director de escena el también británico Graham Vick.
Sin dar detalles, Plácido Domingo aseguró que estará el año que viene en el Real, como ha ocurrido cada año desde la reapertura del coliseo. “Es fijo de la casa” apuntó Antonio Moral sin dar detalles tampoco de lo que Domingo ofrecerá en el Real en años sucesivos. El tenor sí explicó que prepara como director de orquesta proyectos como The Fly’, de Howard Shore, que estrenará en París en primicia mundial; Lucrezia Borgia, de Donizetti para la ópera de Washington con la soprano Renné Fleming en el reparto, y Adriana Lecouvreur para el neoyorquino Metropolitan.