Rafael Amargo salió por la puerta grande de las Cruces

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: MAR GATO. MADRID
El coso de las Cruces de la capital –que estuvo lejos de llenarse– lució más flamenco que nunca con el espectáculo de Rafael Amargo Tiempo muerto, título que traería aparejado a lo largo de dos horas de función una vuelta a los orígenes del taconeo y movimiento de manos que dejó con la boca abierta a los espectadores que tomaron posiciones entre el tendido y la barrera seducidos por los “precios dulces” que anunciaba días atrás el cartel anunciador.
Despojado este espectáculo de personajes de papel y guión, y con el que se siente como “vestido con un traje a medida”, el bailaor se mostró tal cual es a través de las ocho piezas que integró la representación, recorriendo con el inestimable acompañamiento de Juan Parrilla los distintos palos del flamenco al son de las guitarras, la percusión, la flauta, el chelo, el violín, el piano y el bajo eléctrico.
Dando vida y color al espectáculo de Amargo dieron ejemplo de su buen hacer las cinco bailarinas de su compañía, que lucían para la ocasión trajes de Amaya Arzuaga y que fueron tremendamente efectivas a la hora de transmitir la pureza de un arte en su más pura esencia. Al término del espectáculo hubo ovación para Amargo, que volvió a reencontrarse un poco más con el público, y éste con un artista que le devolvió aún más si cabe la ilusión por un flamenco bien ejecutado.