San Blas, escoltado por una veintena de botargas
01/10/2010 - 09:45
Por: DIANA PIZARRO
FESTIVIDAD DE SAN BLAS
Nueve párrocos concelebraron la misa mayor en la iglesia de San Andrés Apóstol en Albalate
Por San Blas, la cigüeña verás, y si no la vieres, mal año tuvieres. Por todos es conocido este dicho tradicional, aunque para muchos municipios de la provincia tiene un significado especial, al celebrarse la festividad de San Blas con el fervor y la devoción de gran parte de los vecinos. Esta festividad se encuentra muy arraigada en Albalate de Zorita, Cabanillas del Campo, Fontanar, Peñalver, Villanueva de Argecilla, Viñuelas, Hontoba y Jadraque, aunque durante esta semana también se celebran Las Candelas y Las Águedas, convirtiendose en la más festiva de todo el año.
Sin duda la gran cita con San Blas se vivió en Albalate de Zorita, que se tiñó de naranja y amarillo, los colores de los trajes de los cerca de 20 botargas que participaron en las fiestas, demostrando por qué ostentan la declaración de Interés Turístico Provincial. A pesar de que la mañana era fría, el fuerte sol animó a caldear el ambiente, que se llenó totalmente de solemnidad con la salida del santo por las calles de la localidad. Un año más, y como manda la tradición, se cedió todo el protagonismo a los botargas, jóvenes y mayores, que danzaron y bailaron delante de la imagen durante todo el recorrido, intentando llamar la atención del santo, entorpeciéndole en el camino y, de esta manera, logrando el tan ansiado objetivo de alargar la procesión el mayor tiempo posible.
Pero antes, había que cumplir con la Santidad, y los fieles llenaron la iglesia parroquial de San Andrés, donde nadie se quitó el abrigo ante las bajas temperaturas que se registraban en el interior. En las primeras filas de bancos, la alcaldesa de la localidad, Covadonga Pastrana, estuvo acompañada por la recién nombrada delegada de Industria, Energía y Medio Ambiente, Ángela Ambite; y la vicepresidenta tercera de la Diputación provincial, Teresa Tejedor; así como por representantes de la Benemérita. También ocuparon puestos preferentes la reina y damas de las fiestas, vestidas con el traje típico.
Concelebración
Un total de nueve párrocos fueron los encargados de concelebrar la misa, entre los que se encontraban los tres últimos párrocos encargados de las almas albalateñas desde el año 1979. Tras la homilía, el botarga Valentín de Lucas, de 88 años de edad, ofreció en voz alta una oración a San Blas. ¡Ay, mi glorioso San Blas, ya me voy haciendo viejo. Pero no te preocupes cuando no te baile aquí, ya te bailé en el cielo, y aquí en la tierra te bailarán mis hijos, mis nietos, mis biznietos y mis tataranietos, y todos los albalateños!, rezaba el final de la oración, que llegó a conmover a todos los feligreses, y más aún al protagonista. Durante la misa, el coro parroquial estuvo reforzado por la ronda del municipio.
La seriedad, en el templo
A la salida del templo, el recorrido estuvo amenizado, además de por la monotonía de tambores y castañuelones, por los cariñosos insultos que propinaban los botargas a San Blas, dejando de lado el carácter solemne de otras procesiones más ortodoxas. La seriedad se quedó en la iglesia, dando paso a la algarabía, las risas y las ganas de participar en armonía, de todos los vecinos. Y es que ayer era día de fiesta local, y eso se notaba en el ambiente. Dada la conocida fama de bebedor del citado santo, entre los piropos vertidos por los botargas no faltaron los habituales de borrachín u ojos de puterete, todo ello gritado sin el ánimo de ofender, sino de transmitirle todo el cariño de los albalateños. Y es que los botargas no fueron los únicos que demostraron su cariño a San Blas, ya que éste se fue parando en muchos de los balcones de las calles por las que iba pasando, desde donde le lanzaron caramelos y, nuevamente, canciones con una dedicatoria más que especial.
Igualmente, los vecinos que caminaron junto al santo recibieron, en muchas de las casas por las que pasaban, dulces típicos, refrescos e, incluso, bocadillos.
A estas tradicionales interrupciones de la procesión, que fue seguida por centenares de vecinos durante la mayoría del recorrido, se sumaron otras mucho más cariñosas, sin menospreciar a las primeras. Y es que eran muchos los padres que no dudaron en acercar a sus pequeños retoños para que recibieran la bendición, un regalo que pagaban con la donación de una ofrenda.
En total fueron tres horas de procesión que, no obstante, suponía un ir y venir de feligreses, quienes hicieron numerosas paradas para tomar el vermú en el bar o, incluso, para disfrutar de una pausada comida en casa.
Pero antes, había que cumplir con la Santidad, y los fieles llenaron la iglesia parroquial de San Andrés, donde nadie se quitó el abrigo ante las bajas temperaturas que se registraban en el interior. En las primeras filas de bancos, la alcaldesa de la localidad, Covadonga Pastrana, estuvo acompañada por la recién nombrada delegada de Industria, Energía y Medio Ambiente, Ángela Ambite; y la vicepresidenta tercera de la Diputación provincial, Teresa Tejedor; así como por representantes de la Benemérita. También ocuparon puestos preferentes la reina y damas de las fiestas, vestidas con el traje típico.
Concelebración
Un total de nueve párrocos fueron los encargados de concelebrar la misa, entre los que se encontraban los tres últimos párrocos encargados de las almas albalateñas desde el año 1979. Tras la homilía, el botarga Valentín de Lucas, de 88 años de edad, ofreció en voz alta una oración a San Blas. ¡Ay, mi glorioso San Blas, ya me voy haciendo viejo. Pero no te preocupes cuando no te baile aquí, ya te bailé en el cielo, y aquí en la tierra te bailarán mis hijos, mis nietos, mis biznietos y mis tataranietos, y todos los albalateños!, rezaba el final de la oración, que llegó a conmover a todos los feligreses, y más aún al protagonista. Durante la misa, el coro parroquial estuvo reforzado por la ronda del municipio.
La seriedad, en el templo
A la salida del templo, el recorrido estuvo amenizado, además de por la monotonía de tambores y castañuelones, por los cariñosos insultos que propinaban los botargas a San Blas, dejando de lado el carácter solemne de otras procesiones más ortodoxas. La seriedad se quedó en la iglesia, dando paso a la algarabía, las risas y las ganas de participar en armonía, de todos los vecinos. Y es que ayer era día de fiesta local, y eso se notaba en el ambiente. Dada la conocida fama de bebedor del citado santo, entre los piropos vertidos por los botargas no faltaron los habituales de borrachín u ojos de puterete, todo ello gritado sin el ánimo de ofender, sino de transmitirle todo el cariño de los albalateños. Y es que los botargas no fueron los únicos que demostraron su cariño a San Blas, ya que éste se fue parando en muchos de los balcones de las calles por las que iba pasando, desde donde le lanzaron caramelos y, nuevamente, canciones con una dedicatoria más que especial.
Igualmente, los vecinos que caminaron junto al santo recibieron, en muchas de las casas por las que pasaban, dulces típicos, refrescos e, incluso, bocadillos.
A estas tradicionales interrupciones de la procesión, que fue seguida por centenares de vecinos durante la mayoría del recorrido, se sumaron otras mucho más cariñosas, sin menospreciar a las primeras. Y es que eran muchos los padres que no dudaron en acercar a sus pequeños retoños para que recibieran la bendición, un regalo que pagaban con la donación de una ofrenda.
En total fueron tres horas de procesión que, no obstante, suponía un ir y venir de feligreses, quienes hicieron numerosas paradas para tomar el vermú en el bar o, incluso, para disfrutar de una pausada comida en casa.