Sanlúcar la mayor, una joya en el Aljarafe

12/07/2011 - 18:17 E.P.

  Sanlúcar la Mayor está enclavada en la zona más occidental del Aljarafe sevillano, desde donde domina la rica ribera del Guadiamar. Como cabeza del partido judicial de su nombre, podría considerarse, en cierto modo, capital de la parte oeste de la comarca.

   Durante el período musulmán, la comarca del Aljarafe, topónimo que procede del árabe "Al-Sharaf" (que significa "tierra alta"), se convirtió en centro económico y de abastecimiento de productos agrícolas de la Sevilla islámica.

   La villa, tierra de realengo tras la Reconquista, se convirtió en cabeza de uno de los siete términos que formaban el distrito del Alfoz sevillano. Contaba con un concejo municipal que dependía del de Sevilla, situación que se mantuvo hasta que en 1623 don Gaspar de Guzmán, tercer conde de Olivares, compró el señorío y jurisdicción del lugar. El rey Felipe IV concedió al noble el título de duque y cambió la categoría de la localidad, que pasó de villa a ciudad, llamándose desde entonces Sanlúcar la Mayor.

   Así, perteneció a la casa de Guzmán hasta la abolición de los señoríos, en la segunda década del siglo XIX, época en la que se constituyó su Ayuntamiento.

LA VISITA

   Hacia el siglo X, los musulmanes establecidos en el Aljarafe sevillano fundaron una alquería que tomó su nombre de una familia mozárabe o muladí, los Benizuza.

   Tras la conquista de la zona por los cristianos, pasó a manos del mismísimo rey Fernando III el Santo, que la reservó para sí en el reparto de tierras que siguió a la victoria. Una vez convertida en hacienda, heredad dedicada a la explotación del olivar, fue lugar preferido por su hijo Alfonso X. En la actualidad, tras una importante restauración, es un hotel de cinco estrellas.

La organización del edificio está enfocada hacia sus patios interiores, ejerciendo éstos la función simbólica de plazas urbanas. A ello contribuyen los grandes lienzos exteriores, de poderosos muros sin vanos.

   En uno de sus extremos se levanta la iglesia, que en época decimonónica estuvo dedicada a San Francisco, ejerciendo como parroquia. Data del siglo XVII o XVIII y presenta nave única, de gran altura, cubierta por techo en alfarje de maderas cruzadas y dividido por un gran arco toral apoyado en columnas. Su retablo mayor está formado por varias tablas con pinturas de autores anónimos del XVII. Exteriormente, presenta espadaña y, tras la restauración, se han descubierto las pinturas murales que decoraban su fachada, que se repiten en otros muros del conjunto de la hacienda.