Sole Giménez apuesta por el latin jazz en Dos gardenias
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
Música
La cantante valencia publica un disco de versiones con repertorio de clásicos latinos como Esperaré o Toda una vida
A Soledad Giménez le sienta como un guante el latin jazz. Es por ello que la ex vocalista de Presuntos Implicados acaba de sacar al mercado Dos gardenias, un álbum de versiones en el que se mete de lleno en el estilo latin jazz, con canciones del repertorio latinoamericano. En este nuevo trabajo en solitario la cantante y compositora se atreve con clásicos de ayer y hoy como Vivir sin aire, de Maná; Esperaré, de Armando Manzanero; o Gracias a la vida, de Violeta Parra.
El latin jazz me sienta como un guante, aseguró ayer en Madrid Giménez, que en este disco incluye un total de 13 canciones. No es un disco nocturno, es muy luminoso y también tiene ritmos calientes, consideró la artista, que ya en su primer disco en solitario probó suerte con versiones, pero en aquel caso con un sonido muy diferente a Presuntos Implicados.
Si en Ojalá Soledad Giménez se permitía un capricho en el que hacía un homenaje a la música de su vida, sin hacer sombra a su ex grupo, ahora rinde tributo a los creadores latinoamericanos y deja que cada canción crezca y se reinvente desde el latín jazz. Y salgan tan hermosas como las lechugas de Obama en la Casa Blanca. Prueba de ello es cómo ha llevado a este terreno temas como Aguas de marzo, de Tom Jobim; Todo se transforma, de Jorge Drexler; Somos, de Mario Clavell; A Dios le pido, de Juanes; Toda una vida, de Osvaldo Farrés; o Rabo de nube, de Silvio Rodríguez. He evolucionado como intérprete, matizó Giménez, que hacía tiempo quería hacer este tipo de tributo. Hace sólo un año publicaba su primer disco en solitario de inéditos, La felicidad. Es una suerte poder sacar otro disco tan pronto, confesó Giménez, a quien le costó mucho decantarse por el repertorio de este trabajo.
Si en Ojalá Soledad Giménez se permitía un capricho en el que hacía un homenaje a la música de su vida, sin hacer sombra a su ex grupo, ahora rinde tributo a los creadores latinoamericanos y deja que cada canción crezca y se reinvente desde el latín jazz. Y salgan tan hermosas como las lechugas de Obama en la Casa Blanca. Prueba de ello es cómo ha llevado a este terreno temas como Aguas de marzo, de Tom Jobim; Todo se transforma, de Jorge Drexler; Somos, de Mario Clavell; A Dios le pido, de Juanes; Toda una vida, de Osvaldo Farrés; o Rabo de nube, de Silvio Rodríguez. He evolucionado como intérprete, matizó Giménez, que hacía tiempo quería hacer este tipo de tributo. Hace sólo un año publicaba su primer disco en solitario de inéditos, La felicidad. Es una suerte poder sacar otro disco tan pronto, confesó Giménez, a quien le costó mucho decantarse por el repertorio de este trabajo.