Stephan Oliva y Jean Marc Foltz cerraron el Festival Internacional de Jazz de Sigüenza

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Jaime Staff arrancó los aplausos del auditorio.
La IV edición del Festival Internacional de Jazz de Sigüenza cosechó este fin de semana un nuevo éxito. El público abarrotó durante los tres días la ermita de San Roque. La concejala de Cultura, Paloma García Atance, anunció grandes novedades para el próximo año y agradeció a la familia Checa su apuesta por el jazz y su trabajo y dedicación para que este acto sea una referencia en el mundo musical.
El pasado domingo se cerró una nueva edición del Festival de Jazz de Sigüenza. El último concierto de esta IV edición fue interpretado por dos maestros franceses, Stephan Oliva al piano, y Jean Marc Foltz al clarinete. Antes de las sutilezas y artificios de los galos, Paloma García Atance, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Sigüenza hizo balance del certamen. “Esta cuarta edición vuelve a ser un gran éxito, tanto por la calidad de los grupos que han venido a tocar a Sigüenza, como por la asistencia de público. Estamos muy contentos de nuevo con el resultado de esta cuarta edición. Intentaremos que la quinta llegue llena de novedades”, dijo.
García Atance quiso agradecer a las empresas que junto al Ayuntamiento de Sigüenza han hecho posible la realidad del Festival. “Agradecemos su colaboración a la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a Caja Castilla-La Mancha, a la Diputación de Guadalajara, al Grupo Heineken, a la empresa Afirma y a las empresas encargadas de la programación y de la parte técnica del festival: Call & Play y Arco y Flecha”, reconoció García Atance. La concejala también quiso destacar el trabajo de la familia Checa, Ricardo padre e hijo, gracias a cuyo apoyo y trabajo el Festival Internacional de Jazz de Sigüenza “es hoy lo que es”. El Ayuntamiento de Sigüenza tamibén quiso tener una consideración con los medios de comunicación por su apoyo y presencia en el Festival. “Gracias a la difusión que le dan estamos logrando consolidar un evento cultural de primera magnitud”, manifestó el alcalde de la ciudad del Doncel, Francisco Domingo.
Tras la disertación de Paloma García Atance, Ricardo Checa padre daba paso por tercera velada consecutiva a la música. Los dos franceses dieron una lección magistral de entendimiento sobre un escenario e improvisación calculada poniendo la guinda de la sutileza a un cartel de tres días en el que se ha podido ver la contundencia del jazz cercano al rock, la maestría de un pianista en estado de gracia (Jamie Saft), y por último la música delicada llevada al extremo del dúo francés del domingo lleno de sensaciones y sentimientos. “Abriendo y cerrando las llaves del clarinete ya hacen una melodía o tocando las cuerdas del piano con las manos. Se nota que llevan tocando mucho tiempo juntos y que se admiran”, decía el director técnico del festival tras concluir la velada de anoche.

Actuaciones de lujo
La IV edición del Festival Internacional de Jazz de Sigüenza comenzó con música de Frank Zappa interpretada por Filthy Habits. King Kong, fue el octeto encargado de protagonizar una velada que calificaron como “maravillosa” de la mano de estos artistas que interpretaron la música del “rockero ecléctico” como así lo definió Ricardo Checa. Curiosamente el concierto aconteció un día después de cumplirse la efeméride del 15º aniversario de la muerte del músico americano, Zappa, acontecida el día 4 de diciembre de 1993.
El segundo concierto que se celebró en la ermita de San Roque fue protagonizado por Jamie Saft, Su actuación fue calificada como “soberbia” al frente de su piano. Permaneció sentado de espaldas al público quizá para ganarle terreno a su intimidad, se sacó de la manga notas maravillosas con las que arrancó a un público entregado los aplausos incluso en el medio de sus interpretaciones. No es habitual, pero la magia de la ermita de San Roque hizo que Saft cantara en Sigüenza uno de los temas. Los aplausos del público hicieron salir de nuevo al trío, que alargó su actuación hasta la hora y media larga que duró, puesto que se palpaba en un ambiente que llegó a ser eléctrico que cualquier tema iba a tener una maravillosa versión anoche.
Su presencia había despertado una gran expectación y había conseguido llenar hasta la bandera el auditorio. Como siempre, su acústica contribuyó en gran medida al espectáculo. El neoyorquino deleitó a la platea tomando como base composiciones de John Zorn y de Bob Dylan. El trío con el pianista como cabeza de cartel lo completaron el contrabajista Greg Cohen, habitual compañero del cineasta y clarinetista Woody Allen, y Ben Perowsky, un batería excelente