Stillnes 'golpea' fuerte con 'Prisión del miedo'

Pura adrenalina. Esto es lo que son Stillnes. Abanderados de un sonido acelerado, crudo y, en ocasiones y según para qué oídos, hasta agresivo. Sus cuatro miembros conforman una de las pocas bandas de 'thrash metal' de la provincia de Guadalajara y una de las pocas que se atreve a cantar sus temas en castellano. Los músicos, residentes casi todos en Azuqueca de Henares, reconocen que el nombre de su formación no guarda, en apariencia, relación alguna con este género musical, caracterizado por su dureza. Por ello escogieron Stillnes, que “incluso queda un poco raro dentro del metal pero lo relacionamos con la excitación que produce tocar y el desahogo y relajación posterior”, añade.

Fue en 2009 cuando la primera maqueta del grupo vió la luz, 'Cotidie Morimur'. “Ahí empezamos a empaparnos de la música, le cogimos el gustillo", comenta Márquez. Ahora hace casi un mes que ha visto la luz su primer disco, 'Prisión del miedo', en el que vuelven a aparecer los temas de la demo regrabados, junto a otros de nueva creación. “Es un disco clásico de 'thrash metal' pero a la vez con su toque personal. No es un refrito de lo que se ha hecho y además se canta en español, que no hay casi bandas que lo hagan”, puntualiza el otro guitarrista del grupo, Rodrigo Celaya.

Stillnes ya tiene asegurados cuatro conciertos próximamente. El primero de ellos será el 26 de marzo, en la sala Excalibur de Vallecas (Madrid), al que seguirá casi un mes más tarde otra actuación en la sala El Zaguán, en Almería. “En agosto tenemos un festival en Miranda de Ebro y estamos pendientes de concretar una fecha en Guadalajara”, asegura Celaya, con la certeza de ser en su tierra donde mejor van a ser acogidos.

El hecho de que esta variante del 'heavy metal' no sea muy conocida entre la gente, Celaya lo achaca convencido a un curioso motivo. “El número de chicas que acuden a este tipo de conciertos y escuchan este tipo de música influye en la popularidad”, afirma entre risas. Stillnes definen sus creaciones con un fuerte componente autobiográfico. “Simplemente es tocar lo que a ti también te gustaría oír. Al final se basa todo en nuestras emociones. Tocamos cosas que sentimos o pensamos a través de la música”, observa Márquez.