‘Tiro en la cabeza’, contundente en el fondo y experimental en la forma

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

‘Tiro en la cabeza’, el tercer largometraje de Jaime Rosales, reconstruye el asesinato a sangre fría por parte de ETA de dos guardias civiles en Capbreton, en el sur de Francia, el pasado 1 de diciembre. Tratada como un documental que muestra la vida cotidiana de quién parece un tipo normal hasta que un día mata a dos personas, es una historia contundente en el fondo pero muy experimental en la forma.
Rosales busca entender que extraños mecanismos funcionan en la mente de un ciudadano corriente para que un día, ante un hecho casual, decida matar a sangre fría y de un tiro en la cabeza a dos guardias civiles de paisano que se encontraban desayunando en la misma cafetería. Esta reflexión sobre la violencia entronca con su primer largometraje, Las horas del día, en la que un tipo también aparentemente normal, propietario de una zapatería en un pueblo de la periferia de Barcelona, era en realidad un psicópata.
Si en su anterior película, La soledad, Rosales recreaba la polivisión, dividiendo la pantalla en dos partes, aquí la experimentación toma otro camino: la película no tiene diálogos, solo se escucha el ruido ambiente o las conversaciones lejanas de las personas de la calle. A destacar un perfecto casting, con el director artístico Ion Arretxe como protagonista, con detalles muy cuidados como el que los dos guardias destaquen del resto de personajes que llenan la cafetería por su juventud y por un aspecto ligeramente distinto al de los demás. La película está rodada con teleobjetivos, con el equipo técnico lejos de los actores, aunque las lentes de la cámara los muestran muchas veces en planos medios. Es como un documental sobre naturaleza en los que siempre se busca que la cámara no interfiera la acción. Una experimentación que tiene un peligro: es muy difícil que un espectador se enganche a una película que muestra de lejos la vida cotidiana de un tipo. De hecho, en la primera proyección de la película en el Festival hubo espectadores que abandonaron la sala y al final hubo división de opiniones. La película llegará a las pantallas españolas el próximo 3 de octubre.

Comedia surrealista
En un festival dominado por los dramas se agradece de vez en cuando una comedia y la segunda película en competición del martes, Louise-Michel, es una historia divertida y surrealista llena de un humor negro. Dirigida por Benoît Deléfine y Gustave Kervern, pareja de directores conocidos en España por Aaltra, se sitúa en un pueblo de la zona francesa de la Picardía. Ya desde la primera escena, en un crematorio en el que cuesta introducir el ataúd en el horno, los directores ya indican el tono por el que va a transcurrir la trama.
Las trabajadoras de una fábrica textil que han ido renunciando a los aumentos de sueldo, a las jornadas de las 35 horas semanales e incluso a los regalos de la empresa, descubren una mañana, al acudir al centro de trabajo, que la empresa se ha llevado todo dejando el lugar vacío y a ellas en la calle. Con las ridículas indemnizaciones que reciben deciden hacer un fondo común y contratar a un asesino a sueldo para que liquide al gerente. La película sigue a Louise, la encargada de contratar a este tipo, Michel, un pistolero muy peculiar, que pierde las armas por la calle y que resultará bastante incompetente. El filme está protagonizado por los belgas Yolande Moreau, Bouli Lanners y Benoît Poelvoorde, además de contar con la presencia de los franceses Albert Dupontel y Mathieu Kassovitz (que produce además la película).
Louise-Mitchel es una película menor pero muy simpática. Acogida con grandes aplausos, lo mejor está en su falta de pretensiones y deja a los espectadores con un excelente sabor de boca.