Todo por decidir

06/06/2015 - 19:11 Ana G. Hernández

El Huracán Valencia vino al Pedro Escartín a trampear y la jugada le salió bien con un empate a cero que deja la eliminatoria a su favor. De hecho, el Deportivo Guadalajara nunca supo leer el juego que le proponía su rival con constantes interrupciones y con la triquiñuela como principal aliado. Además, la imprecisión en los metros finales fue todo un lastre para un equipo que quizá propuso más, pero que fue incapaz de generar verdadero peligro al meta visitante. Quizá fuese que los números rojiblancos estaban descolocados, el ‘9’ era el pivote defensivo, el ‘5’ el delantero centro o el ’4’ el media punta, o quizá fue el calor asfixiante de una tarde lo que llevó a los morados a saltar al campo dubitativos. Diez minutos en los que sus rivales les dominaron a su antojo, a pesar de estar todos los jugones alcarreños sobre el verde. Eso sí, tras un disparo desde la frontal de Pérez, el Depor se entonó con Chema Mato y el canterano al mando de las operaciones, aunque sin encontrar su mejor versión. El motivo, Molinero aún no había entrado en el partido, ni entraría...


Con el dominio del balón, los valencianos solo parecían generar peligro a balón parado aprovechando las innumerables faltas deportivistas en su línea de tres cuartos. La otra vía para acceder a las inmediaciones de Kevin era mucho más peligrosa, los errores propios. Como en el minuto 28 cuando la pasividad de la zaga dejó un tiró franco a Javi Navarro en el corazón del área. En ese momento, el ‘5’ valenciano pareció compadecerse de la zaga alcarreña al enviar el balón al limbo ante el estupor del Escartín. Tras el susto, los de Salvachúa se recompusieron con el balón como principal recurso y alguna pelota larga en dirección a Toledo que, esta vez, parecía perder todas las batallas contra Tomás Ruso y Amarilla. Eso sí, fue el punta francés el que vio en primer plano la posible mano de Amarilla cuando el capitán valenciano intentaba tapar su pase de la muerte. Pero fue el árbitro el que consideró que la acción no tenía voluntariedad por parte del central.


Con el cabreo del respetable se llegó al descanso y sin modificaciones comenzó la segunda parte. De hecho, ni siquiera Salvachúa rectificó las posiciones de Molinero y Arroyo, el uno por dentro y el otro por fuera del ataque morado. El primero sin poder aprovechar su imponente uno contra uno, el otro su exquisito toque entre líneas. A pesar de ello, el Depor dominaba, pero fallaba en el último pase y cuando lo encontraba Toledo estaba en fuera de juego y apenas podía aprovechar el mano a mano que le servía Pérez. Los alcarreños se acercaban al gol, pero la falta de finalización y los centros a la grada eran demasiado habituales como para revertir la dinámica. De hecho, de ella se impregnó el recién ingresado Manzano, que vino a sustituir a Arroyo en banda. A esas alturas, el Huracán ya había coqueteado en dos ocasiones con la inferioridad numérica. La primera en el 55 cuando San Julián pudo ver la segunda amarilla por una entrada cometida sobre Arroyo; la segunda cuando Fali hacía la enésima falta en la medular. En esta ocasión, codazo a Chema Mato en un salto que le pudo suponer una segunda cartulina que solicitaba el público con congregado en el feudo guadalajareño.


Hubo que esperar hasta el minuto 35 para ver la ocasión más clara de la segunda parte y no fue ni entre los tres palos. Eso sí, pasó muy cerca del larguero de Kevin. Aridai, el primer cambio rojiblanco, la descosía con el empeine desde la frontal en una falta provocada por Verdú. Entre eso y los constantes calambres de los jugadores del Huracán unido a las constantes pérdidas de tiempo de un equipo que solo vino a marullear, permítanme la expresión, a Guadalajara; el segundo acto llegó a su fin con la sensación de que se pudo hacer mucho más y que el miedo a encajar lo impidió, así como una falta de precisión inesperada de un equipo que pretende ascender a Segunda División.