Tokio Kará: Cuarentena

17/04/2021 - 12:00 José Luis Yañez

Durante un par de semanas estoy encerrado en una habitación de apenas 10 m2, eso sí, con cuarto de baño completo, nevera y escritorio, todo al estilo japonés de maximizar el espacio. Es mi primer aislamiento duro y se hace un poco largo. Todas las mañanas abro la puerta de la habitación y me encuentro el desayuno, lo mismo para la comida y para la cena. También me dejan la ropa de cama y las toallas limpias. Se puede pedir comida a domicilio e incluso encargar artículos de supermercado. De momento no he necesitado utilizar estos servicios puesto que la cantidad que nos ponen para mi es suficiente. Todas las comidas son similares, arroz, algo de ensalada y como principal carne o pescado. Lo que cuesta un poco más es adaptarse al desayuno estilo asiático, pero esto no es mi primera vez.

También hay que trabajar. Pocas diferencias hay con el teletrabajo de los últimos meses, lo que ha cambiado es la diferencia horaria. Ahora puedo hablar con mis compañeros que están en Tokio por la mañana y con los de Madrid por la tarde, al revés que hace unos días. Y el resto, ocio. Tampoco hay muchas opciones: hablar con la familia, repasar lecciones de japonés, hacer algún curso en línea, leer y ver la televisión. La oferta televisiva no es demasiado amplia y en japonés. El hotel ha dejado abierto el servicio de video bajo demanda con alguna película en inglés, poco más.  Por suerte tengo la posibilidad de ver las plataformas de televisión, tanto en directo como de películas y series, como si me encontrara en España. Cuando uno se conecta a estas es plataformas desde el extranjero se queda limitado al catálogo de ese país, varía bastante incluso en los idiomas de las películas, puede que la única versión española disponible sea la iberoamericana. Hace se podían usar servicios VPN para conectarse a cualquier país pero las plataformas lo detectaron y bloquearon por lo que hay que cacharrear un poco más. La solución es crear una VPN pero a mi propio domicilio español y así conectarme a Internet como si estuviera en mi casa. Hay que instalar el servidor y crear un DNS virtual, pero hay soluciones gratuitas en Internet para ello.

Además de estar encerrado he de reportar diariamente mi estado de salud. Por un lado rellenando todas las noches un papel que dejo en la puerta de la habitación y por otro respondiendo un correo electrónico que manda diariamente el ministerio. Y al cabo de 10 días una nueva prueba de PCR pero, como la que hice en el aeropuerto, con al menos 1 mililitro de saliva.

Por cierto, el otro día pasó dos veces un vehículo por la calle en el distrito de Chuo con megafonía. Solo hablaba en japonés y no entendí nada. ¿Sería el tapicero o el camión de los melones? Investigaré.