Un guión inédito de Tennessee Williams sobre las diferencias sociales anima la Seminci
01/10/2010 - 09:45
El cine norteamericano ha aterrizado en Valladolid de la mano de uno de los grandes guionistas de la historia: Tennessee Williams. Un guión inédito del autor de obras tan renombradas como Un tranvía llamado deseo o La gata sobre el tejado de zinc sirve para enhebrar la ópera prima de Jodie Markell. Después de actuar en series para televisión como Big love y en películas, como Hollywood Ending, de Woody Allen, la realizadora de Memphis ha decidido debutar con una película muy sugestiva, La pérdida de un diamante lágrima.
El famoso dramaturgo estadounidense ideó la obra en 1957 con la intención de que la dirigiera Elia Kazan. Pero en lugar de Julie Harris el papel protagonista lo interpreta cincuenta años después de su concepción Bryce Dallas Howard. La actriz Chris Evans completa el reparto del primer largometraje de Jodie Markell, admiradora del legendario Premio Pulitzer. Su primera actuación tras la cámara es un ambicioso largometraje ambientado en los años veinte y con las diferencias sociales como eje central. El guión es un regalo, un descubrimiento para mí, declaró la joven realizadora tras reconocer que sus interpretaciones le han ayudado mucho en los plazos de los rodajes y en la comprensión del proceso interior que llevan a cabo los actores.
Tras regresar a su país después de haber estudiado en el extranjero, Fisher Willow, hija del próspero dueño de una plantación cuya reputación es más bien dudosa, se enamora de un jornalero de su padre, Jimmy. Fisher hace pasar al joven por un pretendiente adinerado para tener contenta a su familia, sobre todo a su tía abuela Cornelia, que controla el patrimonio familiar. A medida que Fisher y Jimmy pasan más tiempo juntos aumenta la atracción que ella siente por el joven, y entonces se llega a plantear sacrificar su fortuna y su condición social para experimentar el amor verdadero. No obstante, y aunque a Jimmy también le atrae la rebeldía de Fisher, no está claro que comparta su afecto. La directora estadounidense asegura que las diferencias entre clases sociales, los valores y la corrupción son temas concebidos a mediados del siglo pasado que, desgraciadamente, pueden ser aplicados a los albores del siglo XXI porque se trata de parte de la condición humana. La honestidad y la corrupción son valores que siempre están en conflicto, apostilla Jodie Markell, quien promete continuar en la dirección de nuevas películas para seguir la estela de los grandes nombres que ella idolatra: Kazan, Scorsese y Buñuel. Confesó que del director español le encanta El ángel exterminador.
La violencia de las favelas
Tom Schreiber presentó en Valladolid su segundo largometraje, Dr. Alemán, en el que utiliza la ciudad colombiana de Cali como escenario principal de su narración. En el filme, la sala de operaciones del hospital de Cali se parece a una zona de guerra: la mayoría de sus pacientes han sido heridos con armas blancas o por disparos de pistola en refriegas callejeras.
Un joven médico alemán, que procede de una familia tradicional de doctores, desatiende las palabras de advertencia de sus superiores y se dirige hacia una de las barriadas más marginales del país sudamericano en busca de emociones.
Allí traba amistad con los niños de una cuadrilla y, además, se enamora de la regente de un puesto de mercado. Su nueva vida, en la que las drogas y los encuentros peligrosos se entremezclan a diario, le distancia de sus colegas en el hospital y de la familia anfitriona. Pero él considera que no hay nada mejor que la escuela de la vida real.
El director alemán, que intenta reflejar la violencia de la sociedad en el mundo de las favelas, basa su película en un episodio real protagonizado por un amigo suyo que se trasladó desde Berlín a Colombia para realizar prácticas como médico. En su afán por aproximarse a la realidad de los suburbios incorpora a personajes que existen de verdad, como ese asesino despiadado al que todos llaman El juez.
Tras regresar a su país después de haber estudiado en el extranjero, Fisher Willow, hija del próspero dueño de una plantación cuya reputación es más bien dudosa, se enamora de un jornalero de su padre, Jimmy. Fisher hace pasar al joven por un pretendiente adinerado para tener contenta a su familia, sobre todo a su tía abuela Cornelia, que controla el patrimonio familiar. A medida que Fisher y Jimmy pasan más tiempo juntos aumenta la atracción que ella siente por el joven, y entonces se llega a plantear sacrificar su fortuna y su condición social para experimentar el amor verdadero. No obstante, y aunque a Jimmy también le atrae la rebeldía de Fisher, no está claro que comparta su afecto. La directora estadounidense asegura que las diferencias entre clases sociales, los valores y la corrupción son temas concebidos a mediados del siglo pasado que, desgraciadamente, pueden ser aplicados a los albores del siglo XXI porque se trata de parte de la condición humana. La honestidad y la corrupción son valores que siempre están en conflicto, apostilla Jodie Markell, quien promete continuar en la dirección de nuevas películas para seguir la estela de los grandes nombres que ella idolatra: Kazan, Scorsese y Buñuel. Confesó que del director español le encanta El ángel exterminador.
La violencia de las favelas
Tom Schreiber presentó en Valladolid su segundo largometraje, Dr. Alemán, en el que utiliza la ciudad colombiana de Cali como escenario principal de su narración. En el filme, la sala de operaciones del hospital de Cali se parece a una zona de guerra: la mayoría de sus pacientes han sido heridos con armas blancas o por disparos de pistola en refriegas callejeras.
Un joven médico alemán, que procede de una familia tradicional de doctores, desatiende las palabras de advertencia de sus superiores y se dirige hacia una de las barriadas más marginales del país sudamericano en busca de emociones.
Allí traba amistad con los niños de una cuadrilla y, además, se enamora de la regente de un puesto de mercado. Su nueva vida, en la que las drogas y los encuentros peligrosos se entremezclan a diario, le distancia de sus colegas en el hospital y de la familia anfitriona. Pero él considera que no hay nada mejor que la escuela de la vida real.
El director alemán, que intenta reflejar la violencia de la sociedad en el mundo de las favelas, basa su película en un episodio real protagonizado por un amigo suyo que se trasladó desde Berlín a Colombia para realizar prácticas como médico. En su afán por aproximarse a la realidad de los suburbios incorpora a personajes que existen de verdad, como ese asesino despiadado al que todos llaman El juez.