Un médico acusado de abusos justifica sus tocamientos
01/10/2010 - 09:45
Por: EUROPA PRESS
Según el propio acusado, el doctor Miguel Ángel Lobo, las siete pacientes a las que presuntamente abusó entre 2002 y 2004 buscan culpables que no existen al sentirse violentas con los tratamientos físicos.
De esta forma se excusó hoy el médico durante el juicio, en la Audiencia Provincial de Madrid, que alegó que en sus consultas de rehabilitación se generaba carga erótica, fruto de los masajes que tenía que aplicar a las pacientes. Sin embargo, según las mujeres, estos masajes se desviaban y en lugar de centrarse en las cervicales o los brazos terminaban en sus genitales, alegando que las rehabilitaciones exigían un trabajo completo.
En el momento de los hechos el médico trabajaba en el centro de salud Federica Monseny, de la Avenida de la Albufera de Madrid, en Puente de Vallecas. Allí, según el relato de las víctimas pasaba consulta sin registrar las citas en el mostrador para poder tratar a sus pacientes a puerta cerrada, sin la presencia de ninguna enfermera. Entonces, las tumbaba en la camilla semi desnudas y procedía a masajearlas, pero cuando se ponían tensas les recomendaba ejercicios de relajación y se colocaba junto a ellas, donde les rozaba sus partes íntimas. Fruto de estas acciones inusuales, comenzaron a proliferar las denuncias contra él, por lo que se le suspendió de empleo y sueldo durante seis meses, aunque ya ha vuelto a pasar consulta en el Hospital de Vallecas Infanta Leonor, inaugurado el pasado mes de enero. Ayer comenzó el juicio por los hechos en la Audiencia Provincial de Madrid, donde la Fiscalía solicitó para el acusado 10 años y medio de cárcel, 18 meses por cada delito, y el pago de una indemnización de 4.000 euros por daños morales para cada víctima.
En el momento de los hechos el médico trabajaba en el centro de salud Federica Monseny, de la Avenida de la Albufera de Madrid, en Puente de Vallecas. Allí, según el relato de las víctimas pasaba consulta sin registrar las citas en el mostrador para poder tratar a sus pacientes a puerta cerrada, sin la presencia de ninguna enfermera. Entonces, las tumbaba en la camilla semi desnudas y procedía a masajearlas, pero cuando se ponían tensas les recomendaba ejercicios de relajación y se colocaba junto a ellas, donde les rozaba sus partes íntimas. Fruto de estas acciones inusuales, comenzaron a proliferar las denuncias contra él, por lo que se le suspendió de empleo y sueldo durante seis meses, aunque ya ha vuelto a pasar consulta en el Hospital de Vallecas Infanta Leonor, inaugurado el pasado mes de enero. Ayer comenzó el juicio por los hechos en la Audiencia Provincial de Madrid, donde la Fiscalía solicitó para el acusado 10 años y medio de cárcel, 18 meses por cada delito, y el pago de una indemnización de 4.000 euros por daños morales para cada víctima.