Un tercio de las etiquetas de los envases son ambigüas
01/10/2010 - 09:45
Por: Redacción
Hacer la compra puede devenir en ejercicio de ciencia-ficción. De los bífidus activos se pasó al omega-3 y de ahí al tonalín, al benecol y al vidalim, al regula plus, al pronutris, sveltia, actioleo ... y a un surtido abstruso de ingredientes raros con supuestos beneficios para la salud, la silueta o el tránsito intestinal.
Es el desbordante mundo del etiquetado de fantasía, que ataca al consumidor desde los envases de yogures, galletas, fiambres, platos preparados y demás oferta del sector alimentario. Un tercio de las etiquetas son ambiguas o directamente engañosas y no dan lo que prometen, pero estos supuestos alimentos funcionales son mucho más caros que sus iguales sin plus.Un estudio de la Confederación de Organizaciones de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu) presentado ayer carga contra el uso engañoso de la publicidad y el incumplimiento de la normativa sobre etiquetado. El trabajo analiza 448 etiquetas de otros tantos artículos alimentarios y deja claro de entrada que no existen riesgos para el consumidor. Se trata dicen sus responsables- de productos seguros que pasan todos los controles de la cadena alimentaria. Pero se trata también de que a uno no le den gato por liebre y se lo cobren, además, a precio de merluza fresca. Porque detrás de mensajes como bajo en sal, sin azúcar, rico en fibras, ideal para tu dieta, el placer de cuidarte, vive sano, etc. etc. se esconde un notable aumento de precio.
146% más caro
Los alimentos etiquetados con mensaje pueden encarecerse hasta un 130% respecto de los productos convencionales. Las galletas pueden ser hasta un 184,3% más caras si dicen ayudarte a vivir mejor que si son sólo galletas. Las margarinas, un 146,7% más caras y la leche un 55% más costosa que la que no lleva ni vitaminas ni nada más que leche. Los productores cuentan con que los consumidores están dispuestos a pagar más por algo que creen que pueden repercutir en bien de su salud, explica Yolanda Quintana, responsable del informe de Ceaccu.
La panoplia de etiquetas fantasiosas es amplia y va desde las declaraciones ambiguas y no comprobables activa tus defensas cada día, te ayuda a controlar el peso de forma natural, con efecto antioxidante- a otras que inducen a error o son directamente falsas, 0% sin colesterol y otras similares. También hay mensajes incompletos, que no detallan qué cantidad es necesaria para alcanzar determinada ventaja, y alegaciones genéricas que sugieren supuestos beneficios sin concretar, imágenes de corazones latiendo, siluetas estilizadas y demás símbolos de felicidad y bienestar.
146% más caro
Los alimentos etiquetados con mensaje pueden encarecerse hasta un 130% respecto de los productos convencionales. Las galletas pueden ser hasta un 184,3% más caras si dicen ayudarte a vivir mejor que si son sólo galletas. Las margarinas, un 146,7% más caras y la leche un 55% más costosa que la que no lleva ni vitaminas ni nada más que leche. Los productores cuentan con que los consumidores están dispuestos a pagar más por algo que creen que pueden repercutir en bien de su salud, explica Yolanda Quintana, responsable del informe de Ceaccu.
La panoplia de etiquetas fantasiosas es amplia y va desde las declaraciones ambiguas y no comprobables activa tus defensas cada día, te ayuda a controlar el peso de forma natural, con efecto antioxidante- a otras que inducen a error o son directamente falsas, 0% sin colesterol y otras similares. También hay mensajes incompletos, que no detallan qué cantidad es necesaria para alcanzar determinada ventaja, y alegaciones genéricas que sugieren supuestos beneficios sin concretar, imágenes de corazones latiendo, siluetas estilizadas y demás símbolos de felicidad y bienestar.