Una generación para poder universalizar los servicios básicos

01/10/2010 - 09:45 Hemeroteca

Por: EUROPA PRESS
El Índice de Oportunidades Humanas (IOH) en América Latina y el Caribe (ALC) de 2010, que refleja en qué medida influyen las circunstancias personales en la probabilidad de que un niño acceda a los servicios básicos para tener éxito en la vida, muestra que esta región ha avanzado hacia el objetivo de abrir a todos la puerta al desarrollo pero que al ritmo actual habrá que esperar una generación para que se universalice el acceso a servicios como la educación, el agua potable o la electricidad.
Además, desde la perspectiva de la equidad, los países de ALC están muy lejos del mundo desarrollado y las disparidades en el interior de los países son también amplias y apenas convergen, según el informe, publicado este jueves y elaborado por un grupo de investigadores latinoamericanos con el apoyo del Banco Mundial (BM).
Aunque el IOH ha ido mejorando en la región, lo ha hecho con “lentas y marcadas diferencias entre países”, según el estudio. Desde 1995 el crecimiento ha sido de un 1 por ciento anual, un ritmo “insuficiente” ya que, por ejemplo, los países de Centroamérica tardarán 37 años en lograr la universalización de los servicios básicos en educación y vivienda. Aun así, durante los últimos quince años todos los países de ALC han aumentado las oportunidades que dan a los niños, y la mejora más acelerada se ha dado en México. Actualmente, el país con un IOH más alto es Chile (95 de 100), seguido de Uruguay, México, Costa Rica, Venezuela --estos cinco con modelos de desarrollo muy diferentes--, Argentina, Jamaica, Ecuador, Colombia y Brasil. Por debajo de la media regional (77) se sitúan República Dominicana, Paraguay, Panamá, Perú, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras (51).
A algunos países les va muy bien en unos servicios pero no en otros. Así, Jamaica tiene el IOH más alto en educación pero se sitúa en un puesto medio en vivienda, y los niños de ALC tienen más posibilidades de estar matriculados en una escuela que de terminar el sexto curso a tiempo (lo que indica, según los autores, que la asistencia a clase no garantiza el aprendizaje).
Al comparar los países de ALC con naciones desarrolladas de otras partes del mundo, se descubre que incluso los que obtienen mejores puntuaciones en el ámbito de la educación --según el Programa Internacional de Evaluación del Estudiante (PISA) de la OCDE-- se encuentran muy por debajo de los países europeos y norteamericanos peor situados en el ranking.

Los autores del IOH explican que esta brecha no se debe sólo a que los países avanzados proveen más servicios educativos, sino también a la forma “relativamente injusta” en que se distribuyen estos servicios en ALC, donde los niños obtienen mejores resultados en las pruebas del PISA cuanto más rica es su familia.

En cuanto a los servicios de vivienda, la región “tiene mucho por hacer”, dice el informe, ya que la oportunidad de vivir en una casa con servicios sanitarios o sin hacinamiento depende mucho de las circunstancias personales. En ambos aspectos, sólo unos pocos países superan la puntuación media europea, y esto también se debe a una distribución injusta en aquella región, más que a una mayor cobertura en Europa.

DENTRO DE CADA PAÍS

También dentro de cada territorio nacional hay situaciones muy distintas. Por ejemplo, el archipiélago de Tierra de Fuego (en el extremo meridional de América del Sur) posee el mejor IOH de toda la región (96), mientras que en el extremo contrario se sitúa la costa atlántica de Nicaragua (29).

Por otro lado, todas las capitales nacionales obtienen mejores puntuaciones que el resto de sus respectivos países, y la diferencia es mayor cuanto más bajo sea el nivel de IOH a nivel nacional.

Aunque hay señales de convergencia, es un proceso lento, asegura el informe, que precisa que las regiones más atrasadas tienden a mejorar más rápidamente en cuanto a proveer oportunidades a sus poblaciones.

Por último, cuanto más grande sea el país o más descentralizado esté, mayor es la dispersión del IOH entre sus regiones. Aunque los autores consideran que la descentralización parece haber ayudado a reducir la inequidad regional, creen que ha sido más eficaz en educación que en vivienda.