Una muestra explora el influjo de Sevilla en Velázquez
01/10/2010 - 09:45
El genio de Diego Velázquez refuerza su vínculo con Sevilla a través de una exposición organizada por la Fundación Focus Abengoa en la capital hispalense, en la que se desvela la revolución que supuso para el mundo de la pintura a través de algunas de sus obras más importantes, como Santa Rufina o Imposición de la Casulla a San Ildefonso, y de artistas coetáneos, como Martínez Montañés, Murillo o Cavarozzi.
La muestra supone además la apertura al público de la colección permanente del Centro de Investigación Velázquez, institución creada para divulgar el estudio de la obra del pintor sevillano y contribuir a difundir los valores patrimoniales de uno de los períodos de mayor efervescencia artística de Sevilla, una época en la que Andalucía fue referente para toda Europa. La exposición, que se inauguró el lunes en pleno centro de la Sevilla barroca, en el Hospital de los Venerables, recoge dos obras del pintor sevillano y 13 de algunos de sus contemporáneos, según explicó la delegada de Cultura del Ayuntamiento hispalense, Maribel Montaño. Explicó además que el proyecto surgió hace un año, cuando el consistorio adquirió en una subasta en Londres con la ayuda de Focus Abengoael cuadro Santa Rufina.
A esta obra se han sumado unos acompañantes de lujo y excepción, cedidos entre otros por el Museo Nacional del Prado de Madrid y el Arzobispado de Sevilla, a los que agradeció su enormemente generosa contribución, ya que obras como Santa Catalina o Santa Inés ambos de Francisco Pacheco, mentor de Velázquez han sido cedidas por cinco años.
El asesor científico del Centro de Investigación Velázquez, Benito Navarrete, explicó que el objetivo de la muestra es plantear, con una cuidada puesta en escena, cómo el pintor sevillano salta del taller de Pacheco hacia el realismo y el naturalismo, acercándose a la belleza de lo real. Destacó además la atención de Velázquez por el retrato a lo divino, que se ejemplifica tanto en Santa Rufina como en Imposición de la Casulla a San Ildefonso.
Asimismo, Navarrete subrayó la implicación de la propia capital hispalense en esa trayectoria del pintor, ya que no se puede entender Velázquez sin Sevilla. Recordó que en esa época la ciudad era «puerto y puerta de Indias» y era una de las ciudades más pujantes de Europa. Esta visión de la urbe queda reflejada en uno de los primeros lienzos que descubre el visitante, el anónimo flamenco del siglo XVII Vista de Sevilla, que el Centro adquirió hace unos meses y que quizá sea la más importante que se hizo nunca sobre la ciudad y su transformación urbana.
A esta obra se han sumado unos acompañantes de lujo y excepción, cedidos entre otros por el Museo Nacional del Prado de Madrid y el Arzobispado de Sevilla, a los que agradeció su enormemente generosa contribución, ya que obras como Santa Catalina o Santa Inés ambos de Francisco Pacheco, mentor de Velázquez han sido cedidas por cinco años.
El asesor científico del Centro de Investigación Velázquez, Benito Navarrete, explicó que el objetivo de la muestra es plantear, con una cuidada puesta en escena, cómo el pintor sevillano salta del taller de Pacheco hacia el realismo y el naturalismo, acercándose a la belleza de lo real. Destacó además la atención de Velázquez por el retrato a lo divino, que se ejemplifica tanto en Santa Rufina como en Imposición de la Casulla a San Ildefonso.
Asimismo, Navarrete subrayó la implicación de la propia capital hispalense en esa trayectoria del pintor, ya que no se puede entender Velázquez sin Sevilla. Recordó que en esa época la ciudad era «puerto y puerta de Indias» y era una de las ciudades más pujantes de Europa. Esta visión de la urbe queda reflejada en uno de los primeros lienzos que descubre el visitante, el anónimo flamenco del siglo XVII Vista de Sevilla, que el Centro adquirió hace unos meses y que quizá sea la más importante que se hizo nunca sobre la ciudad y su transformación urbana.